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Lo único que de verdad preocupa a los ricos
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desde el crac de 2007-2008

Lo único que de verdad preocupa a los ricos

Tienen tanto que necesitan una empresa especializada para gestionar su fortuna, pero lo que más les quita el sueño no se puede comprar

Foto: Sus problemas no son tan diferentes. (iStock)
Sus problemas no son tan diferentes. (iStock)

Los súper ricos, esos seres más allá del bien y del mal, que pueden planear a años vista o improvisar de las formas más locas y extravagantes si les da la gana, esa raza aparte que no tiene nada en común con el resto… ¿O sí?

El prestigioso empresario de las finanzas Frank Lyon Polk III (si tu nombre lleva un número de orden, nunca tienes que esperar colas) lo ha explicado en una entrevista al comunicador Skiddy von Stade, en una serie de vídeos con líderes y expertos del mundo de la empresa reseñada en 'Business Insider'.

A partir de la crisis, se empezó a notar un cambio de mentalidad. La prioridad de los ricos dejó de ser solo invertir para ganar más dinero

Podemos decir que Polk se dedica a asesorar sobre todo a personas tan ricas que no podrían manejar su dinero por sí mismos. El eslogan de su negocio es "De todo para unos pocos". Su madre es demócrata y su padre republicano, pero él tiene claro que jamás se dedicaría a la política. Mala época para pensar en el bien común, mejor ofrecer mucho... a unos pocos.

La familia es lo primero

Para Polk, la clave del éxito de su negocio es, quizá, el hecho de que cada persona de la compañía, Polk Wealth Management Group (PWM) —perteneciente a la división de Gestión de Fortunas Personales de Morgan Stanley—, dieciocho trabajadores en total, se encarga de una cosa muy concreta en la que es especialista. Y tienen a un miembro del equipo que se centra en las dinámicas familiares.

Dice que a partir de 2007-2008, con la crisis, se empezó a notar un cambio de mentalidad. Los súper ricos entendieron que necesitaban gente que estuviera el cien por cien del tiempo cuidándolos y la prioridad dejó de ser solo averiguar dónde y cómo invertir para ganar más y más dinero. Querían saber cómo manejarlo para lograr una vida familiar mejor, especialmente en cuanto a la educación de sus hijos, no “malcriarlos”.

El gurú relaciona esta preocupación, además de con el último crac mundial, con la transparencia de internet. Antes era más fácil gestionar la riqueza propia y decidir cuánto necesitaba la familia sin interferencias externas, ahora los chicos pueden averiguar cuánto dinero tienen los demás o cuánto vale lo que poseen ellos con unos minutos de Google.

Polk habla de su propia infancia en la entrevista, pasaba el tiempo jugando al hockey sobre hielo y al fútbol —definitivamente, era la era pre-Google— y tiene conexiones con la altísima política de EEUU por parte de padre y de madre: está emparentado con dos presidentes del país, James Buchanan y James Polk. A él le interesaban las acciones y ahora controla a través de PWM más de 10.000 millones de dólares en activos de las personas más ricas del mundo, repartidas en negocios, rentas familiares, fundaciones

En la empresa de Polk tienen a un miembro del equipo centrado exclusivamente en dinámicas familiares

Imaginamos que es muy difícil en ese contexto educar a los hijos para centrarse en valores tradicionales para las grandes fortunas antiguas, como el trabajo, el apoyo familiar o el buen nombre. O simplemente para que los vástagos no se conviertan en egomaníacos intratables, o en caricaturas de sí mismos que piensen que solo valen lo que cuesta su bolso o sus gafas de sol, como los famosos 'Niños ricos de Instagram'.

Si tienes lo justo para ir tirando y tu principal preocupación es cómo llevar tu matrimonio o cómo educar a tus hijos para que sean autónomos y felices sin convertirse en pequeños dictadores, hay al menos una cosa en la que eres igual que los súper ricos.

Los súper ricos, esos seres más allá del bien y del mal, que pueden planear a años vista o improvisar de las formas más locas y extravagantes si les da la gana, esa raza aparte que no tiene nada en común con el resto… ¿O sí?

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