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La trampa de la industria para que comas azúcar sin saberlo: así lo ocultan
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casi uno de cada tres productos la contiene

La trampa de la industria para que comas azúcar sin saberlo: así lo ocultan

EEUU estrenará una nueva normativa de etiquetado en la que se obliga a desglosar los “azúcares añadidos” del contenido de azúcares totales. Pero aquí ¿cómo los distinguimos?

Foto: No es una alimento que consideremos dulce, pero lo más seguro es que tenga azúcares añadidos. (iStock)
No es una alimento que consideremos dulce, pero lo más seguro es que tenga azúcares añadidos. (iStock)

Hoy todos sabemos que consumir demasiado azúcar no es bueno para la salud pero, aunque parezca mentira, es una idea relativamente nueva, que no ha acabado de asentarse por completo (y con la gravedad necesaria) en nuestras cabezas.

Como explicaron recientemente los doctores Barry M. Popkin y Corinna Hawkes en un artículo en 'The Lancet', “en los últimos 25 años hemos vivido una revolución en el entendimiento del efecto de los endulzantes calóricos (incluido el azúcar) en el aporte de energía, la obesidad y la diabetes”.

Según las investigadoras, aunque la relación entre el consumo de azúcar y el control de la insulina se conoce desde los años 20, los avisos para considerar a ésta como un peligro para la salud fueron ignorados por la mayoría de profesionales médicos en los 50 y los 60. Hoy nadie duda que el aumento del consumo de azúcares añadidos ha conducido a un incremento sin parangón en la prevalencia de la obesidad y otros problemas metabólicos, especialmente la diabetes. Pero ¿estamos tomándonos el problema realmente en serio?

El 75% del azúcar está invisibilizado en los alimentos procesados. Mucha gente no sabe que dentro del tomate frito o del caldo de pollo hay azúcar

Según Popkin y Hawkes, no. El 74% de los productos alimenticios que se venden en EEUU contienen algún tipo de endulzante y, aunque el problema es más grave en aquel país, las doctoras creen que “en ausencia de intervenciones, el resto del mundo se moverá hacia esta omnipresencia de azúcares añadidos en los alimentos”.

Hay gobiernos, no obstante, que se están empezando a tomar el asunto en serio. Reino Unido fue el último gran país en anunciar un gravamen sobre las bebidas azucaradas, una medida que ya se aplica en países como Dinamarca, Finlandia, Francia, México o Hungría. Según las investigadoras, aunque los efectos a largo plazo de estas iniciativas son todavía difíciles de prever, en los países en que se ha aplicado un impuesto a los refrescos o las comidas con azúcares añadidos, su consumo se ha reducido y, lo que es más importante, se ha obligado a las compañías a reformular sus preparados.

Pero hay otra medida muy importante que no se aplica en muchos países, y cuyo impacto puede ser decisivo: indicar claramente qué productos contienen azúcar.

Foto: Michael Moss. (Daniel Sheenan)

El azúcar invisible

Según el reglamento europeo 1169/2011, los fabricantes de alimentos deben declarar el contenido de azúcares de los productos en su tabla nutricional, desglosando esta parte de los hidratos de carbono. Pero numerosos expertos consideran esto insuficiente.

“La gente cuando piensa que consume azúcar es cuando va a tomar un café, coge el azucarillo, y lo echa”, explicó a El Confidencial Javier Guzmán, director de VSF Justicia Alimentaria Global, “pero el 75% del azúcar está invisibilizado en los alimentos procesados. Mucha gente no sabe que dentro del tomate frito, el caldo de pollo o los pepinillos hay azúcar”.

EEUU empezará a distinguir los azúcares añadidos del contenido total de estos

El pasado viernes, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) anunció una nueva normativa de etiquetado que obligara a la industria a desglosar los “azúcares añadidos” del contenido de azúcares totales (que es el que se indica hasta ahora, en EEUU y en Europa). El cambio, que será efectivo en 2018, está destinado a distinguir los azúcares presentes de forma natural en la comida (como el azúcar de la leche en un yogur normal) de los que se añaden en el procesado para impulsar sabores (como el “jarabe de glucosa y fructosa” que puede encontrarse en muchos yogures de sabores).

La medida ha sido acogida con aplausos por muchas asociaciones y profesionales médicos, pero el recelo de gran parte de la industria alimentaria, que insiste en que, en términos nutricionales, no existe diferencia entre azúcares ambos tipos de azúcares. Pero el problema, según los defensores de medidas como esta, no es tanto la diferencia entre ambos tipos de endulzantes, sino más bien la dificultad que entraña para los consumidores saber que muchos de los ingredientes de nuestra comida no son más que diversas formas de azúcar.

“Puedes pensar que es fácil averiguar si el fabricante de alimentos a añadido azúcar a tu comida, pero no siempre es así”, asegura Margot Sanger-Katz en un artículo publicado en 'The New York Times' en referencia al nuevo etiquetado. “Aunque algunas comidas incluyen 'azúcar' entre sus ingredientes, la mayoría usa palabras distintas para productos que son nutricionalmente similares. La mayoría de vosotros habréis oído a hablar del jarabe de maíz alto en fructosa, un tipo de azúcar elaborado a partir de maíz procesado. Pero hay también cosas como el 'jugo evaporado de caña' en el yogur, y el 'jarabe de arroz' o el 'flo-malta', que son menos obvias pero se refieren a la misma cosa”.

Son azúcar también todos los zumos concentrados, de los que se ha extraído practicamente todo lo que no es azúcar, y que se añaden a numerosos productos

Según ha explicado Popkin al medio estadounidense, toda esta amplia variedad de azúcares no están diseñadas para confundir a los consumidores. Muchos de ellos sirven para dar texturas y sabores distintos a los productos, según su modo de elaboración. Y la diferencia de precio entre los distintos ingredientes es elevada, lo que influye enormemente a la hora de escoger uno u otro producto. Pero de lo que no cabe duda es de que son, simple y llanamente, azúcar.

Son azúcar también todos los zumos concentrados, de los que se ha extraído practicamente todo lo que no es azúcar, y que se añaden a numerosos productos. Muchos alimentos aparentemente naturales contienen cosas como “zumo de manzana concentrado”. Eso también es azúcar.

Según Popkin el nuevo etiquetado “va a sorprender realmente a la gente que va a las tiendas de alimentación natural y va a ver que toda la comida que estaba comprando estaba llena de azúcar añadido. Está llena de zumos de fruta concentrados, que la gente piensa que es siempre algo bueno”.

Al margen de los zumos concentrados (que deben considerarse también azúcar, pero harían la lista interminable), estos son los ingredientes de la comida que, según Popkin y Hawkes, pueden traducirse sencillamente como “azúcar añadido” (y no son pocos):

  1. Zumo de agave
  2. Néctar de agave
  3. Savia de agave
  4. Jaraba de agave
  5. Azúcar de remolacha
  6. Jarabe de arroz integral
  7. Azúcar moreno
  8. Jugo de caña
  9. Caña de azúcares
  10. Jarabe de caña
  11. Clintose
  12. Azúcar glas en polvo
  13. Azúcar glas
  14. Jarabe de glucosa de maíz
  15. Maíz dulce
  16. Edulcorante de maíz
  17. Jarabe de maíz
  18. Azúcar de datil
  19. Dextrosa
  20. Drimol
  21. Drisweet
  22. Edulcorante de pasas
  23. Lactosa comestible
  24. Flo-malt
  25. Fructosa
  26. Edulcorante de fructosa
  27. Azúcar glas vidriada
  28. Miel de caña
  29. Sirope de goma
  30. Edulcorante granular
  31. Azúcar granulada
  32. Jarabe de maíz alto en fructosa
  33. Miel
  34. Honi-bake
  35. Honi-flake
  36. Azúcar invertido
  37. Isoglucosa
  38. Isomaltulosa
  39. Kona-ame
  40. Lactosa
  41. Educltorante líquido
  42. Malta
  43. Edulcorante de malta
  44. Maltosa
  45. Arce
  46. Azúcar de arce
  47. sirope de arce
  48. Mizu-ame
  49. Melaza
  50. Nulomoline
  51. Azúcar en polvo
  52. Jarabe de arroz
  53. Sorgo
  54. Jarabe de sorgo
  55. Edulcorantes de almidón
  56. Azúcar de caña integral (Sucanat)
  57. Sacarosa
  58. Sucrovert
  59. Remolacha azucarera
  60. Azúcar de mesa
  61. Trehalosa
  62. Azúcar turbinado
  63. Versatose

Hoy todos sabemos que consumir demasiado azúcar no es bueno para la salud pero, aunque parezca mentira, es una idea relativamente nueva, que no ha acabado de asentarse por completo (y con la gravedad necesaria) en nuestras cabezas.

Obesidad The Lancet
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