El libro que Zuckerberg cree que deberías leer y que ha arrasado en China
Aunque sus recomendaciones habituales son ensayos sobre economía y sociología, el CEO de Facebook se ha decantado por una novela de ficción científica para su club de lectura
Durante años, Bill Gates se convirtió en uno de los grandes prescriptores literarios de Estados Unidos. Aparecer en su blog 'Gates Notes' garantizaba a cualquier libro que sus ventas se disparasen. Buen ejemplo de ello es la reedición de 'Business Adventures', una recopilación de doce artículos publicados por John Brooke en el 'New Yorker' y que Warren Buffett también admira. Ahora, Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, ha recogido su testigo.
El joven retratado en 'La red social' impulsó a comienzos de este año la comunidad A Year on Books, con la que se comprometía a leer y comentar un libro cada dos semanas. Como era previsible, muchos de los volúmenes son ensayos económicos o tecnológicos, de 'Por qué fracasan los países' (Booket), de Daron Acemoglu y James A. Robinson a 'El color de la justicia: la nueva segregación racial en Estados Unidos' (Capitán Swing), de Michelle Alexander, pasando por 'De animales a dioses' (Debate), de Yuval Harari, a quien El Confidencial entrevistó.
Sin embargo, un libro ha roto la dinámica habitual. Se trata de 'El problema de los tres cuerpos', una novela de ciencia-ficción que ganó este año el máximo galardón en los Premios Hugo. Su autor es Cixin Liu, que trabaja como ingeniero en la central energética estatal de la provincia de Shanxi y que, en sus ratos libres, se ha convertido en uno de los grandes autores de ficción científica del mundo. Algunos de sus relatos han sido editados en español por Terra Nova en volúmenes recopilatorios como 'Terra Nova 3'.
Oriente se alza
Zuckerberg dice del libro que “se ha hecho tan popular que se está rodando una película de Hollywood basada en él”. Es cierto, pero sólo en parte. Se trata de una producción china con fecha de estreno para julio de 2016 que cuenta con Feng Shaofeng ('El último lobo', de Jean-Jacques Annaud) y Zhang Jingchu ('Misión imposible: nación secreta'). De lo que no cabe ninguna duda es que la ciencia-ficción está viviendo una nueva era de esplendor en China. Cada una de las tres partes de la trilogía que compone 'El problema de los tres cuerpos', 'El bosque oscuro' y 'El final de la muerte' (llamada 'Recuerdo del pasado de la Tierra') ha vendido más de medio millón de copias en su país natal y ha sido traducido a multitud de idiomas… Aunque aún no al español.
No sólo eso, sino que basta con echar un vistazo a la taquilla internacional para darse cuenta de que el chino es un mercado cada vez más suculento. Por eso películas de la saga 'Transformers' o del universo Marvel han introducido o piensan presentar personajes de origen asiático y amenazas a escala global. Durante años, como explica un perfil de Cixin publicado en 'The New York Times', la ciencia-ficción había servido para popularizar la ciencia desde el Estado socialista. Sin embargo, las últimas tres décadas fue un género perseguido al “difundir la pseudociencia y promover ideas capitalistas decadentes”.
La historia recuerda a la clase de reflexión científica que se realizaba durante los años 50 y 60, en la época en que diseñó el 'american way of life'
Hoy en día, el éxito de estas novelas dice mucho del momento histórico en el que se encuentra China, y que el propio autor compara con los años 50 y 60 en EEUU, el período de esplendor de la ciencia-ficción clásica y también el momento del desarrollo del 'american way of life' y la economía americana, lo que provocaba un mayor optimismo por el futuro. “A los ojos de la gente, el futuro está lleno de atracciones, tentaciones y esperanza. Pero al mismo tiempo, también lo está de amenazas y retos. Eso lo convierte en un suelo muy fértil”. Muchos han comparado a Cixin con Arthur C. Clarke, el autor de '2001. Una odisea en el espacio', que de hecho publicó la mayor parte de sus obras en los 50 y los 60.
¿Una parábola sobre China?
La primera parte de la trilogía recibe su nombre de un problema clásico de la mecánica y la física, que se pregunta por lo que ocurre cuando un tercer objeto irrumpe en el movimiento de dos masas con una interacción gravitacional estable, lo que causa que su influencia sea impredecible. La novela está ambientada en la China de los años que siguieron a la Revolución Cultural, cuando la joven astrofísica Ye Wenjie empieza a trabajar en Construction Corps antes de encabezar una revolución contra la ciencia, y el físico Wang Maio comienza a investigar una serie de extraños suicidios entre científicos. Ahí entran en juego los trisolarianos, una civilización alienígena al borde de la desaparición que planea invadir la Tierra, lo que dividirá la sociedad china.
Cuando la ciencia-ficción occidental se pregunta por los problemas de la superpoblación o la vida en un mundo virtual, la china lo hace sobre invasiones alien
Es tentador (y facilón, todo sea dicho) interpretar el argumento a partir de la realidad política china. ¿Son los trisolarianos los países capitalistas, dispuestos a implantar el mercado libre en China? ¿Representa Wenjie el conservadurismo comunista, o es Maio? Lo que parece más cabal es reflexionar sobre cómo en un momento en el que la mayor parte de ciencia-ficción occidental hace frente a problemas como la superpoblación ('Guerra mundial Z' de Max Brooks) o el estatuto de la realidad en el mundo moderno ('All you need is kill' de Hiroshi Sakurazaka), novelas como esta presentan los mismos temas que la ciencia-ficción pasada. En concreto, el problema de la invasión alien (el contacto con el Otro), tan vigente en momentos de desarrollo económico y apertura al resto del mundo.
Durante años, Bill Gates se convirtió en uno de los grandes prescriptores literarios de Estados Unidos. Aparecer en su blog 'Gates Notes' garantizaba a cualquier libro que sus ventas se disparasen. Buen ejemplo de ello es la reedición de 'Business Adventures', una recopilación de doce artículos publicados por John Brooke en el 'New Yorker' y que Warren Buffett también admira. Ahora, Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, ha recogido su testigo.