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Los cinco cambios que definirán el futuro del trabajo (si queda algo)
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Los cinco cambios que definirán el futuro del trabajo (si queda algo)

Jacob Morgan es una de las personas que ha estudiado con mayor profundidad cuál será el futuro del empleo y su visión es relativamente optimista

Foto: ¿Habrá en el futuro trabajo suficiente para todos? (iStock)
¿Habrá en el futuro trabajo suficiente para todos? (iStock)

Con más de un 20% de paro, cientos de oficios condenados a la extinción y un desarrollo demográfico difícilmente sostenible, hablar del futuro del trabajo puede acabar amargándote el día. Hay quien da por hecho que el mercado laboral va a dejar de producir empleos y sólo medidas como una Renta Básica Universal librarán a gran parte de la ciudadanía de la pobreza, pero hay también quien piensa que las empresas y trabajadores acabarán reinventándose para adaptarse a la nueva situación.

Está última idea es la que defiende Jacob Morgan, autor de 'The Future of Work' (Wiley), un libro en el que trata de definir cómo serán las empresas, los trabajadores y el mercado laboral de las próximas décadas. Aunque Morgan se define a sí mismo como “futurista” –lo que suele implicar ser también “tecnoptimista”– sabe perfectamente que en los años venideros el desempleo será un importante problema y reinventarse no será fácil. Pero hay una salida, asegura, y así se lo ha explicado a El Confidencial.

PREGUNTAS. En su libro define cinco tendencias que definirán el futuro del trabajo. ¿Cuáles son?

RESPUESTA. 1. La movilidad, pues mientras tengas acceso a internet puedes acceder a cualquier cosa, independientemente de dónde estés. 2. La globalización, pues vivimos en un mundo en que no existen límites de ningún tipo. La cultura a la que perteneces, la moneda en que operas y el lugar donde vives dejarán de importar. 3. Los nuevos comportamientos, pues cada vez estamos más cómodos viviendo una vida pública. Nos comunicamos de forma distinta, colaboramos, compartimos, aprendemos… 4. La llegada de los 'millenials', que serán el 50% de la fuerza de trabajo en 2020 y el 75% en 2025, una generación que no sabe lo que es recibir 200 mensajes de correo electrónico y viajar una hora para ir y volver al trabajo. 5. Las nuevas tecnologías: el 'big data', la nube, las plataformas colaborativas, el internet de las cosas…

P. Aunque siempre ha existido cierta tecnofobia, cada vez más gente piensa que la automatización acabará con demasiados trabajos. ¿Qué puede hacer la sociedad para enfrentarse a este desafío? Está claro que van a surgir nuevas profesiones pero ¿generarán los suficientes puestos de trabajo?

R. Hay un gran debate en torno a este asunto y parece incluso que existe una división entre ambas opiniones. Algunas personas creen que la tecnología siempre ha remplazado ciertos trabajos para sustituirlos por unos nuevos. Sin embargo, creo que es la primera vez que estamos viendo un crecimiento tan rápido de la tecnología con un impacto generalizado. Sólo los coches autónomos eliminarán millones de trabajos en todo el mundo. Me inclino más hacia el lado de los que piensan que la tecnología acabará con más trabajos de los que puede crear.

P. ¿Y qué vamos a a hacer con toda la gente que no encuentre trabajo y puede que no lo encuentre nunca?

R. Creo que esta gente tendrá que aprender nuevas habilidades y encontrar nuevos trabajos. Esta ha sido una batalla constante durante años, cuando aparecen nuevas tecnologías y remplazan trabajos la gente tiene que encontrar nuevas destrezas y nuevos empleos. La pregunta es la siguiente: ¿cuando la tecnología comience a asumir el control viviremos unas tasas de desempleo masivas? Ya veremos. Quizás si la tecnología se implementa de una forma gradual tendremos tiempo para ajustarnos, no estamos hablando de cambios que se den de un día para otro.

P. Siempre hablamos del emprendimiento como la mejor de las salidas, pero es casi imposible empezar un negocio si no cuentas con alguien que ponga el dinero. ¿No crees que solemos subestimar lo difícil que es montar una empresa?

R. Si estás pensando en crear un producto obviamente necesitarás hacer una inversión, pero incluso así hay formas de crear modelos y maquetas que se pueden utilizar para recaudar dinero. Muchos emprendedores recurren a sitios como Kickstarter o Indiegogo para obtener dinero. Y si estas pensando en empezar un negocio de servicios no tienes excusas. Yo empecé el mío sin ninguna inversión. Mi primer blog era un Wordpress gratuito. Tampoco cuesta dinero encontrar proyectos en sitios como Elance-odesk o Freelancer.com, Craiglist, y muchos otras páginas. Creo que nunca ha sido tan fácil fundar un negocio como hoy en día, aunque eso no significa que no tengas que ponerte a ello.

P. ¿Qué tipo de compañías no existirán en el futuro?

R. Aquellas que se nieguen a adaptarse y cambiar serán las primeras en desaparecer. Creo que las grandes empresas tendrán que aprender a operar como un conjunto de pequeñas compañías. ¿Qué empresas no existirán en el futuro? Aquellas que asuman que no necesitan desafiar el 'statu quo'.

P. ¿Veremos en los próximos años el hundimiento de grandes multinacionales?

R. No sé si podríamos llamarlo “hundimiento”, pero creo que el futuro del trabajo pasa por compañías más pequeñas, que sepan conectarse y adaptarse. Si las empresas quieren seguir siendo grandes tendrán que aprender a operar como muchas empresas pequeñas en vez de como una gigante. Creo que las organizaciones que se centren en crear un imperio monolítico fracasarán.

Tenemos que dejar de centrarnos en cuánto tiempo emplea la gente en realizar las tareas y fijarnos en cuál es de verdad el resultado final

P. El cambio en el trabajo también traerá un cambio en los líderes empresariales. ¿Cuáles cree que serán las características de los directivos exitosos del futuro?

R. En mi libro 'El futuro del trabajo' esbozo varias cualidades de los futuros ejecutivos que incluyen cosas como capacidad de liderazgo, comprensión de la tecnología y capacidad de adaptación al empleado del futuro.

P. Esas pueden ser cualidades de un buen líder, pero en muchas ocasiones las personas que alcanzan posiciones de liderazgo no tienen cualidades destacables, llegan a la cima sólo porque tienen los contactos adecuados. ¿No crees que muchas compañías fallan al premiar a los mejores y promocionan sólo a aquellos que logran aparentar que son los mejores?

R. Esto es totalmente cierto y es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las empresas. Es habitual colocar en posiciones de poder a personas inadecuadas. Nos fijamos en las personas que generan más dinero, trabajan más horas o tienen los mejores contactos. Pueden ser buenos empleados pero malísimos gestores.

P. La mentalidad del directivo tradicional parte de la idea de que sus empleados harán todo lo posible para trabajar menos y es por ello que hay que controlarles para que no lo hagan. ¿Siguen existiendo ejecutivos así?

R. Sí, claro, de hecho muchos directivos piensan esto porque es lo que se les ha enseñado. Es la idea en la que se basa el 'management' moderno. Tenemos que dejar de centrarnos en cuánto tiempo emplea la gente en realizar las tareas y fijarnos en cuál es de verdad el resultado final.

P. España es uno de los países europeos en los que la gente trabaja más tiempo pero en el que es menos productiva. ¿No deberíamos irnos a casa cuando tengamos el trabajo hecho? ¿Qué gana una compañía teniendo a la gente 10 horas en la oficina mirando Facebook? ¿Nadie se da cuenta de que esto es una estupidez?

R. Desafortunadamente, muchas empresas en todo el mundo tienen la mentalidad de que tienen que ver a sus trabajadores sentados viendo qué están haciendo. Todos sabemos que esto no es cierto. Como dices, un empleado puede estar fácilmente 12 horas al día en el trabajo y pasar seis de ellas viendo vídeos en YouTube, jugando y usando las redes sociales. El número de horas de trabajo es algo irrelevante. Este es el cambio de paradigma que tienen que hacer las empresas pero no es fácil porque todos estamos acostumbrados a trabajar en un horario fijo. Lo importante es que nos centremos en los 'outputs' y no en los 'inputs'.

P. ¿Cree que muchos ejecutivos evitan colaborar entre ellos y sus trabajadores sólo porque no quieren ceder poder?

R. Claro. La mentalidad de muchos empleados ha sido siempre “el conocimiento es poder”. Esto significa que si sé algo no voy a compartirlo porque puedes apropiarte de mis ideas. En las organizaciones que se centran en el rendimiento individual siempre ha ocurrido esto. Mira por ejemplo las empresas de finanzas. Todos los 'broker' compiten entre ellos. En un escenario de este tipo no hay ningún incentivo por colaborar.

No puedes hacer cosas como ofrecer una buena experiencia al consumidor si no has logrado antes que los trabajadores estén comprometidos con su trabajo

P. Precisamente ese es el tipo de organización que facilita un comportamiento poco ético (y las empresas de finanzas son de nuevo un buen ejemplo), pero al final todo el mundo gana mucha dinero. ¿Cómo se puede convencer entonces a los líderes empresariales de que una organización colaborativa es mejor para todo el mundo?

R. Lo importante es enseñarles cómo y por qué estos nuevos modelos van a beneficiarles. Hay muchísima investigación y muchos ejemplos que apoyan la colaboración. Sin embargo, no será posible convencer a todo el mundo, y aquellas empresas que no lo hagan desaparecerán.

P. En su libro explica que las compañías deben pensar antes en sus trabajadores que en sus clientes. La mayoría de los CEO piensan justo lo contrario o peor, pues piensan que lo primero son ellos. ¿Cómo se puede convencer a los líderes empresariales de que ofrecer buenas condiciones a los trabajadores es bueno para el negocio?

R. El cambio y la evolución vienen siempre desde dentro. No puedes hacer cosas como ofrecer una buena experiencia al consumidor si no has logrado antes que los trabajadores estén comprometidos con su trabajo. En mi libro menciono varias investigaciones que apoyan esta idea pero, para ser honesto, creo que es algo de sentido común. ¿Cómo podemos esperar que mejore la experiencia de nuestros clientes si la de nuestros empleados está por los suelos?

P. Está claro, pero la realidad es que una gran mayoría de la gente odia su trabajo, a su jefe e, incluso, a sus compañeros. ¿Cree que una persona puede ser feliz detestando su trabajo? ¿Por qué aceptamos esto como algo normal o, al menos, inevitable?

R. Esto es una realidad, de hecho una encuesta reciente de Gallup mostraba que el 87% de los empleados de todo el mundo no están comprometidos con su trabajo. Pero aún así muchas de estas personas son felices porque tienen amigos, familia, hobbies, etc. Se trata de un problema, claro, porque el trabajo es una parte importante de nuestras vidas. En cuanto a por qué la sociedad permite que esto suceda, no creo que sea una elección consciente. El poder siempre ha estado en manos de empresas que saben que sus trabajadores necesitan dinero y, normalmente, la única forma que tienen de ganarlo es trabajar en una gran compañía. Hoy estamos viendo como cambia esta estructura de poder. La gente puede obtener dinero en sitios como Kickstarter, trabajar en start-ups, hacerse autónoma, vender directamente sus productos en sitios como Etsy, conducir para Uber, alquilar sus casas en Airbnb… Por no hablar de las empresas que usan todo el rato sitios como LinkedIn para cazar empleados. Todo esto significa, básicamente, que la guerra por el talento es mayor que nunca y está forzando a las compañías a darse cuenta de que no pueden crear un entorno pensado en base a que la gente necesita trabajar para ellas, sino en la base de que la gente quiera trabajar para ellas.

Con más de un 20% de paro, cientos de oficios condenados a la extinción y un desarrollo demográfico difícilmente sostenible, hablar del futuro del trabajo puede acabar amargándote el día. Hay quien da por hecho que el mercado laboral va a dejar de producir empleos y sólo medidas como una Renta Básica Universal librarán a gran parte de la ciudadanía de la pobreza, pero hay también quien piensa que las empresas y trabajadores acabarán reinventándose para adaptarse a la nueva situación.

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