Las 11 cosas que aseguran la felicidad, según la OCDE (y así le va a España)
La OCDE presenta 'How´s Life', un completo informe que trata de averiguar cuál es el bienestar de los ciudadanos de sus países miembros. Pero ¿en qué consiste esta?
¿Qué elementos garantizan nuestro bienestar? El clásico “salud, dinero y amor” no va desencaminado: necesitamos satisfacer nuestras necesidades y estos tres elementos son imprescindibles para ello. Pero no son los únicos. Está claro que no existe la receta de la felicidad, pero cada vez hay un mayor consenso en torno a una lista común de ingredientes necesarios: 11 parámetros de los que realmente depende.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) acaba de presentar 'How´s life? 2015', la segunda edición del informe que utiliza para medir el bienestar de los ciudadanos de los países miembros, en los que recoge la información disponible sobre estas 11 variables. El objetivo del informe no es solo saber “cómo va la vida” de los ciudadanos de los países desarrollados, sino también qué diferencias existen entre género, edad y nivel socioeconómico.
Los autores del estudio aseguran que, de media, el bienestar de los ciudadanos de la OCDE ha crecido desde el último año que se realizó el informe (2009), pero hay aspectos que han empeorado, sobre todo en algunos países (entre otros, España).
Estas son las principales conclusiones del informe para cada uno de los parámetros del bienestar.
1. Renta y riqueza
Como apunta el informe, el dinero no da la felicidad, pero es necesario para satisfacer muchas de las necesidades básicas de la gente, desde la comida a la vivienda. El acceso al dinero, además, ofrece una seguridad ante los imprevistos que también es importante en nuestro bienestar, y nos da la libertad de poder escoger qué queremos hacer en nuestro tiempo libre.
En 2013, la renta media disponible de los ciudadanos de la OCDE (tras descontar impuestos) fue de 27.330 dólares. Pero, claro, la diferencia entre países es importante. Y España no ocupa una posición de la que podamos estar muy orgullosos.
Como asegura el informe, en la mayoría de países de la OCDE la diferencia entre la renta de los hogares pobres y ricos es la mayor de los últimos 30 años. México, Turquía, EEUU e Israel son los territorios con mayor desigualdad. Dinamarca, Eslovenia, Eslovaquia, Noruega y la República Checa, los que menos tienen. España es el noveno país de la OCDE con mayor desigualdad y en Europa solo nos superan Portugal, Estonia, Grecia y Reino Unido.
2. Trabajo y salarios
Nos guste o no, el trabajo es una parte fundamental de nuestra vida. No solo es nuestra principal fuente de ingresos (la única, para la mayoría), además tiene otros beneficios sobre nuestro bienestar, como ampliar nuestras redes sociales o aportarnos nuevas habilidades que no conocíamos. Es por ello que el paro es uno de los principales problemas al que puede enfrentarse una sociedad: no solo afecta a nuestros ingresos, sino que tiene un impacto negativo sobre nuestra salud física y mental.
Entre 2009 y 2014, el empleo ha aumentado un punto porcentual en la OCDE, pero en países como Grecia ha disminuido en 11,4 puntos. En España, el paro sigue siendo cuatro puntos mayor que en 2009, y en 2014 fuimos el cuarto país con menor tasa de empleo de toda la organización: solo el 56,78% de la población de entre 15 y 64 años tiene un trabajo. También somos campeones en lo que respecta al paro de larga duración: el 12,9% de la población activa lleva más de un año sin trabajo. Solo Grecia nos supera, con un porcentaje del 19,5%. España es, además, el país de la OCDE donde los trabajadores tienen más probabilidades de ser despedidos.
En lo que respecta al trabajo, no solo importa la disponibilidad, también la calidad. La OCDE mide esta en función de los salarios, la seguridad del mercado laboral y el ambiente del trabajo (presión de los jefes, acceso a recursos, horarios…). En este aspecto, también España está en la cola y es el segundo país con peor calidad en los tres parámetros que se miden. Solo nos superan Grecia o Turquía.
3. Vivienda
El lugar en el que vivimos tiene un gran impacto en nuestro bienestar: no es lo mismo habitar una chabola sin luz ni electricidad que vivir en un piso con todas las comodidades. Una vivienda no solo nos aporta un refugio, también es una parte importante de nuestra sensación de seguridad y privacidad. La calidad de un hogar se mide en diversos parámetros, como el número de habitaciones, la presencia de saneamientos básicos y, claro está, el dinero que empleamos en costearnos este.
De media, los ciudadanos de la OCDE emplean más del 20% de sus ingresos brutos anuales en la vivienda. Pero, de nuevo, hay importantes diferencias regionales. España es uno de los países de Europa donde más dinero gastamos en la vivienda pero, además, dado que en los últimos años han bajado los salarios, el porcentaje de nuestros ingresos destinados a este fin es notablemente mayor que en 2009.
4. Salud
La salud es el factor del bienestar al que mayor importancia damos. Y no es para menos. Solo si gozamos de ella podemos participar en sociedad y vivir la vida que queremos vivir: una mala salud está directamente relacionada con una menor satisfacción vital.
Medir la salud de los ciudadanos no es fácil. Existen claros indicativos de esta, como la esperanza de vida, pero quizá lo más importante es la percepción de cada persona sobre su propio bienestar. De media, el 68,8% de los ciudadanos de la OCDE considera que tiene “buena” o “muy buena” salud. En España, este porcentaje se eleva al 71,6%.
5. Equilibrio vida-trabajo
¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir? Según los autores del informe, la manera en que las personas gestionan su tiempo es un “determinante crítico” del bienestar general. Lograr un balance adecuado entre el tiempo que pasamos trabajando y haciendo todo lo demás es muy importante para nuestra salud y felicidad, pero también para la de aquellas personas que nos rodean y nos necesitan. Y, además, actividades como cuidar de los niños y las personas dependientes siguen sin considerarse trabajo aunque en realidad lo sean.
Uno de cada ocho empleados de la OCDE trabaja 50 horas o más cada semana, lo que se considera demasiado, aunque esta proporción varía notablemente entre uno de cada 250 trabajadores de Holanda y uno de cada 2,4 de Turquía. También es importante tener suficiente tiempo para el ocio y el cuidado personal. De media, los trabajadores a tiempo completo de los países desarrollados disponen de 15 horas libres al día y se pasan nueve horas en el centro laboral. Son los trabajadores franceses los que disponen de más tiempo libre, seguidos de los españoles. Los trabajadores de Australia, Canadá, Polonia y Estados Unidos son los que menos tienen.
6. Educación
La educación no es solo una manera de acceder al mercado laboral (una idea muy extendida últimamente). El aprendizaje de nuevas habilidades es gratificante por sí mismo y, además, un mayor nivel de educación está directamente relacionado con una mejor salud y un mayor compromiso social.
En el conjunto de la OCDE, tres cuartos de la población de entre 25 y 64 años han completado la educación secundaria. Este porcentaje se eleva al 90% en países como Polonia, Estonia, Eslovaquia, la República Checa o Rusia y desciende al 60% en países como Italia, Chile, España, Portugal, México y Turquía.
Pero ir a clase sirve de poco si no se aprovecha. La OCDE presentó por primera vez en 2013 su Programa Internacional para la Evaluación de la Competencia de los Adultos (PIAAC, por sus siglas en inglés), más conocido como el informe PISA para adultos. El estudio evalúa el rendimiento en comprensión lectora y en comprensión matemática entre la población de 16 a 65 años de 23 países de la organización. Nuestro país es el último en cuanto a los conocimientos matemáticos y el penúltimo en comprensión lectora.
7. Relaciones sociales
Tener relaciones sociales positivas (con nuestros amigos, nuestra familia, nuestros compañeros…) es una importante fuente de bienestar, y la soledad suele ser un importante elemento de la infelicidad. La gente con unas fuertes redes sociales tiene además más posibilidades de encontrar trabajo y tener buena salud.
En la mayoría de países de la OCDE, al menos el 85% de la población tiene alguien con quien contar en momentos de necesidad. España, en este caso, está en la parte alta de la tabla.
8. Participación cívica y gobernanza
Para que una sociedad funcione correctamente, la gente necesita participar en ella. Tener voz y voto y colaborar activamente en las decisiones políticas es una parte esencial de la democracia, pero también de nuestra felicidad. Como reconocen los autores de este informe, este indicativo del bienestar es muy difícil de medir y comparar, pues depende enormemente del tipo de legislación presente en cada país.
9. Calidad del medio ambiente
Vivir en un ambiente libre de contaminación, peligros y ruidos es importante para la salud física y mental, por no hablar de que, en última instancia, todos dependemos del entorno natural para sobrevivir. El informe de la OCDE mide la calidad del medio ambiente que nos rodea respecto a dos parámetros principales: exposición a la contaminación atmosférica y calidad del agua potable.
En 2010-12, en torno al 40% de los residentes en la OCDE tuvo una exposición anual a la polución por encima de lo recomendado por la OMS (10 microgramos por metro cúbico).
10. Seguridad personal
Si pensamos todos los días que pueden atracarnos al salir a la calle, nos costará más ser felices. La seguridad personal incluye la exposición a todo tipo de amenazas, pero también el modo en que vemos estas: aunque objetivamente no tengamos que enfrentarnos diariamente a un peligro considerable, pensar lo contrario hace que disminuya nuestro bienestar.
Entre 2009 y 2012, las muertes por asaltos han disminuido en dos tercios en la OCDE, pero se han incrementado en México, de largo el país más inseguro del club de los países ricos. En 2010, una de cada 25 personas denunció un asalto.
Aunque la mayoría de países de la OCDE pueden ser considerados poco peligrosos, la sensación de seguridad varía notablemente entre países. ¿Cómo podemos medir esta? El informe incluye una estadística sobre el porcentaje de la población que se siente cómoda cuando camina por la noche. España es, según esta, el segundo país en el que se tiene una mayor sensación de seguridad, solo superado por Noruega.
11. Bienestar subjetivo
Como explican los autores del informe, el bienestar subjetivo consiste en los sentimientos y experiencias que cada uno de nosotros tenemos sobre nuestras vidas. Si vive en el país más seguro, más rico y más sano del mundo, es probable que sea más feliz, pero hay determinados elementos que se escapan a un análisis estadístico, y más si estamos hablando de algo como el bienestar. Pese a esto, la mayoría de países de la OCDE realizan encuestas sobre la satisfacción vital de sus ciudadanos, que suele medirse en una escala de 1 a 10. España es, según estos informes, uno de los países menos felices -aunque es difícil saber si somos verdaderamente menos felices o, tan solo, menos entusiastas al valorar nuestro bienestar-.
¿Qué elementos garantizan nuestro bienestar? El clásico “salud, dinero y amor” no va desencaminado: necesitamos satisfacer nuestras necesidades y estos tres elementos son imprescindibles para ello. Pero no son los únicos. Está claro que no existe la receta de la felicidad, pero cada vez hay un mayor consenso en torno a una lista común de ingredientes necesarios: 11 parámetros de los que realmente depende.