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La razón por la que deberíamos entrar a trabajar a las 10, según un profesor de Oxford
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La razón por la que deberíamos entrar a trabajar a las 10, según un profesor de Oxford

Paul Kelly, un experto británico en sueño, asegura que los horarios perjudican seriamente nuestros hábitos nocturnos y reducen significativamente nuestra productividad

Foto: Un profesor de Oxford tiene la clave para no sentirnos todo el tiempo tan cansados. (iStock)
Un profesor de Oxford tiene la clave para no sentirnos todo el tiempo tan cansados. (iStock)

Cada vez más se reivindica la revisión de los horarios laborales para favorecer la conciliación entre la vida laboral y la personal, especialmente en un país como España, donde la costumbre nos ha aficionado al presentismo y las jornadas laborales interminables. Otra buena razón para replantearnos nuestros horarios tiene que ver con el sueño, aunque sus conclusiones pueden ir en contra de lo que defienden las plataformas a favor de la conciliación. Al fin y al cabo, uno de cada tres españoles reconoce tener problemas para dormir.

La solución puede venir de mano del profesor del Instituto de Sueño y Neurociencia Circadiana de la Universidad de Oxford Paul Kelly, que en una conferencia que tuvo lugar en el Festival de Ciencia Británico en Bradford explicó de qué manera podríamos superar nuestros problemas de sueño y, con ellos, la sensación de estar constantemente cansados.

El problema, señala el profesor, es que entramos demasiado pronto a trabajar. Algo mucho más grave en el caso de los estudiantes de entre 14 y 24 años que se encuentran en pleno desarrollo, y que suelen entrar a clase a las ocho o las nueve de la mañana. En realidad, a medida que nos hacemos mayores, y hasta que cumplimos los 55 años, momento en el que dormimos menos, nuestro cuerpo necesita levantarse cada vez más tarde, debido a los ritmos circadianos propios de cada edad.

Un descanso distinto para cada edad

Kelly explicó en la conferencia que de los 8 a los 10 años, los alumnos deberían entrar al colegio a partir de las ocho y media, pero cada vez más tarde a medida que se hacen mayores: a las 10 de la mañana cuando se cumplen los 16 y a las 11 de la mañana a partir de los 18 años. Para la mayor parte de trabajadores, las 10 de la mañana es una hora adecuada. “No vuelves al punto de partida de las 9 de la mañana hasta los 55 años”, recordó. Algo que, de no seguirse escrupulosamente, puede tener graves consecuencias en nuestro rendimiento y salud.

El corazón y el hígado funcionan a un ritmo diferente que el que intentamos imponer a nuestro cuerpo cuando nos pegamos un madrugón

“Los trabajadores están normalmente faltos de sueño”, dijo Kelly. “Nuestra sociedad duerme poco. Eso algo increíblemente dañino para el organismo porque afecta los sistemas emocionales, físicos y al rendimiento del cuerpo”. El corazón y el hígado, explicó, funcionan a un ritmo diferente que el que intentamos imponer a nuestro cuerpo cuando nos pegamos un madrugón. “No podemos cambiar nuestros ritmos de 24 horas. No puedes aprender a levantarte a determinada hora. Tu cuerpo estará en armonía con el sol y no eres consciente de ello porque lo entiende el hipotálamo, no la vista”.

El científico lleva a considerar “una tortura” estos horarios. Al igual que ocurre con las cárceles, en las que se levanta a los presos a una hora temprana, despertarse mucho antes de lo que nuestro cuerpo nos pide nos hace daño. En opinión de Kelly, los escolares británicos llegan a perder hasta 10 horas de sueño a la semana debido a estos horarios. No sólo deben levantarse a una hora temprana como las siete de la mañana, sino que además trasnochan hasta las doce de la noche o la una, en compañía de sus padres o frente al ordenador y el móvil, por lo que no alcanzan ni de lejos las ocho horas recomendadas para su edad.

Un problema que nos afecta a todos

Si nunca antes se habían defendido estas reivindicaciones es porque ahora se dispone de más información que nunca de los conocidos como ritmos circadianos, es decir, las oscilaciones de las variables biológicas en intervalos regulares de tiempo. Estos ayudan a entender por qué nos sentimos más despiertos a determinadas horas del día y también por qué algunas personas tienden a funcionar mejor durante la otra mañana mientras que otras alcanzan su máxima inspiración por las noches.

La falta de sueño provoca falta de concentración y problemas de memoria

Según señala Kelly, que próximamente lanzará un proyecto llamado Teensleep en el que participarán 100 colegios que probarán diferentes horarios, las notas podrían mejorar en un 10% si los horarios se revisasen. La falta de sueño, o despertarnos antes de lo debido, provoca falta de concentración y problemas de memoria, dos factores claves a la hora de estudiar.

Sin embargo, hay razones por las que implantar este nuevo sistema, empezando por los centros escolares, es muy difícil. Entrar más tarde a clase obligaría a muchos padres a tener que apañárselas para llevar a sus hijos a clase; por otra parte, retrasar los horarios sólo provocaría que, de nuevo, se volviesen a las jornadas laborales que ocupan la mayor parte del día, lo que reduciría el tiempo dedicado al ocio, por mucho que durmamos más tiempo. Debemos recordar que, en muchos casos, descansamos poco puesto que es la única manera que tenemos de ponernos al día con nuestros quehaceres en el hogar.

Cada vez más se reivindica la revisión de los horarios laborales para favorecer la conciliación entre la vida laboral y la personal, especialmente en un país como España, donde la costumbre nos ha aficionado al presentismo y las jornadas laborales interminables. Otra buena razón para replantearnos nuestros horarios tiene que ver con el sueño, aunque sus conclusiones pueden ir en contra de lo que defienden las plataformas a favor de la conciliación. Al fin y al cabo, uno de cada tres españoles reconoce tener problemas para dormir.

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