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Por qué siempre te gustan las amigas de tu mujer (y por qué no es malo)
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CÓMO CANALIZAR NUESTRAS FANTASÍAS SEXUALES

Por qué siempre te gustan las amigas de tu mujer (y por qué no es malo)

En una relación estable es inevitable que ambas partes fantaseen ocasionalmente con otras personas. No tiene nada de malo si sabemos cómo intepretarlo

Foto: Todos podemos sentirnos atraídos sexualmente por personas que no son nuestra pareja. (Corbis)
Todos podemos sentirnos atraídos sexualmente por personas que no son nuestra pareja. (Corbis)

En una relación estable y monógama es inevitable que una de las dos partes (cuando no ambas) fantaseen ocasionalmente con otras personas. Quizás a tu mujer le encanta el camarero del bar de abajo y a ti te vuelve loco una amiga suya. Son pensamientos difíciles de evitar (surgen de manera no premeditada), pero pueden ocasionarnos problemas, sobre todo si pensamos que es factible que se conviertan en realidad.

Las fantasías de infidelidad son unas de las más recurrentes, tanto en mujeres como en hombres (aunque estos, como ocurre con todo tipo de ensueños sexuales, las tienen más a menudo), y es también una de las que más problemas causan.

Como explica la psicóloga Susan Krauss en Psychology Today, al fantasear con tener un affair con otra persona que no es nuestra pareja podemos pensar que estamos cometiendo una suerte de infidelidad mental del todo inaceptable, pues indica que nuestra relación no está funcionando correctamente. Esta idea puede provocar ansiedad, y no digamos si empezamos a pensar que a nuestro compañero le está ocurriendo lo mismo.

Lo cierto es que, por mucho que queramos a nuestra pareja, y por muy felices que seamos cohabitando con ella, existen en el mundo muchas otras personas que nos pueden gustar (y nos gustan). Es totalmente normal que nos sentamos atraídos por una u otra y, también, que fantaseemos con ellas. Y esto no tiene nada que ver con la infidelidad, siempre que sepamos separar lo que es una fantasía de lo que no lo es.

Redefiniendo la infidelidad, reconduciendo las fantasías

Independientemente de que cada pareja puede tener un concepto distinto de lo que es una infidelidad (eso sin contar las relaciones no monógamas) lo que no tiene sentido es pensar que al fantasear con otras personas estamos siendo deshonestos. Antes de culparnos por tener pensamientos que, creemos, no deberíamos tener, haríamos bien en hacernos la siguiente pregunta: ¿estamos tratando de tener una aventura, como hacen los verdaderos infieles, para compensar una relación que ya no cumple con nuestras necesidades?

Sí la respuesta es “no”, entonces más que castigarnos por tener esas fantasías, deberíamos aprovecharlas para mejorar nuestra relación actual. Como explica Krauss, cuando llevamos mucho tiempo con nuestra pareja, el amor pasional puede haber desaparecido y, aunque sigamos queriendo a nuestro novio o marido, puede que el sexo se haya vuelto más rutinario. Estas fantasías pueden darnos pistas para mejorar nuestra relación en el plano sexual: lo importante es saber separar aquello que contienen de las personas que aparecen en ellas.

Si fantaseamos constantemente con la misma persona, es bueno preguntarse qué cualidades nos gustan de ella que falten en tu pareja. “Al permitirnos explorar las fantasías en lugar de luchar contra ellas, es posible obtener ideas que podemos compartir con nuestra pareja”, explica Krauss.

Hay que tener mucha delicadeza, y una gran capacidad de abstracción, para explicarle a tu mujer que fantaseas con hacer el amor con una amiga suya y que esto puede servir para mejorar la relación (lo más probable es que piense que estás sugiriendo hacer un trío, e igual no le convence la idea). Pero Krauss explica que “no necesitas compartir las fantasías con tu pareja, sino aquello que representan”. Quizás, lo único que te gusta de su amiga es un detalle insignificante que no encuentras en tu mujer, como que lleva tacones. ¿Si eso te excita, por qué no decirle a tu mujer que los lleve más a menudo?

El año pasado un grupo de sexólogos italianos, encabezado por Vieri Boncinelli, realizó un estudio entre 308 mujeres con trastorno de deseo sexual hipoactivo (una disfunción sexual femenina muy común que se caracteriza por la pérdida de la libido). Los investigadores analizaron las fantasías de las mujeres y clasificaron estas en función de su contenido, no de la identidad de las personas que aparecían en las mismas. Los sexólogos propusieron a las mujeres que usaran las fantasías como parte del tratamiento, aconsejándolas que trataran de cambiar el objeto de estas (no su naturaleza), y las compartieran con sus parejas. En 39 de los 48 casos en que se aplicó el tratamiento las mujeres lograron volver a tener una actividad sexual normal.

“No tienes que sucumbir al impulso de llevar a cabo una fantasía con el objetivo original de esta”, concluye Krauss. “Llevar tu imaginación a la cama puede hacer que tus fantasías de infidelidad sean reemplazadas por otras que mejoren la forma en que tú y tu actual pareja experimentáis los momentos compartidos de intimidad”.

En una relación estable y monógama es inevitable que una de las dos partes (cuando no ambas) fantaseen ocasionalmente con otras personas. Quizás a tu mujer le encanta el camarero del bar de abajo y a ti te vuelve loco una amiga suya. Son pensamientos difíciles de evitar (surgen de manera no premeditada), pero pueden ocasionarnos problemas, sobre todo si pensamos que es factible que se conviertan en realidad.

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