Cómo dormir sólo cuatro horas al día y estar fresco como una rosa
Muchos CEO presumen de dormir muy pocas horas, y a pesar de ello, no notarlo en su rendimiento. ¿Es posible? Hay quien afirma que sí, siguiendo estos consejos
Durante los últimos años se ha popularizado la figura del emprendedor enérgico y carismático, una fuerza de la naturaleza capaz de hacer frente a todos los retos sin despeinarse ni pestañear. Entre las cualidades que lo definen, se encuentra una muy peculiar que, con toda seguridad, habrá llamado la atención de la mayoría de los mortales: apenas duermen, se acuestan tarde y se levantan pronto, y afirman no tener ningún problema en concentrarse en complejos documentos a las cuatro de la mañana o en estar listos para acudir a una reunión a las ocho de la mañana.
[Dormir seis horas es tan malo como no dormir en absoluto]
Es el caso de Donald Trump, que afirmó a The Daily News que sólo dormía entre tres o cuatro horas al día; del presentador de The Tonight Show Jay Leno, que por sus peculiares horarios tan sólo dedica cinco horas al sueño; o de Marissa Mayer, CEO de Yahoo, que siempre se ha vanagloriado de dormir entre cinco y seis horas al día. Aunque, ¡ups!, quizá esta última no sea el mejor ejemplo, ya que el pasado mes de junio se vio obligada a pedir disculpas después de quedarse dormida y llegar tarde a la cena que el CEO de Interpublic Group Michael Roth había organizado.
La ciencia ha derrumbado, una y otra vez, la recomendación de estos próceres de dormir lo mínimo posible para explotar al máximo la jornada. Dormir pocohace que perdamos la concentración más fácilmente, que seamos más vulnerables a enfermedades, que nuestro deseo sexual se vea reducido, que nuestros reflejos se ralenticen y, a largo plazo, que tengamos más probabilidades de sufrir depresión o degeneración cognitiva.
Una entrada anónima publicada en Quora y atribuida a alguien que ha trabajado como CEO alertaba sobre los peligros de relacionar la privación de sueño con el éxito profesional o las capacidades superhumanas. Aunque pensemos que somos la excepción, esto se debe a que nosotros somos los peores jueces de nosotros mismos y, en especial, de nuestras capacidades. Por su propia experiencia, señala, dormir menos de siete horas es lo peor que se puede hacer, ya que aunque no nos demos cuenta en el día a día, estamos fundiendo nuestras neuronas a largo plazo.
“Si piensas que tienes un don porque eres capaz de dormir sólo cuatro horas, te animo al menos a considerar que puede que no lo tengas”, concluía la entrada. “Y no lo sabrás con seguridad hasta dentro de 10 o 15 años, cuando tus habilidades cognitivas hayan sufrido lo suficiente como para que te des cuenta”.
6 consejos para dormir menos
El post ha generado unas cuantas respuestas interesantes. La más elocuente de entre todas ellas seguramente sea la de Alexandra Damsker, emprendedora, abogada y madre que ha explicado su método para dormir únicamente entre tres y cinco horas y no morir –ni siquiera empeorar su rendimiento– en el intento. Nada de drogas ni estimulantes: las seis estrategias que propone la mujer son plenamente naturales y, afirma, le funcionan bastante bien.
Reduce tu consumo de televisión
La CEO explica cómo la caja tonta se ha convertido en un adicción para su hija y su marido, una distracción que los agria el carácter y parece acabar con toda su voluntad de levantarse del sofá. Si apagas la televisión pronto, descansarás mejor cuando estés en la cama, y además, tu ánimo mejorará, porque te preocuparás más por lo que estás comiendo, bebiendo, por planear tu agenda, o simplemente, por relajarte con tus seres queridos.
Come menos carbohidratos
Damsker asegura que los carbohidratos le dan sueño, y razón no le falta. Al igual que ocurre con el azúcar, los hidratos de carbono que podemos encontrar en productos como el pan o las patatas fritas liberan mucha insulina y provocan que un aminoácido conocido como triptófano, un inductor de somnolencia, sea absorbido por el cerebro.
Menos reuniones
Ya hemos señalado en varios artículos los problemas que las reuniones sin control pueden ocasionar en nuestra organización diaria. Damsker recomienda que nada de “bla bla bla” y de ser arrastrado a encuentros improductivos.
Duerme siempre en el mismo horario
Damsker señala que, desde que era pequeña, la clave para su descanso se ha encontrado no en la cantidad de tiempo que pasaba entre las sábanas, sino en mantener sin apenas variación un mismo horario. En su caso, se trata de dormir entre la una y las cuatro de la mañana y entre las cinco y las seis y media, aunque preferiría hacerlo entre las cuatro y las ocho si le fuese posible.
Cuando te quedes sin energía, reorganízate
Durmiendo cuatro horas al día, es normal que haya momentos en los que no estemos al máximo. Damsker recomienda centrarnos en cosas que nos gustan más, y por lo tanto, nos resultan más fáciles de hacer, salir a pasear, dedicarnos a una actividad más automática como contestar a los correos electrónicos pendientes, echar un vistazo a las revistas del corazón, o echar una partida al solitario. Y, si nada de eso funciona, quizá sea la hora de rendirse y echarse la siesta.
Ama lo que haces
La motivación es la mejor gasolina para seguir adelante incluso durmiendo poco. Si lo que hacemos no reclama nuestra atención ni nuestro entusiasmo, es más fácil que terminemos cayendo en los brazos de Morfeo. Sólo de esa manera uno se puede levantar a las seis y media para atender una videoconferencia y revisar un documento a las cuatro de la mañana, casi 24 horas después. Feliz como está con su compañía, sus hijos y sus aficiones, Damsker afirma que el sueño es la menor de sus preocupaciones.
Durante los últimos años se ha popularizado la figura del emprendedor enérgico y carismático, una fuerza de la naturaleza capaz de hacer frente a todos los retos sin despeinarse ni pestañear. Entre las cualidades que lo definen, se encuentra una muy peculiar que, con toda seguridad, habrá llamado la atención de la mayoría de los mortales: apenas duermen, se acuestan tarde y se levantan pronto, y afirman no tener ningún problema en concentrarse en complejos documentos a las cuatro de la mañana o en estar listos para acudir a una reunión a las ocho de la mañana.