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¿Cuánta valentía te queda?
  1. Alma, Corazón, Vida

¿Cuánta valentía te queda?

Dicen que la vida es como una corrida de toros. Cuando el toro sale a la plaza por primera vez es bravo y valiente como él

Dicen que la vida es como una corrida de toros. Cuando el toro sale a la plaza por primera vez es bravo y valiente como él solo. Todo lo huele, todo lo investiga. Nada le frena.

Pero según avanza la corrida, los golpes y las estacadas le van quitando las ganas de explorar, haciendo que se detenga y espere, buscando temerosamente a ver de dónde vendrá el próximo golpe.

Es cierto que los niños y los adolescentes son tan valientes que los llamamos inconscientes, mientras que muchos maduritos deseamos a menudo volver a sentir ese loco optimismo que teníamos a los quince o los veinte. Toda la vida por delante y todo, un mundo de posibilidades de éxito profesional.

Entonces, ¿Cuánta valentía te queda en el cuerpo? Poca, mucha, ¿depende? No me digas que “depende” por favor…que sería respuesta de cobarde.

En mi último libro me aventuré a desgranar los ingredientes de la valentía, para intentar explicar por qué unos somos tan lanzados y otros tan adversos al riesgo. Creé una matriz con dos ingredientes claves: la confianza en uno mismo y la confianza en el futuro.

A los valientes de la vida los llamé emprendedores. Más allá de si montan empresa o no, esta clase de emprendedores son personas que siempre ven retos en la adversidad y se lanzan a conquistarlos con todas sus fuerzas. Las otras tres esquinas del cuadro daban vida a soñadores, luchadores y negadores, en función del ingrediente que les faltara.

De modo que si no andas muy suelto de valentía, deberías pensar sobre las cosas, los eventos y las personas que te hacen dudar de ti, y sobre todo aquello que te hace temer lo peor cada mañana, en lugar de confiar en que encontrarás una oportunidad interesante.

La cuestión que sigue es cómo recuperas tu valentía si la perdiste, y cómo la conservas y la refuerzas cuando todos los que te rodean intentan convencerte de sus propios miedos. ¡No hay más que abrir el periódico o encender la radio para empezar a recibir los sapos y culebras de terror económico últimamente!

Y es que el más valiente conquistador puede perder toda su fuerza si sus tropas, su familia y sus jefes le deprimen con historias truculentas y le convencen de que no tendrá éxito de ninguna manera. Las masas tienen un poder de contagio muchas veces demostrado a lo largo de la historia.

Conservar la valentía, y llegar a regenerarla, dependen entonces de tres cosas:

• tu capacidad para aceptar tus debilidades,

• tu voluntad para explorar el mercado que te toca manejar en lugar de criticarlo o pedirle a alguien (Papá Estado, autoridades divinas o suerte) que te lo cambie por otro más fácil,

• y tu atención a los miedos que te contagian los demás, para quitártelos de encima al instante.

Antes de que te sonrías a ti mismo y te digas que ya estás haciendo todo esto, permíteme que apriete un poco el dedo inquisidor…después de todo, para eso soy la fiel provocadora semanal, ¿no?

Casi todo el mundo está obsesionado con tapar y borrar sus debilidades en nuestra estupenda cultura de listos, guapos y ricos para siempre. Desde las debilidades directivas y los fracasos del pasado hasta la falta de juventud, los familiares débiles y los defectos corporales. Las adicciones al trabajo, a la comida o la no comida, al alcohol y al bótox son testigos rentabilísimos de ello.

Es francamente raro encontrarse a alguien que acepte sus propias sombras como el precio que paga para aprender a ser mejor persona. ¿Qué es lo que ves al mirarte al espejo, y qué es lo que pretendes no haber visto?

Ahora confiesa cuanto tiempo te has pasado protestando sobre la economía, criticando a los políticos, a tus jefes, a los ricos y hasta a los barrenderos por hacer lo que hacen. ¿Cuánto tiempo has dedicado a buscar las nuevas oportunidades y reinventar tu modelo de negocio?

Y por último, ¿cuánta ansiedad ahoga tu mente y ataca tu cuerpo? ¿Te fijas en quién te deprime durante el café y quién te sube el ánimo? ¿Has hecho un ejercicio de respiración para aliviar estrés alguna vez en tu vida? Y si ya los haces, ¿deberías hacerlos más?

La valentía no es gratuita. No se trata de no sentir miedo, sino de actuar a pesar del miedo que sientes. Y esto requiere trabajo, reflexión, y mucha voluntad.

Los que no tienen que currárselo para ser valientes, en realidad, siguen siendo unos adolescentes inconscientes con suerte.

Dicen que la vida es como una corrida de toros. Cuando el toro sale a la plaza por primera vez es bravo y valiente como él solo. Todo lo huele, todo lo investiga. Nada le frena.

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