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¿Víctima de un desahucio? Te puede pasar a ti
  1. Vivienda
LAS GARRAS DE LA CRISIS NO ENTIENDEN DE CLASES SOCIALES

¿Víctima de un desahucio? Te puede pasar a ti

"En el año 2007, mi marido y yo compramos una casa por 237.000 euros. A los dos años, él se quedó en el paro. Al ser

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¿Víctima de un desahucio? Te puede pasar a ti

"En el año 2007, mi marido y yo compramos una casa por 237.000 euros. A los dos años, él se quedó en el paro. Al ser autónomo no tenía ninguna prestación. Yo estaba cobrando el subsidio y pagábamos 1.400 euros al mes de hipoteca. Fuimos a hablar con el banco y nos ofreció ampliar el préstamo. Durante dos años sólo pagaríamos 500 euros al mes, pero no leímos ni entendimos la letra pequeña. Ese dinero era sólo una parte del interés. El resto, 600 euros, se incrementaban al capital. Ahora debemos 260.000. A principios de este año mi marido y yo encontramos trabajo. Entre los dos ganamos 1.200 euros al mes y no podemos llegar a final de mes. Nos hemos gastado nuestros ahorros y los de nuestros padres. Hace cinco meses dejamos de pagar porque ya no podíamos. Hablamos con el banco y nos han propuesto muchas cosas pero no podemos aceptarlas. No queremos alargar la agonía. En unos meses ya no podremos seguir pagando. A mi marido se le termina el trabajo y yo estoy a las puertas de la calle porque donde trabajo no funciona muy bien. Hemos propuesto la dación al banco pero no la acepta, dice que sólo se hacen daciones a extranjeros con billete de vuelta a su país. Hemos hablado personalmente con el director de riesgos y no nos da una solución. También hemos enviado una carta a atención al cliente de la entidad ofreciendo nuestra casa, que es lo único que tenemos, pero ya han pasado dos meses y todavía estoy esperando su respuesta. Ya no sé qué hacer. Está todo en el juzgado y estamos esperando a que se celebre el juicio. Necesito ayuda".

Es la llamada de auxilio de un matrimonio español a quien la crisis y el aumento del paro han colocado en una situación límite. Como el suyo, cientos de testimonios se cuelan cada día en los despachos de abogados y webs especializadas en desahucios en busca de una solución. Una situación a la que, por desgracia, se enfrentan cada vez más españoles que no puede hacer frente a los compromisos hipotecarios o crediticios que adquirieron con el banco o caja de turno y ahora asisten impotentes a las más duras consecuencias. 

"Ha habido mucha gente que en tiempos de bonanza, cuando los bancos daban créditos sólo con presentar el DNI, comenzaron a vivir por encima de sus posibilidades y se endeudaron hasta las cejas. Ahora, que paguen las consecuencias". Es un comentario bastante extendido cuando en bares, tertulias o charlas entre amigos se ponen sobre la mesa estos dramas personales. 

Es cierto que en plena barra libre del crédito muchas familias vivieron por encima de sus posibilidades, se endeudaron para vivir mejor, pagar caprichos. A ellos, la crisis económica y el imparable aumento del paro también les ha estallado sobre los bolsillos desembocando, en muchos casos, en el embargo de sus bienes e inmuebles. Sin embargo, hay muchas otras familias a las que la insolvencia les ha sobrevenido sin previo aviso. También se multiplican los casos en los que los dos los miembros de la familia en edad activa están en situación de desempleo. Los dos sueldos que en el pasado eran suficientes para pagar una hipoteca de 1.000 euros al mes y afrontar otros gastos han desaparecido. Pasados un par de años, agotado el paro y consumidos los ahorros, llega el primer impago de la hipoteca, después el segundo, el tercero... y finalmente la ejecución hipotecaria.

Y es que la crudeza de la crisis está poniendo en serias dificultades a muchas familias que pensaban que la crisis sólo afectaba a los de la acera de enfrenta. Hace apenas dos años, cuando el paro se cebaba en el sector de la construcción y en la inmigración, muchos españoles pensaron que ellos estaban a salvo de la garra del desempleo.

Ahora, dos años después, la crisis ha demostrado no entiende de sectores ni de clases sociales. Su alargada sombra alcanza ya a cinco millones de parados, casi el 21% de la población activa y lo más preocupante es que más de 1,4 millones de hogares cuentan ya con todos sus miembros en paro, mientras cada día se reduce el número de hogares con todos sus miembros trabajando.

Las consecuencias, no se han hecho esperar. Numerosas familias españolas tienen muchas dificultades para llegar a fin de mes. Muchas de ellas comienzan a tener problemas para pagar la hipoteca, el alquiler o los préstamos que en época de bonanza, cuando la fiesta del crédito estaba en pleno auge, sirvieron para cubrir no sólo necesidades, también caprichos. 

De inmigrantes a promotoras pasando por autónomos

“En el año 2008 y 2009, la inmensa mayoría de las ejecuciones hipotecarias correspondían a inmigrantes. A partir del año 2010 no estamos encontrando con numerosas promociones terminadas de promotoras y constructoras así como con españoles, especialmente autónomos que por culpa de la crisis se vieron obligados a rehipotecar sus viviendas para mantener sus negocios a flote”, explicaba recientemente a El Confidencial María José Moure, secretaria judicial del Juzgado de Primera Instancia nº 32 de Madrid, uno de los juzgados especializados en subastas de inmuebles procedentes de ejecuciones hipotecarias.

“Yo he visto de todo”, explica Santiago Viciano, socio del despacho de abogados Vicia y Álvaro /V Abogados. "Llevamos el caso de una funcionaria de alto rango que avaló su vivienda por el negocio de su marido. Los ingresos mensuales oscilaban entre los 4.000 y los 5.000 euros. Tenían 60 créditos al consumo. Los 20 primeros los contrataron para cubrir las necesidades o caprichos. Los otros 40 restantes, para tapar los anteriores. Esta pareja se sobreendeudó en un momento en el que la banca no cerraba el grifo del crédito a casi nadie. Hasta que sobrevino la crisis.”.

Los datos no dejan lugar a dudas. Los juzgados españoles y los despachos de abogados están siendo testigos de esta cruda realidad. Para muestra, un botón: entre enero y junio de este año se han  solicitado ante los juzgados españoles más de 32.000 procedimientos de desahucios, según los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Una cifra que se traduce en una media de 175 procedimientos al día. Estas cifras recogen los casos de impago de las hipotecas y que generalmente derivan en ejecuciones hipotecarias (subastas judiciales) como de los alquileres. 

De hecho, la morosidad en los alquileres no ha dejado de crecer en los últimos años, mientras que las cifras de algunas entidades financieras también muestran la dificultad creciente de los ciudadanos para pagar las cuotas mensuales de las hipotecas.

Los bancos también están sufriendo la situación en sus propias cuentas. Bankia por ejemplo, cuenta con más de 2.651 millones en activos inmobiliarios procedentes de impagos en las financiaciones pro adquisición de vivienda -más de la mitad de toda la cartera de activos inmobiliarios adjudicados- 200 millones de euros más que hace tres meses. O BBVA, donde esta cifra ha pasado de 875 millones de euros a algo más de 1.300.

¿Qué ocurre cuando no se puede pagar ni el alquiler ni la hipoteca?

Tanto quien vive de alquiler como quien paga una hipoteca y deja de pagar ambos, puede abonar las rentas impagadas -en el caso de las hipotecas hay que sumar los intereses de demora, intereses del préstamo, costas judiciales, etc- antes de que el proceso derive en desahucio o la ejecución hipotecaria, según corresponda.

Sin embargo, mientras que en el caso de las hipotecas existe una Ley de Morosidad que "hace más difícil" el impago, en el caso del alquiler no existe, lo que deja más espacio para los morosos, algunos de ellos "profesionales", explica Fernando Sánchez Frutos, director general del Fichero de Inquilinos Morosos (FIM). Además, en el ámbito del arrendamiento, explica la existencia de una auténtica dación en pago, puesto que las deudas se saldan con la devolución de las rentas impagadas y el desahucio de la vivienda.

No obstante, las consecuencias son mucho más dramáticas para quien no puede pagar su hipoteca. El proceso judicial suele derivar en la ejecución hipotecaria. En más del 90% de los casos la subasta del inmueble queda desierta y es el banco quien se lo adjudica por un 60% de su valor de tasación. El afectado no sólo pierde la vivienda, sino que, en muchos casos, sigue debiendo dinero a la entidad lo que, según Sánchez está favoreciendo un "trasvase de la morosidad de la compra al alquiler", ya que aquellos que tienen problemas de pago, prefieren alquilar y, en caso de ser desahuciados, no tener cuentas pendientes con ninguna instancia.

Así se subastan los pisos de quien no puede su hipoteca en España. 

"En el año 2007, mi marido y yo compramos una casa por 237.000 euros. A los dos años, él se quedó en el paro. Al ser autónomo no tenía ninguna prestación. Yo estaba cobrando el subsidio y pagábamos 1.400 euros al mes de hipoteca. Fuimos a hablar con el banco y nos ofreció ampliar el préstamo. Durante dos años sólo pagaríamos 500 euros al mes, pero no leímos ni entendimos la letra pequeña. Ese dinero era sólo una parte del interés. El resto, 600 euros, se incrementaban al capital. Ahora debemos 260.000. A principios de este año mi marido y yo encontramos trabajo. Entre los dos ganamos 1.200 euros al mes y no podemos llegar a final de mes. Nos hemos gastado nuestros ahorros y los de nuestros padres. Hace cinco meses dejamos de pagar porque ya no podíamos. Hablamos con el banco y nos han propuesto muchas cosas pero no podemos aceptarlas. No queremos alargar la agonía. En unos meses ya no podremos seguir pagando. A mi marido se le termina el trabajo y yo estoy a las puertas de la calle porque donde trabajo no funciona muy bien. Hemos propuesto la dación al banco pero no la acepta, dice que sólo se hacen daciones a extranjeros con billete de vuelta a su país. Hemos hablado personalmente con el director de riesgos y no nos da una solución. También hemos enviado una carta a atención al cliente de la entidad ofreciendo nuestra casa, que es lo único que tenemos, pero ya han pasado dos meses y todavía estoy esperando su respuesta. Ya no sé qué hacer. Está todo en el juzgado y estamos esperando a que se celebre el juicio. Necesito ayuda".