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Ligar con algoritmos: cómo el 'software' puede encontrar tu pareja ideal
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Ligar con algoritmos: cómo el 'software' puede encontrar tu pareja ideal

Investigadores están trabajando para que un algoritmo seleccione por ti esos perfiles de Tinder que casan con tus cánones de belleza. Todo consiste en entrenarlo

Foto: Conseguir el amor de tu vida o el rollo de una noche: los algoritmos pueden ayudarte en ese trabajo
Conseguir el amor de tu vida o el rollo de una noche: los algoritmos pueden ayudarte en ese trabajo

Cuando el holandés Harm de Vries llegó a Montreal en 2014, una de las primeras cosas que hizo fue descargarse Tinder. Era nuevo en la ciudad y quería conocer chicas. Empezó a hacer swipe, es decir, a quedarse con aquellas que más le atraían y a descartar a las que no. No le gustan ni los piercings ni los tatuajes, así que las que tenían estos adornos eran arrastradas a la izquierda al instante.

Entre tanto darle al pulgar, Harm pensó que ojalá hubiera una aplicación, un algoritmo o algo que eligiera automáticamente aquellos perfiles que cuadraban con sus cánones de belleza. El objetivo era ahorrar tiempo. Y como él era informático y había ido a Canadá a investigar, qué mejor que hacerlo él mismo.

Harm de Vries es investigador posdoctoral en la Universidad de Montreal. En la ciudad canadiense estudió si la inteligencia artificial puede reconocer a la chica perfecta. Para ello, él mismo fue objeto de ensayo. Había que conseguir que una máquina reconociera sus gustos. Se descargó más de 9000 imágenes de mujeres de Tinder (eso sí, haciendo swipe a mano, durante unos dos meses) y le dio al ordenador su opinión sobre 8.000 de ellas (con las etiquetas like o no like) . Después, el algoritmo trató de predecir su opinión sobre el resto. Obtuvo un 55% de aciertos.

En la ciudad canadiense, Harm de Vries estudió si la inteligencia artificial puede reconocer a la chica perfecta. Para ello, él mismo fue objeto de ensayo

Había que seguir intentándolo, así que el joven se descargó unas 400.000 imágenes de OK Cupid. En este caso, el ordenador tuvo que hacer un doble trabajo. En primer lugar, determinar quiénes eran hombres y quiénes mujeres: obtuvo un 92,7% de acierto. Tras ello, probó suerte de nuevo. Los resultados fueron aceptables, en opinión de Harm: la máquina obtuvo un porcentaje de acierto del 68%. “Uno de mis amigos logró un 76% con los mismos datos, lo que quiere decir que el trabajo es difícil incluso para los seres humanos”, explica a Teknautas. Aunque está satisfecho con los resultados, cree que todavía lo puede hacer mejor.

Si el deep learning está de moda, Harm lo vuelve a demostrar con su experimento. Se trata de imitar el funcionamiento de los circuitos de neuronas del cerebro humano para realizar con un ordenador acciones similares a las de este órgano. En esta técnica están basadas las respuestas de Siri o los algoritmos que aciertan con los anuncios que te muestra Facebook, por ejemplo.

Para que el algoritmo de Harm tuviera este nivel de aciertos, las imágenes tuvieron que pasar varias fases de entrenamiento. En primer lugar, detectar formas y colores. Luego, cosas más complejas como orejas u ojos. Ya la última, rostros completos e incluso piercings y tatuajes. De esta forma y con el bagaje previo, podía servir en bandeja nuevos ligues para el joven.

Harm cuenta que cuando se instaló Tinder se dio cuenta de que podía usar las redes neuronales para que una máquina predijera qué imágenes (es decir, qué chicas) le gustaban. “En 2012, los circuitos neurológicos hicieron un gran avance en reconocimiento de imagen”, explica Harm. “Son usados en casi cualquier sistema de visión por ordenador para reconocer qué objetos hay en la imagen”. Su algoritmo es parecido al de aquellos programas que son capaces de adivinar la edad de una persona (como How-Old) o identificar qué objetos hay en una foto.

Este joven quiere seguir investigando con las redes del deep learning, sobre todo con el concepto de belleza: “Es interesante llegar a entender qué aprenden las redes neuronales sobre el atractivo y ver si se alinea con la enorme cantidad de literatura psicológica” disponible al respecto.

Atracción basada en aficiones comunes

El algoritmo de Harm no es el único experimento para que una máquina determine quién es guapo o no. Investigadores de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos, desarrollaron un sistema para comprobar cuántas posibilidades había de que otra persona te considerara atractivo. En este caso, el concepto de atractivo no se refiere solo a la belleza, sino también a, por ejemplo, aficiones.

Así, basándose en tu selección previa y en la gente que te ha devuelto el cumplido, realiza algunas sugerencias que tienen alta probabilidad de concordar con tus gustos. “Sabiendo estos datos”, dice a Teknautas Kang Zhao, uno de los investigadores, “podemos mejorar la actuación de nuestro recomendador en lo que respecta a sugerir una posible pareja”.

Gracias a los datos, el algoritmo hace match con usuarios que te resultarían atractivos, pero además solo con aquellos a los que tú, de vuelta, podrías resultar atractivo. Nadie te va a hacer la cobra. O muy pocos, porque todos nos equivocamos y las máquinas tienen su margen de error.

Kang explica que quieren afinar todavía más su algoritmo permitiendo añadir información adicional al perfil del usuario. También, intentando desentrañar cómo un algoritmo hace las recomendaciones que hace. “Ahora mismo”, explica, su sistema “es más como una caja negra para los usuarios. Incluso para nosotros a veces es difícil interpretar por qué exactamente se hace esa recomendación”.

Si no quieres hacerte un esguince de dedo y el deep learning no es lo tuyo, también puedes dejar que un robot haga el trabajo por ti. Y que también acierte, claro.

Conditional Lover es un automatismo que lleva a izquierda o derecha las fotografías que van apareciendo en Tinder. Funciona de forma parecida al proyecto de Harm de Vries: basándose en tus elecciones previas y escaneando con una cámara los elementos de las imágenes que le aparecen, es capaz de hacer swipe a izquierda o derecha.

Ligar como sea

Si lo que no deseas es que un algoritmo decida por ti, por muchos aciertos que consiga, y lo que quieres a toda costa es tener una cita con quien sea, sin filtro, siempre te queda la opción de que una máquina o una app hagan swipe a la derecha a diestro y siniestro en tu lugar.

Algunos inventores han creado pequeños artilugios en cuyo extremo se coloca un dedo de plástico o un lápiz para dar al corazón verde sin parar. Mientras, tú te puedes dedicar a otros menesteres. Ahora solo falta que alguien te corresponda.

Y si no tienes las mañas de inventor, siempre te queda la opción de descargar una app. Tools for Tinder es un conjunto de aplicaciones para iOS que en un pispás te hacen un swipe a la derecha. Lo que ya no hacen es cancelarte la compatibilidad con aquellos perfiles que no te gusten, pero no se puede tener todo.

Mike Cowen, responsable de Tools for Tinder, explica que la idea surgió cuando vio a sus amigos usando el servicio: “Estaban continuamente haciendo swipe a la derecha, sí a todo. Así que tomé la inspiración de eso”. Una vez se inicia sesión, la app accede en los servidores y hace su trabajo.

Mike asegura que ya han tenido cerca de un millón de descargas y que reciben emails cada día de los usuarios, en los que les dan las gracias por hacerles la vida más fácil. Desde luego, cualquiera de los proyectos que hemos señalado hace nuestra vida sentimental o personal más agradable. A ver con qué nos sorprenden en el futuro.

Cuando el holandés Harm de Vries llegó a Montreal en 2014, una de las primeras cosas que hizo fue descargarse Tinder. Era nuevo en la ciudad y quería conocer chicas. Empezó a hacer swipe, es decir, a quedarse con aquellas que más le atraían y a descartar a las que no. No le gustan ni los piercings ni los tatuajes, así que las que tenían estos adornos eran arrastradas a la izquierda al instante.

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