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Parche contra la contaminación en Madrid: así la combaten otros países
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las medidas a largo plazo, fundamentales

Parche contra la contaminación en Madrid: así la combaten otros países

El problema del tráfico y sus consecuencias contra la salud no es exclusivo de la capital española. Otras ciudades del resto del mundo han introducido medidas similares en momentos de necesidad

Foto: 'Boina' de contaminación sobre Madrid. (Reuters)
'Boina' de contaminación sobre Madrid. (Reuters)

Las medidas para restringir el tráfico en Madrid se han aplicado esta semana por vez primera desde su aprobación a comienzos de año por el anterior gobierno, en un intento por disminuir los niveles de óxidos de nitrógeno. A la velocidad máxima de 70 km/h en la M-30 impuesta ayer, se ha sumado hoy la prohibición de aparcar en las zonas de parquímetro para los no residentes. El resultado: una población dividida entre aquellos que comprendían y alababan la aplicación de la ley y los que dudaban de su efectividad y protestaban por las molestias ocasionadas.

Los problemas de tráfico y contaminación no son exclusivos de Madrid. Otras ciudades españolas y del resto del mundo se enfrentan a conflictos similares. El autor de la web Nación Rotonda e ingeniero de caminos y urbanismo, Miguel Álvarez, considera que esta es una "cuestión estructural". Según asegura a Teknautas, conforme la población de las grandes capitales se muda a las afueras, comienzan los atascos debido a que los trabajos siguen focalizados en el interior de las ciudades.

París, Londres, Tokyo… el problema del tráfico y la contaminación asociada oprimen a las mayores ciudades del mundo. Para evitarlo existen ejemplos de todos los colores, basados siempre en fomentar el transporte público, reducir los atascos y fomentar los aparcamientos de disuasión a las afueras.

“Existe una medida sobre la que no se ha abierto el debate político en España: los peajes de entrada”, comenta Álvarez. Son las famosas tarifas de congestión de ciudades como Londres, que comenzaron a funcionar en el año 2003. Los conductores que circulen por la zona central de la capital británica deben pagar 8 libras cada día, un sistema que también han implantado ciudades como Oslo, Estocolmo, Singapur y Milán.

El problema, según Álvarez, es que el número de vehículos disminuye en menos de un 15%. Además, el tráfico se convierte en un “problema social”, ya que las personas adineradas pueden utilizar más el coche. A pesar de esto, al ingeniero no le parece mala opción siempre y cuando se garantice que los beneficios van destinados a mejorar el transporte público, y recuerda que "en Madrid ya hay un peaje de entrada: la zona azul”.

Londres puso peaje para entrar al centro y Alemania sólo deja circular a vehículos poco contaminantes

París, por otra parte, utiliza la circulación alterna en momentos de excesiva contaminación, una opción que también plantea Madrid en sus fases 3 y 4. La capital gala, sin embargo, sólo ha llegado a este extremo tres veces desde 1997. Álvarez comenta que este sistema provoca que gente que suele viajar en transporte público, coja el coche en los días que le toca ante la promesa de carreteras vacías.

Alemania ha declarado las “zonas ambientales” (umweltzone) en muchas ciudades y pueblos, incluido Berlín. En su interior sólo pueden circular aquellos vehículos con un distintivo ecológico (etiqueta verde). Es decir, poco contaminantes. El resto (pegatinas roja y amarilla), quedan limitados al extrarradio.

Estas estrategias son parches temporales pero necesarios cuando los niveles de contaminación ascienden. Álvarez recuerda la necesidad de apostar también por medidas a largo plazo como los carriles Bus-VAO, puesto que el tráfico "es un problema de fondo que necesita un plan a 15 años". La boina madrileña no desaparecerá en dos días, pero el esfuerzo conjunto permitirá dejar unas ciudades más limpias a nuestros hijos.

Las medidas para restringir el tráfico en Madrid se han aplicado esta semana por vez primera desde su aprobación a comienzos de año por el anterior gobierno, en un intento por disminuir los niveles de óxidos de nitrógeno. A la velocidad máxima de 70 km/h en la M-30 impuesta ayer, se ha sumado hoy la prohibición de aparcar en las zonas de parquímetro para los no residentes. El resultado: una población dividida entre aquellos que comprendían y alababan la aplicación de la ley y los que dudaban de su efectividad y protestaban por las molestias ocasionadas.

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