Es noticia
Una ex Google triunfa con una 'startup' y tres ingredientes: bricolaje, tecnología y moda
  1. Tecnología
SU FIRMA HA RECIBIDO UNA INYECCIÓN MILLONARIA DE CAPITAL

Una ex Google triunfa con una 'startup' y tres ingredientes: bricolaje, tecnología y moda

Guapa, inteligente y emprendedora. Hay gente que nace estrellada y otros con estrella, y puede confirmarse que nuestra protagonista representa sin titubeos la segunda opción de

Foto: Una ex Google triunfa con una 'startup' y tres ingredientes: bricolaje, tecnología y moda
Una ex Google triunfa con una 'startup' y tres ingredientes: bricolaje, tecnología y moda

Guapa, inteligente y emprendedora. Hay gente que nace estrellada y otros con estrella, y puede confirmarse que nuestra protagonista representa sin titubeos la segunda opción de este dicho. Britanny Morin, o mejor, Brit, como le llaman sus allegados, decidió alejarse del calor de la seguridad y el prestigio de la nómina de Google para dar un salto al vacío y fundar su propia empresa. Con un innegable talento y una poderosa sonrisa dio un convencido portazo a la firma de Sergey Brin y Larry Page, pero no era la primera vez en decir adiós a una de las vacas sagradas de Silicon Valley: antes de ser Googler pasó por la mismísima Apple donde trabajó con el equipo de iTunes, y todo ello sin llegar a los 30. 

Uno puede pensar que tras estas arriesgadas maniobras hay un sólido colchón o bien una oferta de trabajo bien mullida de billetes, pero nada más lejos de la realidad: la joven se lanzó a la aventura creando su propia startup, Brit + Co, que acaba de recibir el espaldarazo definitivo por parte de los inversores con un cheque de 6 millones de dólares.

No hay ni trampa ni cartón. Su jovencísima firma no ofrece nada revolucionario ni explota un misterioso algoritmo que sea único en el mundo: nuestra protagonista fundó una web que combina tres extraños ingredientes en un inédito matrimonio que hace furor: bricolaje, tecnología y moda. 

¿Cómo es esto posible? En un mundo acostumbrado a la obsolescencia programada y a comprar productos innecesarios que muchas veces acaban acumulando polvo en las estanterías, la californiana ofrece una segunda oportunidad a viejos productos que ya no usamos y que reviven con un poco de habilidad con las tijeras, destornillador o la herramienta que sea menester. 

En un país donde el DIY (hágalo usted mismo) es casi una religión, el mercado ha abrazado con pasión el planteamiento de Brit: bricolaje confeccionando productos a la moda y apoyándose en las poderosas redes sociales que multiplican el efecto difusor del servicio. Hay que sumar a esto una cara bonita ante las cámaras y el resto es, precisamente, coser y cantar.

De una arriesgada aventura de una veinteañera a una firma consolidada de una joven emprendedora que se acerca ya a la treintena. Brit + Co pasó del aroma del café a la hora del desayuno en el apartamento que la joven y su marido comparten en San Francisco, a toda una compañía con 16 trabajadores a tiempo completo, más de cien colaboradores y acuerdos millonarios con patrocinadores. 

La impresión de ingenuidad que causa un primer encuentro con esta emprendedora se transforma de repente en respeto por un perfil que ha logrado construir de la nada un boyante negocio que, como apuntamos, ha puesto de rodillas a los inversores. Mucho talento, pero también una elevada permeabilidad a las sugerencias de su entorno: Brit cuenta en su currículum su paso, y peso, por los dos colosos antes mencionados, pero está casada con el cofundador de Path, una de las redes sociales del momento, y cuyos consejos han tenido una influencia definitiva en nuestra protagonista.

Y también su pasado. Brit nació en el marco de una familia californiana que vivía al trepidante ritmo del valle californiano: ambos progenitores trabajaban y apenas había tiempo para cocinar. “Casi siempre cenábamos o comíamos fuera”, reconoce la nueva estrella de Silicon Valley, que se vio forzada a tirar de ingenio para poder saciar el apetito cuando se quedaba sola en casa. Y pronto llegó la pasión por la tecnología, la tercera pata de este explosivo cóctel: “mi primer móvil lo tuve a los trece, y en aquel entonces no existía Google”.

Pero la bella joven había nacido en el tiempo y lugar idóneos para impregnarse de la furia high-tech que invadió Silicon Valley. Con esos mimbres resulta muy difícil fracasar, y Brit lo sabe. Pero en un competitivo mundo en el que el tiempo es un bien sagrado, esta CEO reinvierte los beneficios en tejer nuevas vías de ingresos en torno a su exitoso negocio: Brit + Co factura en publicidad, comisiones de ventas, organización de eventos e incluso suscripciones. Y hay más planes en la retaguardia que Brit oculta detrás de su millonaria sonrisa.   

Guapa, inteligente y emprendedora. Hay gente que nace estrellada y otros con estrella, y puede confirmarse que nuestra protagonista representa sin titubeos la segunda opción de este dicho. Britanny Morin, o mejor, Brit, como le llaman sus allegados, decidió alejarse del calor de la seguridad y el prestigio de la nómina de Google para dar un salto al vacío y fundar su propia empresa. Con un innegable talento y una poderosa sonrisa dio un convencido portazo a la firma de Sergey Brin y Larry Page, pero no era la primera vez en decir adiós a una de las vacas sagradas de Silicon Valley: antes de ser Googler pasó por la mismísima Apple donde trabajó con el equipo de iTunes, y todo ello sin llegar a los 30.