Xbox One necesitará conectarse a diario para funcionar

Comienzan a dibujarse las líneas maestras de la nueva consola de Microsoft. Apenas una semana antes del E3, Microsoft ha entrado al trapo de los rumores que rodean a su máquina, en gran medida propagados por ellos con el fin de sondear la opinión del mercado. Hay una de cal y otra de arena. Por una parte responsables de la firma han confirmado que su consola necesitará conectarse a sus servidores cada 24 horas para funcionar; por la otra, que no existirá una restricción a los juegos de segunda mano de fábrica, sino que esta decisión quedará en manos de las editoras del software.

"Hemos diseñado una Xbox para que los editores puedan habilitar el mercado de segunda mano si lo desean. Microsoft no cobrará ningún extra a vendedores, publicadores o consumidores por permitir estas ventas posteriores", explica la compañía en el blog corporativo. Sí existirán una serie de tiendas selectas encargadas de llevar a cabo las operaciones, pero no queda claro si los creadores de los juegos tendrán la posibilidad de cobrar de nuevo ventas posteriores. 

Sin embargo las noticias en torno a la conexión permanente no son tan halagüeñas. Y es que los futuros poseedores de una Xbox One tendrán que conectarse a los servidores de Microsoft al menos una vez cada 24 horas. No importa si se está jugando en solitario u online. "Si no se cumplen estas condiciones el juego offline dejará de ser posible", dicen desde Seattle. La limosna que le queda al usuario es seguir pudiendo emplear la consola para ver la televisión, una película o escuchar música, que por algo se define como "centro multimedia". Si lo que el usuario pretende es utilizar su código en una consola ajena dispondrá de una sola hora para conectarse a internet y validar la situación.

Como os hemos advertido en Teknautas, a partir de ahora prestar juegos también va a complicarse. Para que un usuario le deje un juego a un amigo, éstos tendrán que haber oficializado su amistad en los servidores de Microsoft con al menos 30 días de antelación. Ha de escogerse bien el beneficiario, ya que cada título podrá prestarse una sola vez. Hay una ligera -aunque bizarra- compensación: todos los miembros de una familia podrán disfrutar de los juegos que entren en casa, aún con cuentas de usuario diferentes a la del comprador. Básicamente se vende como una ventaja lo que hasta ahora era normal. ¿De verdad algún padre se ha planteado comprar tres copias de un mismo título para que puedan jugar todos sus hijos?

Por último, desde Redmond se han desentendido de la posibilidad de que Kinect tuviese siempre que estar escuchando para funcionar. Al parecer el periférico podrá estar apagado, aunque no desconectado de la consola.

Con esta batería de medidas, históricas en el sector del videojuego, queda patente que Microsoft tiene planes rompedores para su nueva máquina y lo que desarrollen para ella. El usuario se erige como el gran damnificado, dado que pierde una parte de su libertad para vender sus viejos juegos, así como el libre préstamo de ellos y el derecho a jugar sin tener que estar conectado a internet. Tampoco podrá jugar con sus antiguos juegos en la nueva consola. Basta revisar los comentarios de la comunidad para comprobar que la nueva Xbox está tensando la cuerda en demasía. La próxima semana, el desenlace.