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Apple y el mito de la crisis de identidad
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Apple y el mito de la crisis de identidad

En 2007, Steve Jobs dio una charla a una audiencia muy especial en el hotel Sofitel de San Francisco. Delante de él se encontraban más de

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Apple y el mito de la crisis de identidad

En 2007, Steve Jobs dio una charla a una audiencia muy especial en el hotel Sofitel de San Francisco. Delante de él se encontraban más de 200 ejecutivos de Yahoo!, y a su lado, justo en una yuxtaposición casi perfecta, Jerry Yang, que acababa de retomar las riendas de la tecnológica y quería levantar la hundida moral de sus trabajadores. Jobs y Yang, a quienes separaba una diferencia de edad de más de una década, tenían mucho en común. Yang volvía a Yahoo! como CEO exactamente igual a como lo había hecho el de Cupertino 10 años atrás, y con la urgente necesidad de impulsar la empresa.

Tras ser presentado, Jobs relató los apuros por los que había pasado Apple y, entre otras cosas, explicó que su estrategia siempre se había basado en averiguar qué es lo que no hay que hacer. El consejo que dio al público fue: "Escoged hacer una sola cosa que sea genial. En nuestro caso sabíamos que esa cosa era el Mac".  Y después les regaló una dosis de franqueza: "Yahoo! puede ser lo que queráis que sea. Tenéis a gente con talento y más dinero del que podáis necesitar, pero no acabo de ver si sois una empresa de contenidos o de tecnología. Optad por una de las dos. Yo tengo claro cuál escogería".

Yang dejó el cargo en 2009 y Yahoo! ha seguido decayendo sin cesar desde entonces, debido en parte a su incapacidad de decidir. Por su parte, Apple se ha pasado la vida diciendo no y solo ha apostado por muy pocos y exclusivos productos. Si tenéis la oportunidad de visitar Apple y hablar con cualquiera de sus directivos, veréis cómo es prácticamente imposible que pasen 10 minutos sin que haya alardeado de que son capaces de poner toda su línea de productos encima de una mesa de sus sala de juntas. Es el mensaje que predicaba Jobs dentro de Apple; el mismo de Ludwig Mies van der Rohe, alumno de la escuela Bauhaus: menos es más. Y les ha funcionado. O por lo menos hasta este pasado martes.

El pasado 23 de abril los de Cupertino presentaron vía conferencia telefónica, sus resultados financieros correspondientes al segundo trimestre del año fiscal. Algunas de las cifras que se manejaron fueron: 37,4 millones de iPhone vendidos, 19,5 millones de iPad, 4 millones de Mac, 43.600 millones de dólares en ingresos y 9.500 millones de dólares en beneficios. Los números describen un coloso del sector tecnológico. El problema es que el año pasado por estas fechas el beneficio neto fue mayor, en concreto de 11.600 millones (siendo ésta la primera vez que cae en una década), y por si fuera poco, la compañía lleva perdido el 44% de su capitalización bursátil, o lo que es lo mismo: 291.000 millones de dólares.

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Como consecuencia de esto, durante la semana hemos podido leer todo tipo de noticias como que Apple es incapaz de superar la muerte de Jobs, que ya no innova, que Tim Cook es un pusilánime y que incluso le sustituirá el mismísimo Steve Ballmer, actual CEO de Microsoft. En parte es normal. Es la parafernalia que rodea a los de Cupertino y que mantiene con vida a los medios. Apple es a la comidilla tecnológica como Gardel lo es al tango, Panenka al penalti o Murnau al cine mudo. 

Ahora vende más, pero gana menos. Esto puede ser debido a muchas causas. Una de ellas, se me ocurre, es la dura competencia de los precios, algo a lo que ha contribuido la propia compañía con sus dispositivos antiguos o reparados, que por cierto, vende en su propia tienda online o incluso eBay. The Wall Street Journal sin embargo, y muchos otros medios más, ven una crisis de identidad. Si, de esas que diagnostican los psicólogos a sus pacientes.

El medio estadounidense publicó un artículo en el que se preguntaba si los de Cupertino eran en realidad una compañía de hardware o de software. Algo parecido a lo que hiciera Jobs con Yahoo! La respuesta tiene un profundo significado para los analistas que evalúan el valor de la empresa, ya que la diferencia es sustancial: según The Wall Street Journal, si es considerada una empresa de hardware, su buena racha podría verse truncada si el iPhone o el iPad no logran destacar entre el resto de dispositivos que compiten duramente en el mercado. Además, este tipo de empresas son más vulnerables a los saltos tecnológicos. Si por el contrario lo es de software, o de hardware y software al mismo tiempo, podría ser valorada de forma parecida a otras firmas de internet.

He hablado con algunos analistas al respecto y, excepto uno de ellos, que la catalogó como un híbrido, y otros que no se aclaraban, la mayoría insiste en clasificar a Apple como una empresa de hardware, y eso a pesar de que Tim Cook se ha empeñado en demostrar que cuentan con algunas características que la distinguen de muchos otros fabricantes. Sin embargo, en mi opinión, Apple no es hardware o software, iMac o iOS, sino todo un ecosistema.

Los de la manzana, al igual que debería de hacer cualquier otra tecnológica que quiera sobrevivir en el siglo 21, cuentan con un ecosistema que abarca desde iPhone, iPad, iMacs, el sistema operativo iOS, iCloud; un iTunes que les ha generado hasta 4.114 millones de dólares; la tienda online llamada App Store, miles de cuentas bancarias asociadas y, en definitiva, toda una familia de productos, herramientas, servicios y aplicaciones interconectados entre sí. Como escribió Brian Barret, redactor del portal de tecnología Gizmodo, el iPhone no es sólo un iPhone. Es el acceso a miles de aplicaciones que sólo funcionan en dispositivos Apple; a millones de libros que no se pueden leer en un Kindle. Es un mando a distancia para tu Apple TV, un lugar donde comprar o alquilar películas y música.

Y es que Apple no vende un producto, sino una experiencia. Esto es bueno porque te permite no depender de nadie. Por contra, deja muchos frentes abiertos.

Uno de ellos es iOS. El SO de Apple actualmente ha sido superado por Android e incluso BlackBerry. Dispositivos como el HTC One o el Samsung Galaxy S4 ya cuentan con muchas más utilidades y herramientas que han dejado obsoleto el sistema operativo del teléfono de Cupertino. Al respecto, Tim Cook anunció que llegarían novedades en otoño de este año, entre las que se espera una actualización a la versión 7, un nuevo iPhone y por qué no, el iWatch. Pero son solo rumores.

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Decir qué productos va a lanzar la tecnológica es jugar a la lotería. Aunque sí podemos fiarnos de algunas filtraciones. Según explica en su libro El legado de Steve Jobs, el redactor de Forbes, Adam Lashinsky, los empleados de Apple saben que algo gordo se avecina cuando aparecen los carpinteros en su edificio de oficinas. Se levantan rápidamente nuevos tabiques, se añaden puertas y se ponen en marcha nuevos protocolos de seguridad. Ventanas que antes eran transparentes, se vuelven opacas, y se construyen salas bloqueadas donde ninguna información sale sin un motivo concreto. 

Los productos de Apple son conocidos en todas partes, sin embargo, el secretismo dentro de la compañía es absoluto. Y así ha sido siempre. Yo particularmente estoy convencido de que la mayoría de filiales que hay repartidas por el mundo no tienen ni idea de los productos que va a sacar la compañía, y que muchas veces se enteran por los rumores que se filtran en los medios de comunicación, sobre todo de China y Corea del Sur. En una ocasión, tras preguntar por estas filtraciones que tanto beneficiaban a la compañía a un empleado de Apple, me reconoció que a pesar de lo que se pensaba, no podían controlarlas porque eran tantos los proveedores con los que trabajaban que era imposible mantenerlos callados a todos.

No sé vosotros, pero yo me lo creo. Me parece bastante sencillo que un trabajador cualquiera de una empresa de China encargada de ensamblar, pongamos por caso, una pieza del futuro iPhone 5S, le haga una foto y la filtre a un medio de comunicación. Esto no significa que en otras ocasiones Apple sí haya filtrado lo que le ha interesado. Un ejemplo: el famoso iPhone 4 olvidado en un bar que se encontró posteriormente un reportero de Gizmodo.

¿Sacará finalmente la compañía otro producto revolucionario? Es pronto para saberlo. Sea como fuere, ya habéis escuchado a Cook. Hasta otoño, nada. Mientras, nos podemos apañar con la WWDC 2013 (cuyas entradas se agotaron en dos minutos), y las filtraciones claro...

En 2007, Steve Jobs dio una charla a una audiencia muy especial en el hotel Sofitel de San Francisco. Delante de él se encontraban más de 200 ejecutivos de Yahoo!, y a su lado, justo en una yuxtaposición casi perfecta, Jerry Yang, que acababa de retomar las riendas de la tecnológica y quería levantar la hundida moral de sus trabajadores. Jobs y Yang, a quienes separaba una diferencia de edad de más de una década, tenían mucho en común. Yang volvía a Yahoo! como CEO exactamente igual a como lo había hecho el de Cupertino 10 años atrás, y con la urgente necesidad de impulsar la empresa.