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Series españolas para lidiar con la crisis (según el 'Wall Street Journal')
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EL DIARIO DISECCIONA EL 'BOOM' DE LAS PEQUEÑAS FICCIONES SOBRE LA RECESIÓN ESPAÑOLA

Series españolas para lidiar con la crisis (según el 'Wall Street Journal')

Treintañeras, Asqueados, Malviviendo, Parados... Podrían ser los adjetivos de una pancarta de indignados o describir el perfil del desempleado español medio, pero no es el caso.

Foto: Series españolas para lidiar con la crisis (según el 'Wall Street Journal')
Series españolas para lidiar con la crisis (según el 'Wall Street Journal')

Treintañeras, Asqueados, Malviviendo, Parados... Podrían ser los adjetivos de una pancarta de indignados o describir el perfil del desempleado español medio, pero no es el caso. Son títulos de series. Concretamente, de series españolas en Internet. Y según el Wall Street Journal, forman parte de un boom. Uno de programas a medio camino entre la ficción y la protesta que tienen a la web por soporte, a los jóvenes españoles por personajes y a la crisis por materia expresiva.

Según un artículo publicado en el diario financiero, esta colección de títulos hace "humor negro con el desastre económico" español y ofrece a la "tan cacareada generación perdida española" un remedio contra la edulcorada visión de la crisis que, según el diario, proyectan los medios nacionales. "Mientras unos jóvenes españoles protestan y otros emigran, otros recurren a Internet para buscar un alivio a través del humor", sentencia.

Un alivio a todo: a la precariedad, a los bajos sueldos, al paro... Por eso el rotativo ubica el canon de este nuevo género en ficciones como Freaklances y Malviviendo, y por eso incluye en sus valores más razones que las estrictamente artísticas. El creador de la primera, Alex Otero, "se vio obligado a convertirse en freelance en 2008, después de perder su trabajo en una empresa". El de la segunda, David Sáinz, comenzó con un presupuesto de 40 euros. "Tuvo que robar la señal Wi-Fi del vecino para subirla a internet", puntualiza el artículo.

Unos extremos que sorprenden al lector foráneo y que, por precarios, visten a la perfección la imagen que España proyecta en el exterior. La de esta explosión creativa nacional "es una historia que lo tiene todo", explica Charo Sádaba, profesora de la facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. "Jóvenes, desempleo, emprendedores...". Los ingredientes perfectos para ilustrar una situación, la de España, que "despierta interés fuera y obliga a quienes quieren contarla a buscar constantemente nuevos prismas", como el de este boom de las pequeñas ficciones de denuncia. "En el fondo, se trata de explicar que en España los jóvenes protestan, pero no solo a través de la movilización ciudadana o el 15M".

Una historia muy española

Sádaba está de acuerdo con el texto en que en los medios de comunicación españoles abundan los productos evasivos, "especialmente en los audiovisuales". Y en que si lo hacen, es por una razón. Para el espectador, "se trata de llegar a casa y olvidarse de que no tendrás paga de navidad, de que estás en la lista del ERE o de que tu hijo está en paro", sentencia. "Un simple vistazo a la parrilla demuestra que el gran espectador prefiere evadirse un rato frente al televisor".

Pero no es una huida. Según Sádaba, "hay que relativizar la palabra evasión", ya que el arte y el entretenimiento, incluso cuando sean escapistas, "siempre implican una actitud frente a la realidad". De ahí, según esta experta, el auge que suelen experimentar en sociedades en crisis. "La crítica y la disconformidad son una parte fundamental del espíritu creador", sostiene.

Tanto que algunos no se limitan a encarar la realidad con humor, sino que utilizan esta herramienta para explicarla. Es el caso de Aleix Saló, el joven arquitecto catalán metido a humorista gráfico cuyos éxitos son la prueba, según el Wall Street Journal, de "la importancia de la web como plataforma para las voces enfadadas de los jóvenes" españoles.

Su vídeo sobre la recesión económica y la burbuja inmobiliaria –que realizó para acompañar el lanzamiento de su primer libro, Españistán–, ha sido visto ya por más de cinco millones y medio de personas, y su siguiente capítulo sobre la crisis, Simiocracia ­–que acompaña también al libro del mismo nombre– roza los dos millones.

Treintañeras, Asqueados, Malviviendo, Parados... Podrían ser los adjetivos de una pancarta de indignados o describir el perfil del desempleado español medio, pero no es el caso. Son títulos de series. Concretamente, de series españolas en Internet. Y según el Wall Street Journal, forman parte de un boom. Uno de programas a medio camino entre la ficción y la protesta que tienen a la web por soporte, a los jóvenes españoles por personajes y a la crisis por materia expresiva.