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“Robo porque tengo que dar de comer a mis hijos y no tengo trabajo”
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LA CRISIS PROVOCA UN AUMENTO EN EL NÚMERO DE HURTOS

“Robo porque tengo que dar de comer a mis hijos y no tengo trabajo”

Antonio (nombre falso) camina por Ribera de Curtidores arrastrando un carro de la compra repleto de todo tipo de cosas. Tiene 52 años y la tez morena

Foto: “Robo porque tengo que dar de comer a mis hijos y no tengo trabajo”
“Robo porque tengo que dar de comer a mis hijos y no tengo trabajo”

Antonio (nombre falso) camina por Ribera de Curtidores arrastrando un carro de la compra repleto de todo tipo de cosas. Tiene 52 años y la tez morena de pasarse las mañanas al sol, que en su Madrid natal, aunque sea invierno, pega casi todos los días. Por los bordes del carro sobresalen desde un pijama hasta un transistor que, junto con otro sin fin de cosas inservibles que vende al precio que sea, forman una variopinta montaña. Más al fondo, la cosa cambia: un navegador marca Tom-Tom y un móvil de última generación. Nada viene con envoltorio ni caja. “Los días normales te puedes sacar entre 3 y 5 euros”, cuenta desde la puerta de un bar donde se reúne todas las mañanas con otros compañeros. “Los fines de semana más. Y si cuentas con un aparato de éstos te puedes llevar hasta 20 ó 30 euros”.

Antonio reconoce que no es fácil. “Yo hoy vengo de Embajadores y me tengo que ir hasta Atocha. Solo queremos ganar un poco de pan. No robo por gusto, ¿sabe? Robo para dar de comer a mis hijos. Algunas cosas las saco de la basura pero si tengo que robar algo, lo hago”. Lo cierto es que no parece un delincuente al uso. Lleva en ésto tan solo un año, el tiempo que ha buscado desesperadamente un trabajo. Y todo apunta a que muchos más se encuentran en la misma situación.

Barcelona o La Rioja han sido los primeros en denunciarlo: ha crecido el número de robos y hurtos en las ciudades. Los robos con violencia en la vía pública aumentaron el pasado año en la Ciudad Condal un 18,7%, hasta los 11.110. El alcalde de Barcelona, Xavier Trías, ha destacado que el hurto continuó siendo en 2011 la actividad delictiva más importante (113.462). En foros, sin ir más lejos, se denuncian habitualmente los hurtos de los que han sido víctimas los usuarios. Uno de ellos, por ejemplo, denunció recientemente "en la Fiscalía el robo de sus espejos retrovisores". Allí le recomendaron ir a recuperarlos a un lugar llamado ‘El Tierrero’, ya que la Policía no suele encontrar ese tipo de objetos robados.

La Fiscalía de Cataluña ha detectado además un aumento de los asaltos a ancianos, discapacitados y menores y ha optado por agravar las penas por este tipo de delitos con prisión preventiva en los casos más graves. Por su parte, la Delegada del Gobierno Cristina Cifuentes ha reconocido un aumento de la presencia policial en las calles como efecto "disuasorio" ante el incremento de robos; además, ha señalado que "lo que incrementa la sensación de inseguridad es el pequeño delito, el hurto que sufre el ciudadano directamente". El presidente de la Federación Riojana de Municipios (FRM), Roberto Varona, ha alertado sobre “el aumento de pequeños robos, hurtos e intrusiones a viviendas” en diferentes localidades de La Rioja. Según Varona, “la necesidad está obligando a cierta gente a delinquir y hay que disuadirles” de hacerlo. ¿Podría ser que estuviéramos ante un nuevo tipo de delincuente ocasional? Según el sociólogo Fernando Díaz, sí. “La crisis golpea a todos y obviamente también a las familias afectadas por las altas tasas de paro”.

Un delito contra el que no se puede hacer nada

Recientemente, en la comisaría de la madrileña Plaza del Sol se han reportado más denuncias de hurtos menores, la mayoría de ellos, según reconoce un agente a El Confidencial, llevados a cabo sin tomar precauciones. “En muchos casos hasta se dejan otros objetos de valor muy probablemente debido a los nervios o las prisas”, comentan las fuentes consultadas. El inspector jefe, Pescador, de la Comisaría Centro, asegura que “es muy difícil recuperar los objetos robados porque tienen un número de referencia, pero cuando tú te compras un ordenador generalmente no te quedas con ese número”. “El problema es que por este tipo de hurtos el delincuente no va a la cárcel ni de forma provisional, por lo que siguen en la calle”, añade Adrián Domínguez desde el departamento de Comunicación. 

La jefa de estudios del colegio Santa María situado en la calle Ribera de Curtidores, Beatriz Rodríguez, tiene que llamar habitualmente a la Policía por los vendedores que se colocan en la puerta del centro. Ofrecen sin ningún tipo de disimulo joyas, relojes de oro y otros objetos de valor. “No solo hay extranjeros, sino también muchos españoles. Gente normal que necesita para algo tan básico como seguir comiendo”, asegura una de las profesoras. Da igual lo que les persiga la Policía: ellos se mueven y van cambiando de calles. Así todos los días. “Tenemos orden de movilizarlos de allí”, asegura un agente municipal. ¿Hay alguna solución? “Que dejen de robar y vender por las calles”, añade. Para Antonio, que sigue a lo suyo, recorriendo las calles del centro de Madrid, que le salga trabajo "de una vez por todas”. 

Antonio (nombre falso) camina por Ribera de Curtidores arrastrando un carro de la compra repleto de todo tipo de cosas. Tiene 52 años y la tez morena de pasarse las mañanas al sol, que en su Madrid natal, aunque sea invierno, pega casi todos los días. Por los bordes del carro sobresalen desde un pijama hasta un transistor que, junto con otro sin fin de cosas inservibles que vende al precio que sea, forman una variopinta montaña. Más al fondo, la cosa cambia: un navegador marca Tom-Tom y un móvil de última generación. Nada viene con envoltorio ni caja. “Los días normales te puedes sacar entre 3 y 5 euros”, cuenta desde la puerta de un bar donde se reúne todas las mañanas con otros compañeros. “Los fines de semana más. Y si cuentas con un aparato de éstos te puedes llevar hasta 20 ó 30 euros”.