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Bruselas, “el agujero infernal”, recibe a Trump blindada y con protestas
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visita relámpago de 24 horas

Bruselas, “el agujero infernal”, recibe a Trump blindada y con protestas

Trump podrá limar sus asperezas con los líderes de la UE y sus aliados de la OTAN, después de haber creado una sensación de alejamiento entre las dos orillas del Atlántico

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump, camina junto al rey Felipe de Bélgica en Bruselas. (Reuters)
El presidente de EEUU, Donald Trump, camina junto al rey Felipe de Bélgica en Bruselas. (Reuters)

Ir a Bruselas “es como estar en un agujero infernal”. Así de claro lo tenía Donald Trump hace menos de un año. Quizá por ello, el presidente de los Estados Unidos ha decido visitar tres tierras sagradas —Arabia Saudí, Jerusalén y el Vaticano— antes de poner por primera vez desde que asumió su cargo los pies en la capital europea. Una ciudad a la que ha llegado en torno a las cuatro de la tarde, rodeado de fuertes medidas de seguridad, protestas y tantas expectativas como incógnitas.

Durante su visita relámpago de poco más de 24 horas, Trump no solo tiene la oportunidad de hacer las paces con el primer ministro belga, Charles Michel, en una recepción conjunta con los reyes de Bélgica, sino que también podrá limar mañana sus asperezas con los líderes de la Unión Europea y sus aliados de la OTAN, después de que sus salidas de tono y sus primeras decisiones hayan creado una sensación de alejamiento entre una y otra orilla del Atlántico.

La “obsoleta” OTAN, de estreno

Tras dos décadas de trabajos y una factura astronómica de 1.100 millones de euros, la OTAN aprovechará la primera cumbre de sus jefes de Estado para estrenar su nueva sede. Quizá la novedad permita a Trump empezar de cero con sus socios euroatlánticos y disipar las dudas de su compromiso con la alianza, a la que no ha dudado tachar de “obsoleta”.

El encuentro, que se espera relativamente corto, viene precedido de otras polémicas. Como la que surgió tras el paso del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, por la Casa Blanca el pasado mes de abril. Según 'Politico', Stoltenberg dijo a un alto cargo que el presidente de EEUU tiene una atención de “12 segundos” como máximo, por lo que pediría a los líderes que acortaran y simplificaran sus intervenciones durante la cumbre. Hechos que fueron posteriormente negados por una portavoz de la OTAN.

Lo que sí es cierto es que pese a que las cuestiones que afectan a la alianza se amontonan —desde la ciberseguridad a las relaciones con Rusia, pasando por el terrorismo—, los analistas vaticinan que el encuentro servirá ante todo para disipar tensiones entre Trump y sus aliados. Estos pedirán a su homólogo estadounidense que inaugure una estatua en memoria de las víctimas del 11-S, un gesto con el que esperan recordarle la importancia de la cooperación transatlántica ante los retos comunes que afrontan, según destaca el 'think tank' German Marshall Fund.

'Tour' europeo, encuentro con Macron incluido

Antes de dirigirse a la OTAN, Trump dedicará la mañana del jueves a visitar a los representantes de las instituciones de la Unión Europea, con la que tampoco ha empezado con buen pie. No solo porque tras su victoria decidió consagrar su primer encuentro con un político europeo al euroescéptico y precursor del Brexit Niggel Farage. O por su apoyo a Marine Le Pen. Sino también porque, tras la salida de Barack Obama de la Casa Blanca, la colaboración entre Washington y Bruselas se ha resentido, como atestigua el estado de muerte clínica del TTIP, el acuerdo de libre comercio transatlántico.

'The Donald' se desplazará al barrio europeo de Bruselas para encontrarse con 'el otro Donald': Tusk, presidente del Consejo Europeo y antiguo primer ministro polaco, quien no ha dudado en hacer públicas sus diferencias con el estadounidense en el pasado, sobre todo en lo que respecta a su estrecha relación con Moscú. También se verá con los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y con la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini.

Trump aprovechará también su visita para ofrecer una comida a Emmanuel Macron, pese al apoyo que mostró durante la campaña electoral a su contrincante, Le Pen. La cita se desarrollará en la embajada americana en Bruselas, donde se hospedará el presidente estadounidense a su paso por la capital europea. Una novedad, ya que su predecesor, Barack Obama, optaba por blindar el antiguo Hilton, hoy conocido como 'The Hotel'.

Otro huésped complicado: Erdogan

La primera visita del presidente norteamericano a Bruselas ha eclipsado la presencia de otro socio complicado: Recep Tayyip Erdogan. Su llegada está precedida de meses de tensiones con sus vecinos europeos, con los que al mismo tiempo mantiene un acuerdo de devolución de migrantes y refugiados. Un evento en el que Erdogan tenía previsto dirigirse a parte de la numerosa población turca belga ha sido cancelado, ante el temor de que se produjeran choques como los que tuvieron lugar durante su desplazamiento a Washington.

Bruselas, blindada

La cumbre de la OTAN coincide con dos días festivos en la capital belga, con lo que las autoridades cuentan con que estará más vacía de lo habitual. No obstante, se espera que la presencia de los líderes cause grandes complicaciones. Varias estaciones de metro permanecerán cerradas este jueves, se desviará el ya de por sí denso tráfico bruselense y los autobuses y tranvías sufrirán modificaciones en sus recorridos. Ni siquiera los peatones podrán contar con moverse tranquilos, ya que varias zonas estarán cerradas al paso. Incluso los ciclistas se arriesgan a que les retiren la bicicleta si la dejan aparcada en alguno de los puntos bloqueados por la policía.

Ir a Bruselas “es como estar en un agujero infernal”. Así de claro lo tenía Donald Trump hace menos de un año. Quizá por ello, el presidente de los Estados Unidos ha decido visitar tres tierras sagradas —Arabia Saudí, Jerusalén y el Vaticano— antes de poner por primera vez desde que asumió su cargo los pies en la capital europea. Una ciudad a la que ha llegado en torno a las cuatro de la tarde, rodeado de fuertes medidas de seguridad, protestas y tantas expectativas como incógnitas.

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