Es noticia
"Roma da asco"
  1. Mundo
LA CIUDAD PEOR ADMINISTRADA DE EUROPA

"Roma da asco"

La degradación de las calles, autobuses y metros, la perenne suciedad, el pobre mantenimiento de los barrios... Roma es la ciudad peor administrada de Europa tras 50 años de gobiernos mediocres

Foto: Un hombre recoge comida abandonada en el suelo tras celebrarse un mercado callejero en una calle de Roma. (Reuters)
Un hombre recoge comida abandonada en el suelo tras celebrarse un mercado callejero en una calle de Roma. (Reuters)

Chiara lleva más de diez horas postrada en una cama en la sala de espera del área de urgencias del hospital Fatebenefratelli San Giovanni Calibita, situado en la isla Tiberina, en el centro de Roma. Es uno de los centros hospitalarios más prestigiosos de la capital italiana. De hecho, muchos romanos dicen con orgullo que son “isleños”, pues nacieron en la maternidad del Fatebenefratelli. “Tengo dolores muy fuertes en la espalda y no puedo levantarme casi ni para ir al baño. Aún no me han dicho lo que tengo”, se queja Chiara con una mueca de dolor en el rostro. En ese momento pasa rauda una enfermera por el pasillo y la paciente, alzando un poco la voz, le ruega que le traiga un vaso de agua.

“Se lo pedí hace horas, pero nada, no da abasto con todo y sigue sin traérmelo. Llevo todo este tiempo sin comer ni beber”. Un joven que espera a que el médico le vea el grave esguince que se ha hecho en un tobillo se compadece y decide echarle una mano: “¿Quiere que vaya a la máquina y le traiga una botella de agua y algo de comer?”. “Muchas gracias, pero no vas a poder”, responde Chiara. “Antes un señor fue a la máquina pero está todo agotado. El bar cerró hace horas, así que no tenemos nada de comer ni de beber. Sólo nos queda la opción de coger agua del baño, pero el váter está roto y hay un olor horrible”.

Aprovechando que la enfermera vuelve a pasar por el pasillo, Chiara lallama, pidiéndole de nuevo un vaso de agua y alguna pastilla para mitigar el dolor. “No puedo darle nada hasta que no le vea el especialista”, responde la sanitaria. “Pero es que llevo aquí más de diez horas y no me han dado ustedes ni un antidolorífico, ni agua ni nada de comer. Yo pensaba que había venido a un hospital”, se queja, resignada, la mujer. “Esto era un hospital”, dice entonces la enfermera, subrayando con la voz el verbo en pasado de su frase.

La situación de la sanidad pública, con escenas cotidianas como esta vivida en urgencias o esperas de años para hacerse algunas pruebas con médicos especialistas, es paradigmática del abandono en que se encuentran buena parte de los servicios públicos en muchas ciudades italianas. La degradación de las calles, jardines, autobuses, metros y tranvías, la perenne suciedad por todos lados, la invasión de coches hasta en los espacios más inverosímiles y el pobre mantenimiento de los barrios acompleja a Roma al compararla con otras capitales europeas como Madrid, Berlín, Londres o París.

Mafia Capital y la degradación de la ciudad

“Esto sucede por la escasa capacidad de liderazgo político y por la ausencia de una sólida administración municipal. Según muchos observadores, es una ficción jurídica que en Roma haya un Ayuntamiento y un alcalde”, escribía hace unos días en el Corriere della Sera Sabino Cassese, juez del Tribunal Constitucional y ministro en los años 90. Entre las causas que han llevado a la Ciudad Eterna a esta situación, Cassese señalaba la “pequeñez” de los administradores que ha encadenado en la últimas décadaslos “grandes y pequeños abusos” (cometidos tanto por los poderosos como por los ciudadanos que no pagan el billete de autobús o aparcan su coche en una zona prohibida), y la infiltración de la criminalidad entre la “maleza de la política local”. “Este sistema corrupto exige que el Estado se encargue de la cura para dar a la nación una capital no infectada”, proponía el magistrado.

Eran auténticos maestros en la infiltración entre esa “maleza” los miembros de Mafia Capital, el grupo criminal criado al calor de las contratas que le adjudicaba irregularmente el Ayuntamiento de Roma. Gestionaba parte de la recogida de basuras y del mantenimiento de los jardines, entre otros negocios, aunque los mayores réditos los lograba con la acogida de inmigrantes y refugiados. Cuando la Policía descabezó a Mafia Capital el pasado diciembre, muchos romanos empezaron a entender por qué hay tantas cosas que no funcionan en su ciudad. Massimo Carminati, un antiguo terrorista de extrema derecha, y Salvatore Buzzi, empresario con contactos en la izquierda, tenían en nómina a una parte significativa de la clase política local para hacerse con las contratas públicas. “¿Tú tienes idea de cuánto gano con los inmigrantes? La droga deja menos”, comentaba por teléfono Buzzi en una escucha publicada hace seis meses.

Una nueva operación contra Mafia Capital acabó el 4 de junio con 44 arrestados, entre ellos un buen número de dirigentes locales y regionales, tanto de la derecha como de la izquierda. En una de las interceptaciones telefónicas publicadas tras las últimas detenciones, Emilio Gammuto, colaborador de Buzzi, explicaba de forma clara cómo había ido sido el ascenso del grupo criminal: “Con Rutelli comenzamos a crecer. Con Veltroni nos fue bien. Pero con Alemanno bajo ciertos aspectos pillamos mucho más, especialmente en lo social. Triplicamos la cosa”.

Francesco Rutelli, Walter Veltroni y Gianni Alemanno fueron los tres últimos alcaldes de Roma antes de que en junio de 2013 subiera Ignazio Marino a la colina del Capitolio, donde tiene su sede el Ayuntamiento. Aunque el actual regidor no está siendo investigado por la trama de Mafia Capital, el escándalo le ha salpicado igualmente. “Si sigue Marino, en tres años y medio nos comemos Roma”, se jactaba Buzzi en una conversación telefónica.

“Vivimos en la urbe peor administrada de Europa”

Ha seguido con particular atención la caída de la cúpula mafiosa Massimiliano Tonelli, impulsor –junto a otros ciudadanos preocupados por la degradaciónde su ciudad– del blog Roma fa schifo (Roma da asco). Lleva desde 2007 denunciando las barbaridades cotidianas de la capital italiana, como las ovejas y los cerdos que han sido vistos comiéndose la basura acumulada alrededor de algunos contenedores en barrios de las afueras.

“Por desgracia vivimos en la ciudad peor administrada de Europa. No hay ni un solo sector que funcione bien. Todo está en la ruina más absoluta”, explica Tonelli a El Confidencial. “Las empresas públicas encargadas de recoger las basuras y de gestionar el transporte público son un desastre total. Lo mismo ocurre con aspectos que parecen más pequeños pero también son significativos, como los grafitis, la multiplicación de carteles publicitarios o los coches que aparcan en zonas prohibidas. Todos estos elementos juntos explican la degradación de la ciudad y crean las condiciones perfectas para la proliferación de la criminalidad”.

Tonelli mira con envidia la renovación que han vivido en las últimas décadas otras capitales europeas como Madrid o incluso ciudades más pequeñas de España, como Murcia. “Vemos que allí buena parte de las inversiones públicas se han hecho en la dirección correcta: mejorando las zonas comunes y restringiendo el espacio para los automóviles. Además, se cumplen las reglas. Basta con que se perciba que las normativas se respetan para que las urbes empiecen a mejorar. Si lo que se ve es que está todo abandonado y que no se castiga a los infractores, la gente se deja llevar y la degradación empeora”, asegura Tonelli.

Ahí está, a su juicio, una de las causas del abandono en que se encuentra Roma: “El primer problema del país es el mal funcionamiento de la justicia. Seguir las normas es algo opcional, pues sabes que si no lo haces no habrá consecuencias administrativas o penales graves”. A este problema, presente en todo el país, se suma medio siglo de Gobiernos municipales mediocres, como denunciaba Cassese.

“En ese tiempo la ciudad ha crecido enormemente, pero no se ha sabido gestionar –prosigue Tonelli–. Roma está ahora mismo como se encontraba Nueva York en los años 70 u 80 del siglo pasado. Allí consiguieron cambiar las cosas con normas precisas que se aplicaron inflexiblemente. Luego se ha copiado la misma receta en otras muchas ciudades con problemas, consiguiendo que se convirtieran en espacios vivibles donde se tutelaba a los ciudadanos honestos. Así se consiguen inversiones. Aquí los únicos que invierten son los criminales, aprovechándose de la corrupción y de un sistema judicial que no funciona”.

Chiara lleva más de diez horas postrada en una cama en la sala de espera del área de urgencias del hospital Fatebenefratelli San Giovanni Calibita, situado en la isla Tiberina, en el centro de Roma. Es uno de los centros hospitalarios más prestigiosos de la capital italiana. De hecho, muchos romanos dicen con orgullo que son “isleños”, pues nacieron en la maternidad del Fatebenefratelli. “Tengo dolores muy fuertes en la espalda y no puedo levantarme casi ni para ir al baño. Aún no me han dicho lo que tengo”, se queja Chiara con una mueca de dolor en el rostro. En ese momento pasa rauda una enfermera por el pasillo y la paciente, alzando un poco la voz, le ruega que le traiga un vaso de agua.

Roma
El redactor recomienda