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Rajoy, el último de la clase de inglés
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Rajoy, el último de la clase de inglés

Mariano Rajoy dice dedicar tres horas semanales al inglés, pero no parece que le cundan demasiado. El presidente sigue pasando serios apuros

Foto: Mariano Rajoy durante el encuentro con Barack Obama en la Casa Blanca. (EFE)
Mariano Rajoy durante el encuentro con Barack Obama en la Casa Blanca. (EFE)

Mariano Rajoy dice dedicar tres horas semanalesal inglés, pero no parece que le cundan demasiado. El presidente sigue pasando serios apurospara desenvolverse sin la ayuda de un intérprete, al igual que les ha ocurrido a todos sus predecesores. De Suárez a Zapatero, los mandatarios españoles siempre han tenido problemas con el idioma de Shakespeare en las cumbres internacionales, aunque Aznar lo acabase chapurreandosin rubor en las últimos compases de su metamorfosis. Tal y como demuestra esta joya de videoteca, se trata de un asunto “preconstitucional” que siempre se justifica con aquello de que en España “se estudiaba francés”.

¿Ocurre esto también en el resto del mundo o somos un caso único? Con la colaboración de un profesor nativo y periodistas cercanos a los líderes mundiales, El Confidencial ha evaluado a los dirigentes de las 15 primeras economías del mundo (España ocupa el puesto 13º) para confirmar que, efectivamente, somos los últimos de la clase.

1.- Enrico Letta (Italia)

El primer ministro italiano, Enrico Letta, habla inglés con cierta fluidez, algo que desde el Palazzo Chigi se ocupan de exhibir siempre que tienen ocasión. Su pronunciación está lejos de ser perfecta y demuestra una cierta inseguridad al construir frases complicadas, pero entiende bien lo que le dicen y se hace entender sin ningún tipo de problema.

2.- François Hollande (Francia)

El presidente francés, FrançoisHollande, también habla inglés sin pasar apuros y se atreve a hacerlo delante de las cámaras, aunque en todos los actos oficiales prefiera el idioma patrio por mor de la grandeur. Como ocurre a menudo con los franceses, su vocabulario y su gramática son mucho mejores que su pronunciación.

3.- Angela Merkel (Alemania)

En Alemania se da por hecho que la canciller habla inglés y ruso. Educada en la Alemania comunista, no tiene tanta soltura como sus antecesores, algunos prácticamente bilingües. Con todo, es difícil de evaluar porque Merkel siempre se dirige en alemán a sus audiencias, ya sea ante un periodista de la BBCo frente al Congreso de los Estados Unidos. Se ha especulado mucho sobre los motivos: quizá por orgullo nacional, por timidez, o incluso para evitar la inferioridad dialéctica en la que se coloca cualquiera al expresarse en un idioma que no es el suyo. Para escuchar su acento hay que conformarse con frases sueltas en situaciones informales:

4. Vladimir Putin (Rusia)

Su pronunciación deja mucho que desear, pero se le entiende. El presidente ruso incluso se atreve a leer discursos preparados por sus asesores. Diplomáticos y periodistas extranjeros aseguran que se puede conversar con él en inglés, aunque las entrevistas prefiere siempre responderlas en ruso para evitar malentendidos o traducciones tramposas.

5.- Shinzo Abe (Japón)

Aunque lo lee sin problemas, el primer ministro nipón habla inglés con ciertas dificultades, como tantos otros japoneses. La cadencia y pronunciación, tan distinta a la de las lenguas europeas, dificultan aún más el diálogo. Con todo, Abe se atreve a leer discursos, demostrando que al menos entiende lo que está diciendo en todo momento. En los turnos de preguntas, eso sí, tira de traductor y prefiere contestar en japonés.

6.- Xi Jinping (China)

El presidente chino habla inglés con tanta fluidez que consiguió llamar la atención de diplomáticos occidentales antes de culminar su meteórica carrera en el Partido Comunista Chino. Por una cuestión de protocolo y para no herir el hipersensible orgullo nacional patrio, sólo utiliza el mandarín en público. La progresión de la élite roja es espectacular si tenemos en cuenta que Mao Tse Tung ni siquiera se expresaba bien en mandarín y sólo se sentía cómodo con el dialecto de Hunan, su provincia natal.

7.- Dilma Rousseff (Brasil)

El nivel de inglés de la presidenta brasileña es un misterio para sus compatriotas. Según los periodistas que siguen sus andanzas internacionales, lo entiende más o menos bien e incluso se defiende hablándolo. En Brasil hay quien critica que nunca lo utilice en público y que tenga que recurrir siempre a traductores en las ruedas de prensa. En las situaciones informales parece desenvolverse sin problemas, lo cual coloca a la exguerrillera por encima de Rajoy.

8.- Manhoman Singh (India)

El primer ministro indio domina el inglés, algo que no tiene demasiado mérito ya que es uno de los idiomas oficiales del país y quizá el más utilizado entre las clases medias y altas: muchas familias lo privilegian sobre las lenguas nativas incluso en la intimidad de sus casas. Para quien no lo haya escuchado nunca, el acento indio puede resultar un extraño, pero está comúnmente aceptado como una variedad más del idioma global.

9.- Park Geun-hye (Corea del Sur)

Su antecesor también lo hablaba con fluidez, pero el inglés de la actual presidenta surcoreana es motivo de orgullo en Seúl. Hija del famoso general Park y criada en la burbuja del poder, lo habla desde jovencita, cuando tuvotiempo también de aprender francés y chino. Desde que llegó a la Casa Azul ha ofrecido discursos en todos esos idiomas, tanto en Seúl como durante sus viajes al extranjero. Las críticas le han llovido por lo contrario que a Rajoy: por hablar demasiado en otros idiomas.

11.- Enrique Peña Nieto (México)

Algunos medios mexicanos lo han ridiculizado por su acento, pero su inglés es suficientemente bueno como para plantarse delante de un periodista extranjero sin traductor e hilvanar las respuestas con un vocabulario más que aceptable y sin errores gramaticales garrafales que confundan su mensaje. Sus antecesores, Vicente Foxy Felipe Calderón, lo hablaban algo mejor que él.

12.- Los nativos

En la lista de los 15 países con más producto interior bruto del mundo se colocan cuatro donde el inglés es el idioma nativo de la población. El premier británico, David Cameron, dice chapurrear también el francés, pero no hay evidencias públicas de ello. Barack Obama aparece de tanto en tanto hablando español en televisión y muestra tímidos progresos (dicen que lo estudia en sus ratos libres y lo practica con sus hijas). El presidente estadounidense dijo sentirse avergonzadode no hablar idiomas en 2008 y siempre lo subraya como uno de sus grandes defectos. Mientras, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, habla tanto inglés como francés, los dos idiomas oficiales de su país. Caso aparte es el del premier australiano Tony Abbott, quien dice tener oxidado el latín, el griego y el francés que aprendió de joven. De ello se ha burlado alguna vez en Twitter su antecesor, Kevin Rudd, que habla fluidamente en mandarín.

Mariano Rajoy dice dedicar tres horas semanalesal inglés, pero no parece que le cundan demasiado. El presidente sigue pasando serios apurospara desenvolverse sin la ayuda de un intérprete, al igual que les ha ocurrido a todos sus predecesores. De Suárez a Zapatero, los mandatarios españoles siempre han tenido problemas con el idioma de Shakespeare en las cumbres internacionales, aunque Aznar lo acabase chapurreandosin rubor en las últimos compases de su metamorfosis. Tal y como demuestra esta joya de videoteca, se trata de un asunto “preconstitucional” que siempre se justifica con aquello de que en España “se estudiaba francés”.

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