Es noticia
Irlanda vota hoy para liquidar un Senado “elitista, inservible y poco democrático”
  1. Mundo
LOS SONDEOS APUNTAN A LA ELIMINACIÓN

Irlanda vota hoy para liquidar un Senado “elitista, inservible y poco democrático”

Elitista, poco democrático, sin apenas poder de decisión y cuyo funcionamiento y utilidad resulta un misterio. Así ven su Senado la mayoría de irlandeses

Foto: El primer ministro de Irlanda, Enda Kenny. (EFE)
El primer ministro de Irlanda, Enda Kenny. (EFE)

Una institución elitista, poco democrática, sin apenas poder de decisión y cuyo funcionamiento y utilidad resulta un misterio. Según las encuestas de opinión, así ven su Senado la mayoría de los irlandeses. La nación ha sido convocada a referéndum para decidir qué hacer al respecto. A lo largo de la jornada de hoy, tres millones de personas podrán responder a una pregunta sencilla y vinculante: “¿Quieres que se mantenga el Senado o prefieres que sea abolido?”.

La campaña contra el Senado ha sido lanzada por el propio Gobierno irlandés, una coalición de conservadores y laboristas que busca recortar gastos políticos para que su población digiera mejor la campaña de austeridad y los ajustes impuestos por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a cambio del rescate de 85.000 millones de euros solicitado en 2010.

“Estamos atravesando la peor crisis económica de nuestra historia y nuestra clase política no es la especie más popular en estos momentos, de modo que cualquier cosa que se proponga para acabar con el trabajo de políticos es extremadamente popular”, explica David Farrell, del University College de Dublín.

El Senado irlandés es una presa fácil cuya desaparición, en realidad, no supondrá un ahorro significativo. El coste oscila entre los 7 y los 20 millones de euros anuales, según si la estimación la hacen defensores o detractores de su existencia. La cifra no es tan diferente a la de lo que ha costado organizar el referéndum: 14 millones de euros.

Cierto es que los 60 senadores irlandeses ganan unos 60.000 euros al año de media (bastante más que la renta media del país) y que muchos de ellos tienen además otros trabajos. Su misión es prácticamente decorativa, no se puede decir que se maten a trabajar y su máxima aportación es retrasar durante unas cuantas semanas la aprobación de las reformas que firma el Parlamento, a veces intentando introducir alguna enmienda menor.

Entre los irlandeses aún causa más indignación el hecho de que no son los ciudadanos quienes los votan. Sobre el total, once son elegidos directamente por el primer ministro, seis por las universidades irlandesas y el resto por comisiones o miembros del Parlamento.

El principal defensor de mandar a los senadores a casa es el primer ministro, Enda Kenny, quien prometió en campaña electoral “adelgazar” la clase política al mismo ritmo que se reduce el resto del sector público. “Es una pregunta muy directa la que vamos a hacer. Vamos a preguntar a los irlandeses si quieren que el Senado desaparezca, y espero que la aplastante mayoría diga que sí”, dijo esta semana.

Sus críticos recuerdan que Kenny ha demostrado mucha menos sangre fría para reformar el Parlamento o tocar otras estructuras del poder, que apenas han sufrido recortes. En la Cámara Baja, por ejemplo, sólo ha propuesto recortar 8 de los 166 escaños. “Cuando Kenny estaba en la oposición sacó la idea del referéndum como un movimiento populista. El hecho de que la gente no elija directamente a los senadores mina su credibilidad, pero esto ya era así hace 30 años”, señala Michael Gallagher, del Departamento de Ciencias Políticas del Trinity College en Dublín.

A lo largo del día de hoy será el pueblo irlandés quien decida qué hacer con la institución. Los sondeos vaticinan que una mayoría aplastante votará por el “sí”, aunque los analistas recuerdan lo difícil que es hacer pronósticos electorales en Irlanda, sobre todo porque la apatía parece ser la actitud más predominante al respecto y la participación podría acabar siendo muy reducida.

Desde la arena política, el único partido que defiende la importancia del Senado es el Fianna Fail, el que más veces ha gobernado Irlanda y que ahora se encuentra en la oposición como tercera fuerza política. Lo que proponen es mantener la vetusta Cámara, aunque sometiéndola a una profunda reforma. Su principal argumento es que la ausencia de senadores "cimentaría el control absoluto" del Ejecutivo sobre la vida política irlandesa y que, en cualquier caso, el ahorro tampoco resultaría significativo.

Si finalmente los irlandeses se deciden a tumbar su Senado, no serían los primeros en tomar esta decisión. Noruega lo abolió en 2009, pasando a contar sólo con 170 políticos nacionales, es decir 35,2 representantes por cada millón de ciudadanos. Irlanda, con una población similar, tiene 226 políticos, 49,1 por cada millón.

Una institución elitista, poco democrática, sin apenas poder de decisión y cuyo funcionamiento y utilidad resulta un misterio. Según las encuestas de opinión, así ven su Senado la mayoría de los irlandeses. La nación ha sido convocada a referéndum para decidir qué hacer al respecto. A lo largo de la jornada de hoy, tres millones de personas podrán responder a una pregunta sencilla y vinculante: “¿Quieres que se mantenga el Senado o prefieres que sea abolido?”.

Irlanda