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¿Rajoy? En Alemania nadie sabe quién es el ‘futuro’ presidente
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ES UN DESCONOCIDO PARA LA CLASE POLÍTICA Y EL EMPRESARIADO GERMANO

¿Rajoy? En Alemania nadie sabe quién es el ‘futuro’ presidente

¿Qué espera Alemania de Mariano Rajoy? La respuesta fácil podría ser “poco o nada”, porque el líder del Partido Popular (PP) es casi un perfecto desconocido

Foto: ¿Rajoy? En Alemania nadie sabe quién es el ‘futuro’ presidente
¿Rajoy? En Alemania nadie sabe quién es el ‘futuro’ presidente

¿Qué espera Alemania de Mariano Rajoy? La respuesta fácil podría ser “poco o nada”, porque el líder del Partido Popular (PP) es casi un perfecto desconocido en tierras germanas. La respuesta lógica es que consiga, lo antes posible, que España salga del grupo de países que causan quebraderos de cabeza a sus socios comunitarios. No se le piden milagros, pero sí que continúe con las reformas emprendidas por el Gobierno socialista. Pero, hoy por hoy, Rajoy es una hoja en blanco para la clase política y empresarial de la República Federal.

Oficialmente, las relaciones bilaterales entre España y la República Federal son buenas. Pero lo son porque apenas hay roce, con lo cual no surgen las fricciones. A menudo, en Alemania se ha visto a España como un país que ve a la Unión Europea y a los socios importantes como una especie de supermercado al que uno acude intentando sacar el máximo de beneficio personal. Si antes éramos los “pedigüeños”, ahora somos “los egoístas” que buscamos cómo salir del agujero a base de atraer turistas alemanes o de mandar a nuestros jóvenes a la República Federal para que allí les den el trabajo que no pueden conseguir en su propio país. “Hay que cambiar el discurso -apunta Günther Meihold, de la Fundación Ciencia y Política- Rajoy tiene que dar un golpe de timón y relanzar las relaciones en otros términos, y no pensando en lo que España puede sacar. Se trata de participar para construir un futuro común”.

Meihold es uno de los poquísimos politólogos alemanes que sabe bien quién es Mariano Rajoy. Es muy difícil encontrar analistas en la RFA dispuestos a  hacer un retrato del líder del PP o una valoración sobre sus capacidades para dirigir nuestro país. Una posible razón es que la prensa germana le ha ignorado hasta ahora. Y ni siquiera en la Fundación Konrad Adenauer de la CDU, es decir, el think tank de un partido ‘hermano’ del Partido Popular, hay un solo especialista que pueda o quiera comentar algo sobre quien va ser con bastantes probabilidades el nuevo presidente del Gobierno en Madrid. Y esta ignorancia resulta peligrosa, porque la política exterior de Merkel está mirando cada vez más hacia el Este y cada vez menos hacia el Sur de Europa.

En el debate televisivo con Rubalcaba de este lunes, Rajoy admitía que “en política exterior no hemos estado finos (....) Nos hemos olvidado -añadía- de Europa y de Latinoamérica (..) Europa debe tener de nuevo un papel importante en nuestra política exterior”. Apenas tres frases al final de un debate centrado en otros asuntos mucho más urgentes y más próximos para los ciudadanos. Una vez más, Europa y la política exterior de España son asuntos marginales en la campaña electoral, olvidando que hoy el futuro se decide en Francfort, Bruselas y Berlín.

Como líder de la oposición, y siguiendo tal vez el mal ejemplo de Zapatero, a Rajoy se le ha visto muy poco en el corazón de Europa. Ha estado una vez en la Cancillería Federal, hace algo más de tres años, en una breve visita de cortesía a Angela Merkel, coincidiendo con una reunión del Partido Popular Europeo en Berlín. Y, en un segundo viaje, el pasado mes de abril, esta vez en la sede central de la CDU, también en la capital alemana, donde departió de nuevo con la canciller durante media hora acerca de la fiabilidad económica de España; una reunión a la que no tuvo acceso la prensa ni siquiera para tomar fotografías o ser testigos de un apretón de manos y de la posible química entre ambos. No se sabe exactamente cómo transcurrió este segundo encuentro y qué impresión dejó Rajoy en la mente de la canciller Merkel. Demasiada poca presencia en Berlín para alguien que tendrá que defender las credenciales de nuestro país en esta Europa que cada vez  se divide más entre socios de primera y de segunda categoría...

¿Un ‘Don Nadie’ en Europa?

En su época de líder de la oposición, José María Aznar aprovechó el tiempo, dándose a conocer en todos los conciliábulos europeos acompañado de su padrino de entonces, el ex primer ministro belga, Wilfried Martens, hoy Presidente del Partido Popular Europeo. El PPE tiene como secretario general a un español, Antonio López Istúriz, eurodiputado en Bruselas, quien podría contribuir con su experiencia y contactos europeos al diseño de la diplomacia española para los próximos años. Otro tanto se puede decir de un veteranísimo eurodiputado popular, Iñigo Méndez Vigo, alejado de Génova 13.

Mariano Rajoy tiene que demostrar que es un líder con ideas y propuestas claras, con voluntad no sólo para seguir con las reformas y los planes de ajuste que exigen Berlín y Bruselas, sino con planes propios que ayuden a  salir de esta fase crítica que atraviesa la UE .Y, además, debe “vender España”, lo mejor de España, en Alemania. Porque España ha perdido presencia y peso político en la República Federal en estos últimos años, con una diplomacia oficial muy perezosa, y en estos momentos es vista más como un país problema que como una nación con posibilidades de salir de la crisis con éxito.

Así pues, Rajoy debería visitar Berlín antes incluso que París, primer destino europeo tradicional de los presidentes españoles al poco de tomar posesión de sus cargos. Lo va a tener relativamente fácil tratándose de un líder conservador, pero pertenecer a la misma familia ideológica que Merkel no garantiza, en estos momentos, un mayor entendimiento con la Jefa ni un acercamiento inmediato a las autoridades germanas. El cariño surge siempre del contacto continuado y sostenido. Por otra parte, Helmut Kohl y Felipe González se comprendieron  a las mil maravillas a pesar de sus diferencias ideológicas. Y Merkel, con esa frialdad cordial que la caracteriza, no es alguien fácil de conquistar, ni mucho menos de conseguir como amiga política.

Dejar de ser un “país periférico”

De Rajoy depende que España salga de la categoría de “país periférico” y, en consecuencia, inestable y peligroso para el núcleo duro de Europa, y pueda retornar a la primera división de los países con los que Berlín se trata de tú a tú. Y lo tiene que hacer relativamente rápido, porque uno de los grandes valedores de España y, sobre todo, de José Luis Rodríguez Zapatero, Nicolas Sarkozy, dejará con bastante probabilidad el Elíseo a fines de la próxima primavera. Nadie está en condiciones de aventurar cómo podrían ser las relaciones de François Hollande -o de Marine le Pen- con Rajoy a partir del segundo semestre del 2012.

El objetivo es volver al corazón de Europa con el peso que tuvo España en el pasado, en la época de Felipe González pero también de José María Aznar. Si el Partido Popular quiere demostrar a Europa que “somos socios fiables” -como dijo Cristóbal Montoro- tiene que hacerlo sobre el terreno, y no cómodamente desde Madrid.

¿Qué espera Alemania de Mariano Rajoy? La respuesta fácil podría ser “poco o nada”, porque el líder del Partido Popular (PP) es casi un perfecto desconocido en tierras germanas. La respuesta lógica es que consiga, lo antes posible, que España salga del grupo de países que causan quebraderos de cabeza a sus socios comunitarios. No se le piden milagros, pero sí que continúe con las reformas emprendidas por el Gobierno socialista. Pero, hoy por hoy, Rajoy es una hoja en blanco para la clase política y empresarial de la República Federal.

Mariano Rajoy