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Forester, el todocamino racional
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PRUEBA SUBARU FORESTER BOXER DIESEL

Forester, el todocamino racional

El Subaru Forester es uno de los coches más racionales que existen en el mercado. Es un vehículo que se integra en el segmento todocamino y

El Subaru Forester es uno de los coches más racionales que existen en el mercado. Es un vehículo que se integra en el segmento todocamino y lo hace por la puerta grande y con los mejores argumentos, tracción  4x4 permanente, motor de cilindros opuestos y buena altura libre al suelo, a lo que suma un habitáculo muy generoso. Y todo con un precio bastante razonable.

Solo le falla que es un coche poco conocido en nuestro mercado, pero cuando se prueba una vez es muy frecuente que se repita al cambiar de coche. Ofrece un tacto diferente al del resto de los vehículos del mercado por su esquema y por su construcción. Lo más importante es su sistema de transmisión, que es un 4x4 permanente en el que en condiciones normales, y salvo que se produzca una pérdida de tracción por una circunstancia especial, llevamos el 50% del par en cada eje. Y eso ya le hace diferente al resto de los todocamino.

El otro dato importante es su motor de tipo bóxer, o de cilindros opuestos. Es un sistema perfecto, porque permite rebajar mucho el centro de gravedad, lo que repercute muy positivamente en su comportamiento, al reducir los movimientos de la carrocería y moverse mucho más plano que el resto de coches. Y más aún cuando se trata de todocaminos que son más altos que un turismo.

Y ya que hablamos de altura, el tercer argumento diferenciador es que tiene una muy buena altura libre al suelo, de 21 centímetros, lo que le sitúa más cerca de los vehículos todoterreno que de los todocamino. Y con ello puede superar más obstáculos en una conducción todocamino más exigente.

Pues bien, a estos importantes argumentos, que son la norma en el Forester desde su lanzamiento en 1997, se suma ahora, en esta cuarta generación del modelo, un habitáculo bastante más grande. Y es que el nuevo Forester que hemos probado en esta ocasión es más largo, más ancho y más alto que su antecesor, lo que repercute en un mayor espacio en el habitáculo.

Y otro aspecto muy importante en el que se ha mejorado es en el de su aspecto exterior, que ahora proporciona más personalidad. Hasta la tercera generación del Forester, el coche era muy soso en su estética, muy discreto y sin ninguna personalidad. En la tercera generación el coche ganó algo en este sentido, pero ahora, con la cuarta, mejora aún más sobre todo en su frontal, que ahora es más llamativo

Esta nueva generación que hemos probado destaca por su mayor amplitud interior. Si analizamos sus medidas, son bastante buenas, sobre todo en lo que a se refiere a  espacio para las piernas de los ocupantes de las plazas traseras, y también en la cota de anchura.  Pero sobre todo, y más allá de las simples medidas, lo que ofrece el Forester es una sensación de amplitud muy grande.

El simple acceso al interior es ya muy agradable, no hay que agachar la cabeza para entrar, las puertas son amplias y las plazas generosas. La sensación que transmite a sus ocupantes es que el coche tiene una gran distancia entre el piso y el techo del coche, y eso a pesar de que no es un todocamino muy alto y que su distancia real desde el piso de la carrocería al suelo es la más alta del segmento. Pero sus técnicos han conseguido hacer un habitáculo realmente generoso.

Llegamos al momento de ponerlo en marcha. Motor un poco ruidoso, pero con un sonido bastante ronco que no se parece a ningún otro motor de gasóleo. Es un sonido diferente que transmite sensación de fuerza y de robustez.

Una vez en marcha el coche es una delicia. Cuando el motor coge temperatura el sonido se hace más suave en una utilización normal y con pocos acelerones, pero siempre está latente ese sonido más fuerte, esperando a que pisemos el acelerador con más rotundidad.

El motor es un diesel de cilindros opuestos que resulta muy homogéneo en la forma de entregar el par motor. No es un propulsor que tenga un punto con más par motor o una zona con un funcionamiento más enérgico, sino que empuja siempre por igual, casi como un eléctrico, lo que llega a hacer que nos olvidemos del motor. Pero siempre está ahí, dispuesto a subir de vueltas con alegría. Y lo mejor es que lo hace casi desde el ralentí con la misma alegría.

Gracias a ello el Subaru Forester tiene una conducción realmente agradable, porque el manejo del cambio es poco necesario, sobre todo si queremos hacer una conducción racional en los márgenes legales de velocidad, que es lo que hay que hacer. En esas circunstancias se pueden hacer muchos kilómetros de forma muy relajada y muy segura.

Hablamos de hacer un viaje o un desplazamiento normal por una carretera general o algo parecido, pero las cosas cambian a mejor cuando se llega a una zona de muchas curvas. Es entonces cuando entran en acción los argumentos que hacen  de este modelo un vehículo distinto.

Y es que la combinación de tracción total y motor bóxer empiezan a dar sus frutos, con un funcionamiento realmente plano y con unas posibilidades de rodar deprisa, incluso muy deprisa según las circunstancias concretas, que sorprenden a todos los que son nuevos en el concepto del Forester.

Pero ojo, solo una pequeña advertencia, el Forester no es un todoterreno y no se puede utilizar como tal. No tiene marchas reductoras y aunque su motor funciona muy bien desde muy abajo del cuentavueltas, no tiene marchas reductoras y no se puede superar una gran pendiente, por ejemplo.

El Forester tiene algo muy importante, una caja de cambios también un poco adaptada a lo que es realmente este coche, un todocamino de verdad, con muy buenas posibilidades camperas. Por eso, las dos primeras marchas son bastante cortas de desarrollo, para tratar de suplir de esta forma la ausencia de una caja transfer con reductoras que complicaría y encarecería mucho el coste del vehículo. Sin embargo, a partir de tercera las marchas son más largas para permitir lo que es la conducción normal en carretera y autopista, y todo ello con unos consumos razonables.

Y hablemos de consumos. El coche, pesado y con tracción 4x4 permanente, tiene un consumo muy logrado. El valor homologado es de 5,9 litros, una cifra que analizando todo lo que es el Forester me parece brillante. Eso sí, nuestro consumo no será ese salvo que hagamos una conducción muy extrema. Rodando normal estaremos cerca de los 6,5 litros y si vamos siempre deprisa y acelerando sin miramientos la cifra se acercará más a los 7,5 litros. Pero creo que merece la pena por lo que se disfruta al volante y por el nivel de seguridad que transmite.

El Forester es un coche que siempre me ha gustado porque es un todocamino de verdad, de raza, pensado para aquellos clientes que de verdad buscan un vehículo con posibilidades de uso fuera del asfalto. No es un coche para que los vecinos vean que tenemos un todocamino sino un coche para los que necesitan realmente un coche de este tipo. Es, por ello, el todocamino de los profesionales.    

Además de la versión diesel que hemos probado en esta ocasión hay otras dos variantes disponibles de gasolina, una con motor atmosférico de 150 caballos y por encima otro con turbo y 240 caballos. El primero es un poco lento y el segundo demasiado vivo de reacciones. Sin duda yo me quedaría con el diesel de 150 caballos, por supuesto con configuración boxer de cilindros opuestos.

En cuanto a su equipamiento, es muy completo en esta versión Executive probada que ofrece entre otras muchas cosas el doble techo solar que le proporciona una sensación de amplitud aún mayor en el interior por la gran luminosidad que proporciona, el navegador y la tapicería de cuero. A cambio hay que pagar un precio de 33.500 euros.

El Subaru Forester es uno de los coches más racionales que existen en el mercado. Es un vehículo que se integra en el segmento todocamino y lo hace por la puerta grande y con los mejores argumentos, tracción  4x4 permanente, motor de cilindros opuestos y buena altura libre al suelo, a lo que suma un habitáculo muy generoso. Y todo con un precio bastante razonable.