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Ana Surra, la tupamara de ERC: "Cataluña dará nacionalidad a todos los extranjeros"
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una 'revolucionaria' uruguaya en el congreso

Ana Surra, la tupamara de ERC: "Cataluña dará nacionalidad a todos los extranjeros"

Llegó a Barcelona para estar con su nieto después de una vida como sindicalista y miembro de movimientos armados. El soberanismo, dice, es la mejor manera de defender a los inmigrantes

La diputada Ana Surra (Montevideo, 1952) ha construido un relato autobiográfico que empieza en una escuela de Uruguay en la que los niños le negaban el acceso a los lavabos a las niñas. "Les dije que teníamos derecho a pasar y que íbamos a pasar. Y esa fue mi primera lucha ganada, además como mujer", recuerda frente a un busto de Fidel Castro, en el despacho de Joan Tardà junto a las Cortes, donde nos recibe asegurando que se siente como una "diplomática catalana en el extranjero" y que viene a "negociar la desconexión con España".

Surra deshila la memoria de carrerilla y se detiene en su etapa de activista estudiantil, que acaba en el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T), circunscrito en el internacionalismo comunista que tradujo al español el Che Guevara en su llamamiento a crear “dos, tres, muchos Vietnam” para combatir “el imperialismo”.

No se arrepiente de su pasado pero se siente incómoda dando detalles por si "alguien lo malinterpreta" en su nuevo ecosistema político, el del soberanismo. Explica que ella no llegó a matar a nadie, pero admite que empuñó un fusil y que participó en acciones armadas, como robos de coches. Los herederos de los tupamaros (considerados un grupo terrorista en Washington -sus acciones dejaron decenas de víctimas-, y mitificados por la izquierda latinoamericana) ostentan hoy el poder en Uruguay. Surra, recuerda con nostalgia, se codeó con el expresidente José Mujica (2010-2015).

Cuenta que después tuvo que exiliarse a Chile, donde acabó apoyando al Gobierno de Salvador Allende en las calles hasta la llegada del dictador Augusto Pinochet. De ahí pasó por Panamá, bajo la tutela del general Torrijos, y, tras una etapa en Bélgica, recaló en París. Siguió viviendo del activismo de izquierda y de la política: entró en un municipio y fue delegada sindical en la función pública. “Cuando por fin pude volver a mi país, apliqué todo lo que había aprendido, hice trabajo sindical y también político. Voté en noviembre de 2004 al primer Gobierno del Frente Amplio y en enero de 2005, me mudé a Barcelona”, recuerda.

En realidad, se mudó porque allí había nacido su nieto y quería estar cerca de él. Y en lugar de quedarse en casa ejerciendo de abuela a tiempo completo, se enroló en asociaciones de inmigrantes. Hasta que un día experimentó algo que recuerda como la revelación definitiva, mientras veía la televisión. “Cuando empezó todo lo del derecho a decidir, un día yo estoy mirando la televisión y desde Madrid decían que en Cataluña no nos iban a dejar más hablar castellano y todas esas cosas, como si nosotros fuéramos a hacer lo mismo que se estaba haciendo allí (en España) con el catalán. Entonces dije, mirá, estos están insultando mi inteligencia y me voy a poner a trabajar porque esto no puede ser”.

La mudanza de causas políticas se hizo apresuradamente y en su discurso aún se ven las costuras del trasplante. Donde antes estaba el "imperialismo" colocó al "Estado español" y su "sistema". Donde se situaban "los trabajadores y los pobres" ubicó a "los catalanes oprimidos". Y el entusiasmo revolucionario por crear algo nuevo y utópico sobre las ruinas del orden destruido se injertó en la formación de un nuevo Estado europeo "ordenado y aseadito".

La carrera fue de fondo. Antes de llegar al Congreso de los Diputados (donde fue presentada en las listas de ERC como independiente y se ha convertido en la primera diputada naturalizada española por residencia), Surra se presentó a las elecciones autonómicas catalanas con Junts Pel Sí (iba muy abajo en la lista por Barcelona y no consiguió escaño) y pasó meses haciendo activismo a favor de la independencia entre los inmigrantes de Cataluña. El discurso que exponía, argumenta, se sostenía en tres patas: “Trabajo, papeles y dignidad”.

P. ¿Y usted les dice que esas tres cosas, "trabajo, papeles y dignidad", se alcanzarían con la independencia?

R. Claro, el trabajo va a venir en la medida en que se acabe con el expolio fiscal y se pueda construir el Corredor Mediterráneo. Habría trabajo para todos, incluidos nosotros [los inmigrantes].

P. ¿Y los papeles?

R. Al haber una república catalana, todos tendríamos la nacionalidad en el minuto cero. Es lo que ha pasado en otros estados que se han creado recientemente, donde se ha dado ciudadanía a todos los que vivían allí.

P. ¿Y la dignidad?

R. Por ejemplo, en Cataluña se hará diplomacia ciudadana y ahí es donde recuperaremos nuestra dignidad e igualdad. En Cataluña se hablan 268 idiomas, más que en Naciones Unidas, gracias a nosotros [los inmigrantes], y queremos participar de esa diplomacia. Queremos negociar de igual a igual con otros países de una manera digna, no para explotar a otros países. Se va a hacer una diplomacia de la paz, y por ejemplo, en la guerra de Siria, haría falta diplomacia por la paz y negociar por la paz.

P. Suena como un auténtico paraíso.

R. No, no. Hay que trabajar, no se va a conseguir de un día para otro. Todavía hay gente que no tiene casa, gente que no tiene donde vivir, que les han echado de sus pisos por esto de las hipotecas. Lo mismo la sanidad, hoy por hoy, un médico te demora una semana…

P. Ustedes prometen la ciudadanía desde el minuto cero a los que ya están en Cataluña. Y con los que lleguen al día siguiente de la independencia, ¿serán tan solidarios?

R. En el nuevo Estado, tendrá que haber una ley de control migratorio, pero estaría basada en los Derechos Humanos. Tanto quien saca la residencia como la nacionalidad, todo tiene que ser regulado por los Derechos Humanos.

P. ¿Hay algún modelo en el entorno parecido para entender a qué se refiere?

R. Bueno, se está buscando ese modelo y lo va a decidir el pueblo catalán. Se está haciendo un proyecto que se va a llevar al Parlamento y será refrendado por la gente. Pero ya sabemos cómo no tiene que ser, que es como es ahora la Ley de Extranjería en España.

P. Suele haber dos maneras de conceder la ciudadanía, por consanguinidad o por territorio. ¿Sois partidarios de alguna de las dos?

R. Por territorio solo en Europa no se tiene, en toda América Latina y el resto del mundo, si naces en un país, eres de ese país porque los europeos invadían países y tenían colonias. Solo en Europa es distinto por la lógica imperialista.

P. En realidad, muchos países fuera de Europan comparten ese criterio. Casi toda Asia, Oriente Medio...

R. Yo creo que tienen que ser los dos criterios: por sangre y por tierra. Además, entre España y Cataluña se mantendría la doble nacionalidad, esto ya está decidido, a nadie le van a quitar el pasaporte español, los catalanes podrán conservarlo. Y lo que sí está claro, desde el minuto cero, es que todo el que esté empadronado allí es catalán. Somos entre el 20 y el 25% de la población de Cataluña.

P. El discurso económico por lo que dice es parte importante del mensaje que transmiten a los inmigrantes.

R. Es que ahora, con el expolio fiscal, es como si saliera todos los días un trencito de Barcelona para acá (Madrid) con 250 millones de euros. Con siete días de trenecito se soluciona el problema de los funcionarios públicos, con un día y medio, se arreglan todas las escuelas.

P. La distribución de la riqueza a través de la recaudación de impuestos es la primera herramienta igualitaria de cualquier Gobierno con vocación social. Sorprende escuchar a alguien con una trayectoria internacionalista renunciando a ese principio de solidaridad e imponiendo criterios nacionalistas.

R. Es que si realmente los impuestos que se sacan de Cataluña fueran al pueblo de España, estaríamos de acuerdo en que se fuera el dinero, pero ese dinero no va al pueblo de España, donde hay gente que se muere de hambre, niños que no tienen para comer y gente que no va a la escuela. El dinero que se saca de Cataluña no va al pueblo de España, se maneja de otra manera.

P. ¿Y dónde cree usted que va ese dinero?

R. Va a los bolsillos de gente, para cosas que no son productivas, hay dos ministerios que ya no tendrían necesidad de estar porque sus competencias están en las comunidades autónomas y cosas por el estilo, son gastos que no se justifican. Si así fuera, la cosa sería rotativa: vos das un dinero a un lugar para que ese lugar se remonte y luego contribuya, como pasa en Alemania.

P. Alemania Oriental es receptora neta de fondos desde hace muchos años.

R. Pero lo que digo es que si fuera para la gente de España estaríamos de acuerdo con repartir, pero nosotros venimos con la idea de que vamos a iniciar la desconexión porque allá (en Cataluña) vamos a arreglar las cosas como nos parece que tienen que arreglarse. No es que seamos insolidarios. Pasa igual que en la colonia, que rompimos por los mismos motivos, porque (España) se llevaba todo el dinero y luego lo invertían en guerras y en despilfarros. Ese fue el expolio de América Latina y por eso rompieron las colonias con España.

P. ¿Y cree que es equiparable con la situación de Cataluña?

R. Es lo mismo que hace 200 años, y es exactamente por los mismos motivos. No es que estuviésemos en contra del pueblo de España entonces, que vivía muy mal, lo que no queríamos es que se sacase (el dinero) para guerras y despilfarros.

P. ¿Pero en Cataluña no hay despilfarros y corrupción?

R. Estamos en contra de la corrupción, y ERC no tiene ni un solo caso de corrupción en toda su existencia. Para ellos es normal que no haya casos de corrupción, pero tendrían que publicitarlo más porque es realmente algo único.

P. La Historia tiene muchas interpretaciones y hay diferentes versiones de cada momento histórico. ¿Se explican las diferentes versiones cuando se aborda este tema?

R. La Historia es una sola. No hay versiones de la Historia de Cataluña. Hay una Historia de Cataluña, que fue invadida, hubo una guerra, son hechos. Esto es evidente a nivel de la gente nuestra, de los extranjeros, todos nos dimos cuenta de que no estábamos en España cuando llegamos a Cataluña.

P. ¿Cuáles son esas diferencias infranqueables que le saltaron al ojo nada más llegar?

R. Es un idioma diferente, una forma de ser diferente, una cultura diferente. Es otra cosa. Muchos emigrantes no tienen ninguna visión política, pero el 100% entiende que está en otro país que no es España y a eso no se le puede echar tierra encima.

P. Defíname la catalanidad. ¿Qué hace a la gente de Cataluña diferente al resto?

R. El idioma y que funcionan diferente, es gente más trabajadora, más emprendedora, están siempre buscando el negocio. Vibran con otras cosas, por ejemplo lo de los 'castellets', la gente vibra con eso, como acá vibran con los toros. Allí todos los domingos van al 'castellet', mujeres, hombres, niños, como acá en Madrid todos los domingos van a los toros. Como también tienen los cabezudos y las cosas paganas. Allí siguen mucho la religión pagana, va con otros nombres pero la religión es pagana, no tan católica como acá...

P. Alguien le podría decir que usted habla del idioma como hecho diferencial pero lleva 11 años en Cataluña y no habla un catalán fluido.

R. Solo tres o cuatro personas me han protestado por no hablar catalán, la mayoría de la gente no me dice nada, lo que demuestra que no hay un problema con eso. Yo hablo en castellano porque es mi lengua materna, además, cuando quiero hablar catalán me sale francés porque soy bilingüe y me es muy dificil a mi edad cambiarlo. He estudiado catalán, pero para entender al otro. Para hablar mal catalán, prefiero hablar castellano.

P. ¿Cree que la mayoría de los inmigrantes están a favor de la independencia hoy?

R. Se están informando, pero cuanto más dejan pasar el tiempo, la gente se convence. El error que se cometió fue no dejar hacer el referéndum al principio. Ahora nosotros hemos pasado de pantalla. Y con el Gobierno que tenemos, que ya está tomando medidas, eso está terminando de convencer a la gente.

P. En su experiencia con inmigrantes, ¿ha identificado algún grupo claramente a favor de la independencia?

R. Depende. Hay inmigrantes latinoamericanos de izquierdas que están con la independencia y otros que creen que se debe intentar reformar toda España primero. Nosotros les decimos que ya hemos agotado todos los términos y que es imposible, que la mejor manera de ayudar [a los españoles] es irnos para que vean que se tiene que trabajar de otra manera aquí, esa es la mejor manera de ayudarlos.

P. ¿Y no es paternalista pensar que la mejor manera de ayudar a los españoles es dejarlos solos para que aprendan?

R. No, no lo es, además, desde Cataluña vamos a apoyar a todos los que estén por la república y que estén de acuerdo con la igualdad de la gente. Y no te olvides de que hay parte de los Países Catalanes que se quedan en el Estado español. Ahora trabajamos por Cataluña y cuando acabemos esta fase, seguiremos luchando por el resto de los Países Catalanes.

P. ¿Siente simpatía por otros movimientos nacionalistas en otras partes del mundo?

R. Yo siempre he estado con los trabajadores y con los pobres. Si estuviese en el País Vasco, estaría igual con la independencia del País Vasco, que tienen un idioma que no entiendo nada. Siempre estoy del lado de los trabajadores, también en Galicia y en otros sitios.

P. ¿Pero solo son trabajadores los nacionalistas? ¿No hay trabajadores en el resto de España?

R. No, no, es que no tenemos nada contra los españoles. Ya le digo que si el dinero de los impuestos fuera para los españoles, estaríamos encantados de ir con ellos, pero para que se malgaste en cosas superfluas, pues no vamos con ellos. Le pasa a gente nuestra [inmigrantes] que no tiene muchos estudios, que no tiene mucho nivel y no sabe cómo es la historia de Cataluña y hablan de la madre patria y esas cosas. Pero es que no saben tampoco cómo fue nuestro propio proceso, cómo nosotros rompimos. Festejan la independencia y no saben frente a quién se independizaron.

P. Perdone, pero el argumento me suena de nuevo paternalista. La idea es que ustedes no pueden estar con los españoles porque ellos no saben administrarse y tienen que aprender...

R. Bueno, es que los españoles no han podido reorganizarse en organizaciones que representen sus intereses. Nosotros apoyamos a los españoles que intentan hacerlo e hicimos una campaña para que la república llegase a todos los rincones de España.

P. ¿El problema es la monarquía, entonces?

R. No, es el sistema, desde luego la monarquía no tiene sentido, eso de que se esté aguantando a una familia... sobre todo porque hay niños que se mueren de hambre. Además, la española es una democracia que habría que ver. Por ejemplo, hay diputados hoy aquí en el Congreso que tienen menos votos que nosotros, porque para ser diputado en algunas zonas necesitan menos votos que nosotros. Eso está mal porque significa que no somos todos iguales.

P. No sé si existe alguna democracia que tenga un sistema proporcional puro.

R. En Cataluña hay que sacar un montón de votos para ser diputado, y luego hay sitios que son feudo del PP y el PSOE que es al revés.

P. Eso no es exáctamente así.

R. ¡Estás loco! Si solo hay 31 diputados en Cataluña.

P. Generalmente es más fácil para un partido nacionalista sacar diputados porque sus votos están concentrados territorialmente. Hay pocos votos que valgan tanto como los nacionalistas.

R. No, no, Ciudadanos no se equivoca cuando protesta por esto. Hay lugares que son los feudos del PSOE y del PP donde el voto vale más.

P. Ciudadanos, como IU o Podemos, se quejan de que consiguen menos escaños porque sus votos están muy repartidos por toda la geografía y el sistema D’Hont premia a los más votados. Pero el voto nacionalista suele salir bastante bien parado en el reparto de escaños.

La diputada Ana Surra (Montevideo, 1952) ha construido un relato autobiográfico que empieza en una escuela de Uruguay en la que los niños le negaban el acceso a los lavabos a las niñas. "Les dije que teníamos derecho a pasar y que íbamos a pasar. Y esa fue mi primera lucha ganada, además como mujer", recuerda frente a un busto de Fidel Castro, en el despacho de Joan Tardà junto a las Cortes, donde nos recibe asegurando que se siente como una "diplomática catalana en el extranjero" y que viene a "negociar la desconexión con España".

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