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La Generalitat denuncia presiones de "poderes fácticos" para rebajar el pacto fiscal
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EL GOBIERNO CATALÁN APLAUDE EL DISCURSO DE LA CEOE

La Generalitat denuncia presiones de "poderes fácticos" para rebajar el pacto fiscal

Organizaciones patronales y empresariales se posicionaron claramente, durante las últimas semanas, al lado del presidente de la Generalitat, Artur Mas, en su propuesta de pacto fiscal

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La Generalitat denuncia presiones de "poderes fácticos" para rebajar el pacto fiscal

Organizaciones patronales y empresariales se posicionaron claramente, durante las últimas semanas, al lado del presidente de la Generalitat, Artur Mas, en su propuesta de pacto fiscal para Cataluña. Sin ir más lejos, a menos de 24 horas de su cita con el presidente, Mariano Rajoy, la Cámara de Comercio de Barcelona y la patronal Pimec emitieron un comunicado conjunto apoyándole. Pero la propuesta de pacto fiscal no gustaba a todos. Al Gobierno autonómico llegaron llamadas telefónicas y presiones para rebajar el tono de la oferta.

Estas presiones de los “poderes fácticos”, sin embargo, erraron su blanco ¿Y quiénes son estos poderes fácticos? Esto, afirman las fuentes, es secreto de sumario, pero insisten en que ha habido “intentos” de descafeinar la propuesta, “recomendaciones” o “avisos” de las consecuencias del pacto. “Pero no saquemos las cosas de quicio. Presiones de este tipo entran dentro de la normalidad al hablar de un tema tan importante como el del pacto fiscal”, insisten.

El Gobierno de la Generalitat prefiere hacer hincapié en que “importantes empresarios” mostraron su apoyo en público al pacto. Y en privado, otro tanto. “La gran mayoría conoce perfectamente la situación y las restricciones económicas, y sabe que lo que Cataluña exige no es ninguna tontería. Muchos de ellos han hecho llegar al Gobierno su apoyo explícitamente, diciendo que están de nuestro lado y que tenemos razón en las reivindicaciones”, señalan fuentes del Ejecutivo catalán a El Confidencial.

Por ello, Mas no varió un ápice su hoja de ruta y siguió adelante con su plan. “Ni poderes fácticos ni poderes ocultos. Aquí manda la democracia. Y la propuesta es la que es. Proviene de un mandato parlamentario y no se modificará”, señala a este diario una de las fuentes consultadas.

Y es que ya no son sólo los políticos los que hablan de Cataluña y de la carpeta catalana. Las declaraciones de ayer del presidente de la CEOE, Joan Rosell, reclamando que se solucione “de una vez por todas” el problema de la financiación puede tener muchas lecturas, pero evidencia que algo hay. Rosell, que llegó a la gran patronal española después de presidir la catalana Fomento del Trabajo, sabe de lo que habla (se describió como barcelonés, catalán, español y europeísta). Es cierto que evitó posicionarse claramente sobre el trasfondo político de la cuestión y apeló estrictamente a argumentos empresariales. Pero quedó claro que existe un problema de financiación que hay que solucionar con la cabeza fría y con consenso.

Rosell reconoció que la situación en Cataluña es compleja y delicada y que en los últimos años ha florecido un movimiento transversal soberanista. Por si fuera poco, aseguró que la comunidad ha hecho una propuesta política “que nace del Parlamento catalán”, por lo que habrá que hacer las correcciones oportunas con el máximo consenso para adaptar esas propuestas a la realidad. Y no descartó, incluso, la posibilidad de que se reforme el Estado de las autonomías, ya que el problema que tiene Cataluña también se hace extensible a otras comunidades.

Para el Gobierno, la irrupción de la CEOE en el conflicto no es negativa, a pesar de que Rosell consideró un “tremendo problema económico” tanto para Cataluña como para España que la comunidad se independice. “El hecho de que los empresarios de Madrid hagan salir a Rosell a comentar el tema ya es un hecho positivo”, señalan fuentes nacionalistas a El Confidencial. Porque, en primer lugar, eso evidencia que el problema de la financiación existe, que no es “un invento de los nacionalistas catalanes”. Además, las fuentes subrayan que “es más normal que salga el presidente de la CEOE a hablar del tema, por ejemplo, que el Rey Juan Carlos”.

Y recuerdan también que las principales instituciones empresariales catalanas se han posicionado públicamente a favor del pacto fiscal, apoyando la posición del presidente de la Generalitat, Artur Mas.

Relaciones “frías” con Madrid

El Gobierno catalán mantiene, en estos momentos, una posición de casi ruptura con el Gobierno central, aunque se afirma que “hay algunas vías de diálogo abiertas. En el tema del pacto fiscal, Mariano Rajoy dijo claramente que ya no hay margen para hablar, por lo que el President Mas ya ha agotado todas las opciones de poder llegar a un acuerdo. Pero habrá que seguir dialogando de otros temas”, señala una fuente del Gobierno catalán.

Estas fuentes reconoce que “durante las últimas semanas, y especialmente antes de la cumbre en la Moncloa, reinó la frialdad en las relaciones y después del fracaso de la reunión ha quedado una relación que se encuadra dentro de la educación y del respeto institucional, que no se ha de perder nunca”.

En el Ejecutivo catalán reconocen también que Artur Mas espera a la cumbre de Rajoy con los presidentes autonómicos del próximo 2 de octubre para presentar en ella las líneas maestras de su pacto fiscal. “Llevará a la reunión los temas del control del déficit, de la postura insolidaria del Gobierno central en este asunto, y de la liquidez. Pero también expondrá su versión del pacto fiscal que presentó al Gobierno central este jueves. Los demás presidentes autonómicos tendrán, así, información de primera mano sobre lo que pide Cataluña y las razones por las que lo pide”.

Organizaciones patronales y empresariales se posicionaron claramente, durante las últimas semanas, al lado del presidente de la Generalitat, Artur Mas, en su propuesta de pacto fiscal para Cataluña. Sin ir más lejos, a menos de 24 horas de su cita con el presidente, Mariano Rajoy, la Cámara de Comercio de Barcelona y la patronal Pimec emitieron un comunicado conjunto apoyándole. Pero la propuesta de pacto fiscal no gustaba a todos. Al Gobierno autonómico llegaron llamadas telefónicas y presiones para rebajar el tono de la oferta.

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