Duran Lleida arrasa y es reelegido presidente de Unió por otros cuatro años

“Es verdad que llevo muchos años sentado en el trono de Unió, pero creo que tengo no sólo el derecho, sino la responsabilidad de volver a presentarme y de que mi experiencia, tanto mis defectos como mis virtudes, reviertan en vosotros y en UDC”. Éstas fueron las palabras del recien elegido presidente de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran Lleida, que este mediodía clausuró su congreso en la localidad barcelonesa de Sitges.

Lleva más de 30 años en la cúpula de la formación, pero eso no parece afectarle lo más mínimo. La votación final de su candidatura obtuvo el 80,24% de los votos de los compromisarios, frente al 19,17% de su oponente, el alcalde de Vic, Josep Maria Vila d’Abadal. Sin restar méritos a éste, Duran fue una autentica apisonadora. 

En la sesión de ayer, ya había amagado con su poder: el informe de gestión del comité de gobierno de Unió (máximo órgano de dirección) fue refrendado por el 95,95% de los 1.100 compromisarios presentes en el cónclave. Y tan sólo votó en contra el 0,27%, mientras que el restante 3,78% se abstuvo.

Tras su reelección Duran se dirigió a los compromisarios para defender el estatus de Cataluña como "nación" y exponer su "apuesta por el confederalismo". Además, mostró su hartazgo por el "maltrato que recibe Cataluña por parte de España" y llamó a formar un "frente catalán para defender el pacto fiscal".

Duran había agitado las aguas nacionalistas en la sesión de ayer, cuando dijo que “la independencia ni interesa ni conviene” a Cataluña. Un buen puñado de dirigentes convergentes protestaron airadamente contra esta postura. No hay que olvidar que Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) aprobó, en su congreso del mes de marzo, reclamar el Estado rpopio para Cataluña. Pero ayer Duran matizó su diatriba y calmó los ánimos.

Primero, mantuvo una reunión con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, invitado de honor en el congreso de la formacion hermana. Mas y Duran trataron temas de futuro y de estrategia del Ejecutivo catalán para los próximos meses, en los que se avecinan nuevos recortes en los servicios públicos. Entre otras cosas, le explicó al dirigente democristiano las iniciativas más importantes que emprenderá su gabinete en los meses que se avecinan. La relación entre ambos dirigentes en el año y medio que va de legislatura ha sido correcta y el flujo de información entre ambos ha funcionado, a diferencia de otras épocas en que ni se hablaban. Para zanjar el tema, el presidente de la Generalitat no tuvo reparo en subir al escenario y visualizar un apretón de manos con su socio.

Condescendiente con la independencia

Luego, el líder de Unió justificó su posición ante el independentismo. “Claro que defendemos Cataluña como nación. Y el derecho a la autodeterminación. Pero lo importante no es tener ese derecho o que España nos lo reconozca, sino que lo importante es la capacidad de ejecutarlo”.

Y recordó a sus socios que “hay tantos independentistas a un lado como al otro. Hace años que todos nos conocemos. Sabemos lo que hemos hecho y cómo hemos trabajado cada uno. Y lo de menos es si retiramos una enmienda o aprobamos otra”. En este sentido, subrayó que “ni todos los partidos nacionalistas son iguales ni todos los nacionalismos son iguales. Si el nacionalismo fuese sólo uno, no hubiesen aparecido los partidos. No se hubiese creado UDC en los años 30. Ni hubiese nacido Convergència en los años 70”.

El líder democristiano también criticó que los partidos políticos españoles y la gran mayoría de la prensa “nos niegan lo que somos”. Y detalló que “yo tengo la obligación de pensar en la complejidad de nuestro país, porque hay gente que nos vota y gente que no nos vota. Es lógico que haya un sentimiento independentista, pero a los políticos nos corresponde traducirlo en proyectos concretos. Yo soy consciente de la actitud de España en estos momentos, pero no podemos negar que hemos avanzado mucho, desde que en los 70 reclamábamos ‘libertad, amnistía y Estatut d’Autonomia’”.

Su rival en el congreso, Josep Maria Vila d’Abadal, poco pudo hacer. Ante los 1.100 compromisarios, arremetió contra las agresiones de España contra Cataluña y enfatizó que ésta “no tiene salida dentro de España”. Por ello, reclamó la “independencia absoluta”. Vila intentó lo imposible. Reclamó lalimitación de mandatos, la separación de cargos públicos de cargos del partido y una “regeneración democrática tanto interna como externa”.

Pero minutos después el propio Duran le plantó batalla. “Mi candidatura es una candidatura seria, rigurosa y coherente. No dice hoy una cosa y mañana lo contario. Eso es muy importante en los tiempos de turbulencias que vivimos. Por eso es encesario tener una dirección fuerte, lo más fuerte que podamos, porque con la que está cayendo no es fácil afrontar los retos que se nos avecinan”. Y le hicieron caso.