El ‘doctor Malaya’ acusa a la Policía de haber manipulado pruebas

Andrés Liétor, el empresario que se autodenomina el 'doctor Malaya', logró ayer lo que hasta ahora no ha había conseguido ningún imputado: ponerse en contra en la misma sesión a defensas, jueces, fiscales e incluso hasta al propio cerebro de la trama, Juan Antonio Roca, que le negó en todo momento. En un tono desabrido, atacó a la Fiscalía, que le pide 22 años de cárcel por los presuntos delitos de cohecho, blanqueo de capitales y malversación por su participación en varias operaciones inmobiliarias.

En un careo férreo con Roca, Liétor dijo ser inocente de todo. El juez Godino los sentó frente a frente para intentar poner luz en la relación empresarial entre ambos. El empresario acusó abiertamente al cerebro de la trama de haberle “incitado a cambiar su declaración”. El alegato hizo temblar a propios y extraños. Nadie se lo esperaba. Sin pelos en la lengua, el promotor explicó que cuando otros empresarios acusados reconocieron los sobornos de Roca en el juicio, el pasado mes de noviembre, "Roca se puso muy nervioso y mandó a su abogada Rocío Amigo que se reuniera con la mía para que nos planteáramos variar la estrategia. Las cosas habían cambiado".

Dicha afirmación fue rebatida por Roca, que aseguró que esta cita la organizó "para que te pudieras defender" “y le habló de los documentos que se encontraron en el despacho de la calle Goya que él ni pisaba”. Roca no ha negado que hubiera cambiado su declaración tras los pactos de conformidad, que llegaron algunos empresarios con la Fiscalía, por los que reconocían los delitos a cambio de una rebaja en la pena.

Andrés Liétor, socio de Carlos Sánchez, está acusado de haber pagado a Roca 6,8 millones de euros, repartidos en dinero metálico, obras de arte y vehículos de lujo, a cambio de favores urbanísticos en distintos convenios y permutas con el Ayuntamiento de Marbella.

"Acuso a la Policía de haber manipulado pruebas”

Pero Liétor no quiso dejar ayer títere con cabeza e intentó ir más allá. Nada más empezar la sesión, el empresario acusó con dureza a la Policía de modificar los archivos informáticos que están en la causa como prueba. Culpó a los investigadores policiales de haber manipulado pruebas cuando el juicio de Malaya llevaba un mes en esta sala juzgándose. "Ese disco duro fue manipulado indebidamente por la Policía", aseguró señalando un material incautado. Llegado a este punto, se mantuvo un duro diálogo entre el fiscal López Caballero y el acusado.

”Lo que usted está diciendo es una dura acusación de la que se pueden derivar medidas”, aseveró el fiscal. Liétor, envalentonado, reiteró que asume las consecuencias e informó a la sala que, concretamente, el 3 noviembre de 2010 “la Policía manipuló indebidamente un disco duro  cuando ya estaba a un mes del juicio en la ciudad de la Justicia”.

Liétor volvió a sacar el tema de las pruebas. “La Policía introduce algo que no está en los archivos intervenidos, introduce valoraciones, para justificar su informe. ¿Qué necesidad tiene de incluir algo que en el archivo no consta? ¿Por qué tiene que dar por hecho lo que no está hecho? Esa modificación que parece que no tiene importancia, sí la tiene”

Estas afirmaciones provocaron momentos tensos que llevaron al fiscal anticorrupción, Juan Carlos López Caballero, a tomar la palabra para advertir que emprenderá acciones legales contra todo el que sostenga que la policía alteró las pruebas. De esta manera, el juez Godino le explicó al empresario que no es respetuoso su proceder y le recuerda que "no puede hacer de este procedimiento lo que a usted le venga en gana, llevarse los papeles a casa y preparar las respuestas de la sesión como le apetezca”.

Liétor no se achicaba: “Su señoría, si yo hiciera los gestos que hace el fiscal, ya me hubiera expulsado usted”. Y el fiscal: “Es cierto que hago gestos, pero me tiene usted fuera de quicio”. Luego, Liétor: “Mire como me tendrá a mí después de seis años aguantándolo”, y finalmente López Caballero: “No voy a entrar en el juego del señor Liétor”.

Ante tanta discusión, los letrados de otros acusados, en concreto Javier Muriel, se sublevó contra la declaración de este procesado aduciendo al Tribunal que a “él le cuesta mucho personarse todas las mañanas en la Ciudad de la Justicia para estar perdiendo el tiempo con declaraciones como la de este imputado”. Es la primera vez que los defensores se ponen al lado de la fiscalía.

“Que en mi pueblo sepan de qué me acusan”

Al igual que en su anterior declaración, el empresario Andrés Liétor, en vez de informar sobre el delito que se le imputa, se ha dedicado a acusar. En su anterior comparecencia ante la sala, en un acto casi populista, obligó al tribunal a que leyera la parte del escrito de acusación fiscal que le concierne, para que “todos en su pueblo supieran de qué se le acusa”. “Tengo muy claro que yo no he participado en ningún hecho delictivo” y así quiero que se sepa.

En su primera sesión, el empresario atacó frontalmente los archivos de Maras Asesores, en los que se recogen los supuestos pagos que se hicieron a Juan Antonio Roca y las iniciales de los que pasaron presuntamente por caja. “Son un invento, una especulación de la Fiscalía”. Recordó que el supuesto autor de las anotaciones, que presuntamente le dictaba Juan Antonio Roca, negó haberlas efectuado, como también lo hizo Óscar Benavente. “¿Quién ha hecho este archivo?”, siguió preguntándose.

“Esto es capacidad inventiva o deductiva”. Frases como “en el calabozo municipal de Marbella leí el auto de detención, y desde aquella noche, el 10 de julio de 2006, hasta hoy, estoy estudiando Malaya, cuando ustedes emitan la sentencia seré doctor en Malaya, éste es mi doctorado”, son algunas de las guindas que ha colado en el juicio.

Y cuando le preguntan: “¿Del archivo se deduce que usted pagó a Roca? No hay más hecho que la existencia de un archivo informático que no sabemos quién lo ha hecho. Nadie ha dicho que yo sea el autor del archivo”, precisó. Andrés Liétor es sin duda el imputado que más ha cuestionado la instrucción y el proceso. Mañana seguirá su declaración después de que Marisol Yagüe salga al estrado.