El exsocio de Urdangarin pide al juez que cite a declarar a Corinna, amiga del Rey

Diego Torres, exsocio de Iñaki Urdangarin, ha pedido al juez instructor del caso, José Castro, que cite a declarar a Corinna zu Sayn-Wittgenstein, íntima amiga del Rey, para que aclare su participación en algunos de los proyectos financiados con fondos públicos que fueron organizados por el Instituto Nóos.

El abogado de Torres, Manuel González-Petters, ha remitido un escrito a Castro en el que pide que cite como testigo a Sayn-Wittgensteinpara que explique cuál fue su participación y nivel de conocimiento de las actividades organizadas por el Instituto Nóos. El letrado pregunta especialmente por el Illes Balears Fórum y el Valencia Summit, dos foros sobre turismo y deporte que reportaron al duque de Palma y Torres unos ingresos de más de seis millones de euros.

Don Juan Carlos, como adelantó El Confidencial,pidió a Urdangarin que invitasea gastos pagadosa su amiga Corinna a la primera edición del Valencia Summit, celebrada en 2004. El yerno del Reyno se pudo negar: el monarca había conseguido que el magnateBernard Arnault, dueño del imperio Louis Vuitton, fuera el principalsponsordel evento. Además, la factura del viaje y la estancia de la aristócrata alemana corrieron por cuenta de la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de la capital.

Torres también pide que acudan a declarar la que fuera secretaria personal de Urdangarin, Julita Cuquerella, y Ana Wang Wu, colaboradora del Instituto Nóos yexmujer del secretario personal de las Infantas, Carlos García Revenga.

El exsocio de Urdangarin también ha remitido a Castro un correo electrónico, fechado el 1 de marzo de 2003, en el que la reina doña Sofía felicita a su yerno por la puesta en marcha del Instituto Nóos. "El nivel de implicación y conocimiento [de las actividades de Nóos] era tal, que hasta la suegra de Urdangarin tenía, cuando menos, noticia", argumenta Torres.

Con ese e-mail, Torres trata de demostrar "la absoluta naturalidad de todo"; es decir, que si hasta la Reina estaba al corriente, resultaba "imposible" que él o su esposa, Ana María Tejeiro, también imputada, tuvieran "ni por asomo la más leve duda o sospecha de la plena licitud" de los trabajos del Instituto Nóos.