Es noticia
Fernández Díaz firma su enésima polémica y le abre otro frente a su amigo Rajoy
  1. España
ES UNO DE LOS PRINCIPALES CANDIDATOS A SALIR DEL GOBIERNO

Fernández Díaz firma su enésima polémica y le abre otro frente a su amigo Rajoy

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se ha convertido por voluntad propia en uno de los mayores problemas del Gobierno. Este martes volvió a invocar un

Foto: Fernández Díaz firma su enésima polémica y le abre otro frente a su amigo Rajoy
Fernández Díaz firma su enésima polémica y le abre otro frente a su amigo Rajoy

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se ha convertido por voluntad propia en uno de los mayores problemas del Gobierno. Este martes volvió a invocar un huracán en torno a su figura al establecer un extraño paralelismo entre el terrorismo de ETA y la práctica del aborto. Las palabras desencadenaron al instante un alud de críticas que subrayó de nuevo la dificultad del ministro para gestionar sus intervenciones públicas.

No es la primera vez que el ministro del Interior crea una polémica. Pero cada vez son más las voces en el seno del PP que piden que la de ayer sea la última. Según ha podido saber este diario, crece el sector del partido que reprocha a Fernández Díaz que abra frentes innecesarios como el de este martes en áreas, además, que no tienen ninguna relación con la responsabilidad que le asignó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. También se le afea que no esté logrando obtener un mayor rendimiento de la exitosa evolución de la lucha contra el terrorismo. Y en el plano ideológico, el ala más progresista del partido considera que su constante autoubicación en el extremo conservador del PP está perjudicando a la estrategia de Moncloa.  

Pese a todo, Fernández Díaz sigue contando con la plena confianza de Rajoy, según las diferentes fuentes consultadas. De hecho, entre los dos existe una intensa amistad que no se habría deteriorado por los numerosos errores que ha cometido el responsable de Interior desde que llegó al Gobierno. Fernández Díaz también mantiene una relación cordial con el resto de compañeros del Ejecutivo. Con Ana Mato, titular de Sanidad, y Alberto Ruiz-Gallardón, responsable de Justicia, el vínculo es incluso más fluido, según ha podido saber este diario.

Candidato para salir del Ejecutivo

Pero su salida del Gabinete en la primera remodelación que efectúe Rajoy se da por descontada, porque su gestión no está dando los resultados esperados. En los 18 meses que lleva al frente de Interior, Fernández Díaz ha asistido a la dimisión del exsecretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa, y de varios colaboradores de menor rango, entre ellos los antiguos responsables de los gabinetes de la Dirección General de Policía y de la Secretaría de Estado de Seguridad. Intentó poner orden en el caos interno colocando a su mano derecha y antiguo jefe de gabinete, Francisco Martínez, al frente de la Secretaría de Estado de Seguridad. Pero la dificultad de Fernández Díaz para expresarse sin convocar a sus críticos no ha contribuido a la normalidad de este departamento.

Las encuestas reflejan su declive. A pesar de que Interior es junto a Defensa uno de los ministerios que tradicionalmente mejor valoración consigue para sus máximos responsables, Fernández Díaz aparece en el último Barómetro del CIS como el sexto peor ministro de los 13 que componen el Gobierno. Obtuvo una valoración de 2,48 puntos sobre un máximo de 10. El que peor nota obtiene es José Ignacio Wert, con un 1,76, pero en las últimas semanas el titular de Cultura ha optado por asumir un perfil comunicativo más bajo para dejar de ser el blanco preferido de las críticas al Gobierno. Fernández Díaz tiene vía libre para ocupar ese puesto. 

Circunstancias favorables

El débil respaldo que suscita es inquietante porque todas los elementos juegan a su favor. Cuando aterrizó en el Ministerio, ETA ya había anunciado su alto el fuego definitivo. No ha tenido que manejar ni un solo atentado desde que forma parte del Gobierno. Y a pesar de la gravísima situación económica que atraviesa España, la seguridad ciudadana apenas se ha resentido. Los principales indicadores de criminalidad apenas han experimentado cambios. El malestar social se ha traducido en protestas y manifestaciones pero, al menos por ahora, impera la tranquilidad en la calles. Probablemente, nunca antes un ministro del Interior en la historia de la democracia ha disfrutado de un escenario tan benévolo. Los únicos contratiempos que están minando la popularidad y el balance de Fernández Díaz son los que él mismo genera cuando se coloca frente a un micrófono.

Ayer se inventó su último charco. En una rueda de prensa que tenía como objetivo relatar la detención de seis miembros de ETA, la operación más importante en número de integrantes apresados desde 2004, Fernández Díaz salió al paso de una pregunta sobre su postura en el debate sobre la reforma de la ley del aborto que ha emprendido el Ejecutivo afirmando: “Primero hablamos de lo de hoy y luego de otras cosas, porque el aborto tiene poco que ver con ETA. Bueno, tiene algo que ver pero, en fin, no demasiado”.

Esta última frase no sólo ha diluido el éxito de una operación antiterrorista trascendental que la Guardia Civil comenzó a diseñar en octubre, sino que también ha abierto otro frente en la maltrecha estrategia de comunicación del Gobierno. Aunque el propio Fernández Díaz nunca ha ocultado sus intensas convicciones religiosas y se ha manifestado en varias ocasiones a favor de una regulación restrictiva de la interrupción del embarazo, vincular el aborto con la actividad de ETA únicamente le ha servido para situarse de nuevo en el centro de la polémica y dificultar la labor de su compañero Ruiz-Gallardón, encargado de impulsar la controvertida reforma.

El rápido intento de rectificación de Interior a través de un comunicado oficial no ha evitado que las víctimas del terrorismo, los actores implicados en la reforma y los partidos de la oposición reprobaran las palabras del ministro. El PSOE ha pedido incluso su dimisión.

Un historial sembrado de desatinos 

El titular de Interior debutó en el Gobierno cifrando el déficit de España para 2011 en el 8,2%. El anuncio generó el primer gran error de comunicación del Ejecutivo porque supuso la desautorización de los dos ministros más vinculados con ese indicador, el responsable de Economía, Luis De Guindos, y el jefe de Hacienda, Cristóbal Montoro, que habían hablado de la misma cuestión sólo unas horas antes y habían expresado valores distintos.

También tuvieron mala acogida las palabras que pronunció en agosto de 2012 sobre la decisión del Gobierno de no impedir la excarcelación del preso etarra Iosu Uribetxebarria Bolinaga. Fernández Díaz aseguró que, de no concederle el tercer grado al terrorista, “habría incurrido en prevaricación”.

Más recientemente, el pasado mes de marzo, también desencadenó un aluvión de comentarios su posicionamiento en contra del matrimonio homosexual, al asegurar que “existen argumentos racionales que dicen que ese matrimonio no debe tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada”. El argumento que utilizó Fernández Díaz fue incluso contestado por compañeros de partido.

Sus declaraciones de este martes, relacionando aborto y ETA, parecen sólo el último episodio de un camino jalonado con comparecencias cuestionables. Si Rajoy decide su salida del Gobierno, Fernández Díaz aspira a convertirse en embajador de España ante la Santa Sede, un propósito que ya ha confesado a sus colaboradores más próximos y para el que, en principio, no tendría demasiados rivales.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se ha convertido por voluntad propia en uno de los mayores problemas del Gobierno. Este martes volvió a invocar un huracán en torno a su figura al establecer un extraño paralelismo entre el terrorismo de ETA y la práctica del aborto. Las palabras desencadenaron al instante un alud de críticas que subrayó de nuevo la dificultad del ministro para gestionar sus intervenciones públicas.