El exministro Jaime Lamo de Espinosa también da calabazas a la fundación de Bono y Zaplana

La Fundación España Constitucional, que promueven los exministros José Bono y Eduardo Zaplana, sigue encallada y sin ver la luz por falta de presidente. Después de que Bono renunciase a asumir el liderazgo de la iniciativa, lo que parecía que sería un asunto sencillo de solventar se ha convertido en la principal piedra de bloqueo para que la fundación se constituya finalmente y nombre a sus órganos de gobierno. De nuevo, otro exministro de UCD, Jaime Lamo de Espinosa, ha declinado la oferta de ponerse al frente del club de los exministros.

Casi dos meses después de que la iniciativa echase a rodar en una cita organizada por Bono en el Hotel Wellington de Madrid, la fundación sigue estancada. El pasado 4 de marzo, el expresidente del Congreso convocó de nuevo a todos los exministros en las instalaciones de La Casa del Lector, que dirige el extitular de Cultura César Antonio Molina, en el Matadero de Madrid para proponer a Lamo de Espinosa, ministro de Agricultura de UCD entre 1978 y 1981, que aceptase el reto de asumir la cabeza visible de la institución.

Entre los asistentes, acudieron nuevas incorporaciones que se han adherido al patronato a lo largo del último mes, como los exministros Abel Matutes, Gustavo Suárez Pertierra, Julián García Vargas, Luis González Seara, Manuel Núñez Pérez, Pío Cabanillas o Rafael Calvo Ortega, entre otros. Como ya publicó este diario, Bono ha remitido una carta a todos los exministros que han formado parte de los diferentes Gobiernos de la etapa democrática para que se unan a la iniciativa en defensa de la Constitución de 1978. 

Los exministros se dieron entonces un plazo de unos 15 días para que Lamo de Espinosa, que presidente actualmente Anci, la patronal de los constructores independientes, meditase la oferta. Si la respuesta era afirmativa, Bono les volvería a reunir para la ratificación definitiva de los órganos de gobierno. Una convocatoria que, finalmente, no ha llegado a producirse.

 “Todos me lo propusieron y tanto los ministros de la UCD como los del PP y el PSOE insistieron mucho en que aceptase, pero he dicho que no porque es un puesto que debe ocupar un constitucionalista y no una persona como yo, especializada en macroeconomía”, explica a El Confidencial el exministro. De esa forma, hace una semana, se lo comunicó personalmente tanto a Bono como a Zaplana y también a Rodolfo Martín Villa, la primera persona en la que se había pensado tras la renuncia de Bono a encabezar su fundación.

Así las cosas, y a falta de que los exministros de vuelvan a reunir cuando los convoque Bono, no hay, de momento, ningún otro nombre sobre la mesa. Bono y Zaplana tendrán que seguir tanteando a otras figuras de la UCD si persisten en su intento de que sea un político no ligado a la dialéctica PP-PSOE quien dirija la fundación.

Como ya explicó este diario, Martín Villa fue el primer nombre en quien se pensó para ello pero el exministro rechazó la invitación al haber formado parte del Gobierno preconstitucional de Arias Navarro y no considerarse, por ello, la persona más cualificada para presidir una iniciativa que defiende, precisamente, la Carta Magna.

La fundación nace, según sus estatutos, para “reforzar la cohesión de los ciudadanos españoles a través de la defensa de la Constitución y de las instituciones que la misma establece”. También como “un punto de encuentro para quienes, desde el diálogo, pero con firmeza en sus convicciones, se refieren a España sin complejos, como una imagen de marca superior a la de cualquiera de sus partes de forma individual”.

La idea de la fundación es un viejo proyecto del expresidente de Castilla-La Mancha que se remonta a 1995 y que, finalmente, ya retirado de la primera línea, ha logrado poner en marcha junto a Zaplana. Sus promotores niegan, por ello, que su surgimiento esté directamente ligado a las derivas soberanistas de Cataluña y de su presidente, Artur Mas.