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El 25-S vuelve a fracasar en un nuevo intento de rodear el Congreso
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UNOS 600 AGENTES ANTIDISTURBIOS CUSTODIABAN LA CÁMARA BAJA PARA EVITAR INCIDENTES

El 25-S vuelve a fracasar en un nuevo intento de rodear el Congreso

Intentaban rodear otra vez el Congreso para mostrar su repulsa al Gobierno y al resto de diputados. Pero la convocatoria fue un fracaso. La protesta 'Rodea

Foto: El 25-S vuelve a fracasar en un nuevo intento de rodear el Congreso
El 25-S vuelve a fracasar en un nuevo intento de rodear el Congreso

Intentaban rodear otra vez el Congreso para mostrar su repulsa al Gobierno y al resto de diputados. Pero la convocatoria fue un fracaso. La protesta 'Rodea el Congreso' del 23-O coincidió con el inicio del debate de las once enmiendas de totalidad, donde los grupos parlamentarios presentabann sus disconformidades con los Presupuestos Generales del Estado para 2013. Sin embargo, el llamamiento ciudadano apenas consiguió congregar a un millar de personas en los alrededores de la plaza de Neptuno. Para los manifestantes, las cuentas públicas que se debatían a escasos metros de sus críticas solo generan "opresión y miseria". 

Los indignados se agolparon en las inmediaciones de la Cámara Baja pasadas las seis de la tarde. En la convocatoria, realizada a través de Internet y promovida a través de las redes sociales, había gente de todo tipo: jóvenes y no tan jóvenes, estudiantes, padres con hijos; abuelos jubilados que acompañaban a sus nietos; trabajadores con un contrato fijo "pero sin el futuro asegurado". Muchos hablaban entre ellos. Otros se limitaban a escuchar. "Nos han timado. Yo voté al PP, pero me engañaron. Ahora resulta que manifestarse en el Congreso es antisistema, hacer todo lo contrario a tu programa electoral, no", resumía Juan, un funcionario de la Administración, a sus compañeros. "Y encima su nuevo modelo de negocio es 'Timovegas'", remató otro indignado mientras de fondo se escuchan los cánticos de antaño. "Que no, que no, que no nos representan", "menos policía y más educación".  

Esta vez, los manifestantes no comunicaron la protesta a la Delegación del Gobierno en Madrid, que hace unos días multó con 6.000 euros al convocante del 25-S. Después de los graves disturbios con los que se estrenó el colectivo -ese día hubo 64 heridos y 35 detenidos-, la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, advirtió que si se cortaba el tráfico “se procederán a sanciones administrativas” y, en caso de incidentes, se llevarán a cabo “las acciones pertinentes”.

La Policía, que tenía a su disposición 600 agentes antidisturbios (un despliegue amplio pero mucho más discreto que en el 25-S) comenzó las identificaciones en los alrededores de Atocha pasadas las cinco de la tarde. A las seis y media, los congregados desarrollaron una asamblea en la plaza de Neptuno, a los pies de los leones que flanquean la puerta principal del Congreso, sobre los presupuestos, la deuda y los recortes. También se habló sobre el proceso constituyente que quieren promover. Todos, ante un Congreso blindado a cal y canto por una docena de lecheras y un chorreo de policías que se mostraban mucho más relajados que en la anterior convocatoria. "Aquí hay más periodistas que manifestantes", ironizaban, mientras una televisión china retransmitía a sus espaldas la protesta madrileña. El tono de la manifestación fue tan desenfadado que hasta uno de los policías explicó a los concentrados que tenían que haber convocado la manifestación. "Compañeros, no entréis en provocaciones", le cortaba otro manifestante, mientras se llevaba a su compañero a otra zona evitando el conflicto.

Los diputados de Izquierda Plural se suman a las protestas

Entre los manifestantes aparecieron los diputados de Izquierda Plural José Luis Centella y Alberto Garzón, que salieron del debate para mezclarse entre la gente. Hubo pitadas al helicóptero de la policía que sobrevolaba la zona y la iluminaba con un potente foco. En el 23-O había quien quería hacer negocio y vendía banderas republicanas a seis euros. Uno de los que cogió el megáfono en la Asamblea clamaba por la dimisión de este Gobierno corrupto "y de todos los diputados". Rafael Tejero, uno de los organizadores del 25-S que resultó imputado por un delito contra las instituciones que luego archivó la Audiencia, también volvió ayer. "Y con más ganas", puntualizó, con la lección muy aprendida. "Si nosotros no somos violentos la policía no tiene nada que hacer".

El presidente del Congreso, Jesús Posada, comprobó la escasa fuerza de la convocatoria en dos ocasiones: a las seis de la tarde y pasadas las nueve de la noche, justo antes de que los diputados abandonasen la Cámara Baja. Confiado en que la sesión parlamentaria se iba a desarrollar "tranquilamente" a pesar de que la convocatoria "no es legal" porque "no ha seguido los trámites adecuados", Posada no puso impedimento a la indignación ciudadana, ya que "siempre y cuando no provoquen altercados todo el mundo tiene derecho a manifestarse". Mucho más tajante se mostró el portavoz adjunto del PP, Rafael Hernando, que tildó la protesta como "absolutamente irracional" y sostuvo que estas manifestaciones "lo único que buscan es echar a la gente a la calle para generar más conflictos".

Mariano Rajoy abandonaba la Cámara Baja por la puerta de atrás pasadas las ocho de la tarde, media hora después de llegar. A la misma hora, en la calle paralela, los indignados vestían las vallas policiales que cercaban el Congreso con sus deseos, escritos a bolígrafo y rotulador en trozos de papel y cartón. Todos clamaban contra el bipartidismo, la banca y los recortes. "Que la Constitución no se pueda cambiar cada 25 años es como creer que la tierra es de los muertos".  "Yo lucho por la tercera Republica". "Ni recortes ni privatización". Parecía que esperaban un milagro.

Intentaban rodear otra vez el Congreso para mostrar su repulsa al Gobierno y al resto de diputados. Pero la convocatoria fue un fracaso. La protesta 'Rodea el Congreso' del 23-O coincidió con el inicio del debate de las once enmiendas de totalidad, donde los grupos parlamentarios presentabann sus disconformidades con los Presupuestos Generales del Estado para 2013. Sin embargo, el llamamiento ciudadano apenas consiguió congregar a un millar de personas en los alrededores de la plaza de Neptuno. Para los manifestantes, las cuentas públicas que se debatían a escasos metros de sus críticas solo generan "opresión y miseria".