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La defensa del “Gibraltar, español”, último nexo de unión entre PP y PSOE
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MARGALLO INFORMÓ A FERRAZ DE LA CRISIS

La defensa del “Gibraltar, español”, último nexo de unión entre PP y PSOE

El grito de “¡Gibraltar, español!”, pronunciado por José Manuel García-Margallo en enero ante un eurodiputado  británico, ha resultado ser el último consenso que se mantiene en

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La defensa del “Gibraltar, español”, último nexo de unión entre PP y PSOE

El grito de “¡Gibraltar, español!”, pronunciado por José Manuel García-Margallo en enero ante un eurodiputado  británico, ha resultado ser el último consenso que se mantiene en pie entre PP y PSOE. Rotos los acuerdos sobre estabilidad presupuestaria, educación o sanidad, y con el pacto sobre la reestructuración del sistema financiero pendiente de un hilo, la última crisis del Peñón se ha convertido en el único nexo de unión entre Gobierno y oposición.

A diferencia de lo sucedido con otras materias, en los que los socialistas han denunciado un apagón informativo por parte de Mariano Rajoy, el ministro de Asuntos Exteriores sí comunicó el domingo a Ferraz el deterioro de las relaciones con el Gobierno gibraltareño, así como las malas perspectivas para las negociaciones del conflicto pesquero. Margallo adelantó asimismo a la cúpula del PSOE que el Ejecutivo planeaba mover ficha para defender los intereses nacionales.

Por su parte, Alfredo Pérez Rubalcaba ha avalado la anulación del viaje de la Reina a Londres, ya que se consideraba inadecuado que doña Sofía se encontrara celebrando el jubileo de Isabel II, mientras se desencadenaba algún tipo un incidente en las aguas que rodean la Roca. Los socialistas también respaldan las acciones del Gobierno para que los pescadores españoles puedan faenar en la zona, incluidas las medidas de presión que se han tomado hasta ahora.

La disposición de Margallo para informar a la oposición ha pasado ser la excepción en la brecha que separa a PP y PSOE. Tras el periodo de Miguel Ángel Moratinos al frente del Ministerio, cuya relación con los populares tampoco fue fácil, Trinidad Jiménez inauguró una nueva fase de entendimiento con Jorge Moragas, entonces responsable de relaciones internacionales en la calle Génova. Y por lo visto hasta ahora, el nuevo titular de Exteriores está dando continuidad  a esta distensión. Su buena relación personal con Elena Valenciano, con quien coincidió durante años en el Parlamento Europeo, es una de las claves para que el canal entre Gobierno y oposición se mantenga abierto.

No obstante, el ministro no acertó a la hora de gestionar el viaje de la Reina a Londres, ya que la semana pasada autorizó la visita calificándola de “privada”, y el miércoles tuvo que recular para impedir la presencia de doña Sofía en el castillo de Windsor. “¿Qué hubiera pasado si se produjera un incidente durante la estancia de la Reina en Londres?”, se preguntó ayer Margallo ante la prensa durante su visita a Brasil.

Patrullas de la Guardia Civil y colas en la Verja

Esta precaución ha venido acompañada de otras medidas, como la orden de que la Guardia Civil escolte a los pescadores que faenan en aguas próximas a Gibraltar, o el incremento de controles en la Verja, que ayer provocó largas colas en la aduana. La ruptura de las negociaciones entre los pescadores gaditanos y las autoridades del Peñón tuvo lugar el martes, originando así la última crisis en torno a la Roca. El Gobierno de la colonia impide faenar en unas aguas que considera suyas, pero que España no reconoce como tales.

El Ejecutivo de Fabián Picardo contraviene así el Tratado de Utrecht, que limita el territorio cedido en 1713 a Gran Bretaña a la ciudad, el castillo y el puerto de la colonia. No obstante, las autoridades gibraltareñas se escudan ahora en la necesidad de preservar los caladeros, apelando a una ley de 1991 que regula el tipo de redes y las especies que se pueden capturar.

El grito de “¡Gibraltar, español!”, pronunciado por José Manuel García-Margallo en enero ante un eurodiputado  británico, ha resultado ser el último consenso que se mantiene en pie entre PP y PSOE. Rotos los acuerdos sobre estabilidad presupuestaria, educación o sanidad, y con el pacto sobre la reestructuración del sistema financiero pendiente de un hilo, la última crisis del Peñón se ha convertido en el único nexo de unión entre Gobierno y oposición.