La Generalitat premia a una histórica del independentismo que coqueteaba con Terra Lliure

“El sistema electoral español está viciado: listas cerradas y candidatos a dedo de los aparatos funcionariales de los partidos. Se da en todos los partidos desde el tándem Chacón/Clos del PSOE-PSC hasta el desplazamiento del diputado Tardà de ERC del primer lugar de la lista de Barcelona. Todo junto explica el clientelismo político y la financiación opaca”.

 

Quien así se expresaba hace escasos meses es la historiadora Eva Serra i Puig, que el pasado viernes aparecía en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña como la beneficiaria del premio Justicia de Cataluña 2008, junto al decano de los jueces de Lérida, Eduardo Enrech Larrea. El galardón es concedido por la consejería de Justicia, que encabeza la socialista Montserrat Tura.

 

Nada del otro mundo, si no fuese la connotación que pudiera tener la distinción de Eva Serra con tal galardón. La historiadora, especializada en la historia agraria de Cataluña y con un importante currículo académico a sus espaldas, ha estado tradicionalmente vinculada a los movimientos independentistas más radicales, hasta el punto de renegar de todo lo que huela a España.

 

Sus teorías pasan por la denuncia sistemática del “expolio constante y depredador” de Cataluña por parte del “régimen estatutario” y la crítica constante a las “mafias políticas” y a las formaciones que practican el “clientelismo político”. Su apuesta pasa por la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP), la formación radical que obtuvo un relativo éxito en las últimas municipales con una veintena de concejales, y por la ruptura con España. Su máxima se resume en una frase que escribió con motivo del último Foro Social Catalán: “Cataluña creyó erróneamente [durante la Transición] que el Estado español era democratizable”. Con todo, es la responsable de la sección histórico-arqueológica del Institut d’Estudis Catalans (IEC). 

La detención 

Su radicalismo ya le creó problemas hace años: en diciembre de 1981, fue detenida y acusada, junto a su hermana Blanca, de pertenecer a la organización Terra Lliure. Junto a ella, fueron detenidos un histórico del grupo terrorista, Pere Bascompte, que meses antes había disparado en una rodilla a Federico Jiménez Losantos, y Jaume Llusà, además de Carles Castellanos, el referente político del independentismo radical durante las últimas décadas, y Teresa Aragonès, posteriormente diputada de ERC y actualmente secretaria de Función Pública y Modernización de la Administración de la Generalitat. 

Fueron meses de acoso sistemático de las fuerzas de seguridad sobre los miembros más activos del independentismo catalán, que no sólo habían de hacer frente a esta ofensiva, sino a sus propias e importantes divisiones internas. Más tarde, Eva y la mayoría de sus compañeros fueron puestos en llibertad y sólo fueron condenados Bascompte y Llusà. 

Durante la década de los 60, Eva Serra fue militante del Frente Nacional de Cataluña y en 1968 pasó a formar parte del PSAN (Partit Socialista d’Alliberament Nacional). En 1974, protagonizó junto a otros militantes una escisión para crear el PSAN-Provisional, que en 1978 acabó denominándose Independentistes dels Països Catalans (IPC). Esta formación, con intensos vínculos con Herri Batasuna y con Unión do Povo Galego, estaba encabezada por Carles Castellanos, detenido en varias ocasiones.

En febrero de 1977, Eva fue detenida durante tres días junto a su hermana, acusadas ambas de colaborar con ETA-pm. Y el 10 de julio de 1980 sufrió otra detención por los mismos motivos, tras la que denunció que fue “brutalmente torturada” por la policía durante los cinco días que estuvo en la Dirección General de Seguridad.

El 8 de junio de 1991, creó junto al ex clérigo Lluís Maria Xirinacs y el ex miembro de Terra Lliure Carles Benítez, entre otros, la Assemblea Unitària per l’Autodeterminació (AUA), que acabaría integrándose dos años después en la Assemblea d’Unitat Popular. Terra Lliure Junto a Blanca Serra, Eva también fue una de las promotoras y activistas de la organización Comitès de Solidaritat amb els Patriotes Catalans (CSPC). Su hermano Josep, más conocido como Cala, se exilió en Francia en 1975 y fue uno de los miembros fundadores de Terra Lliure, junto a Jaume Fernández Calvet y Pere Bascompte.

En 1982, Josep Serra fue expulsado de la organización terrorista, en su segunda asamblea, por moderado -era partidario de una reflexión sobre la lucha armada y de apostar por una vía más política utilizando los mecanismos democráticos a través de organizacions como el PSAN, IPC o el Moviment de Defensa de la Terra (MDT)- y desde entonces se estableció en Perpignan y se vinculó al mundo editorial desde el que ha trabajado para impulsar la cultura catalana. Bascompte también acabó renegando de la lucha armada a finales de los 80 y aceptó integrarse en ERC (en una operación que lideró Josep Lluís Carod-Rovira) junto a un nutrido grupo de simpatizantes de la organización.  

Tras años fuera de la primera línea de la escena política, la figura de Eva Serra ha vuelto a cobrar en los últimos meses un nuevo protagonismo. En las últimas elecciones legislativas, propugnó el voto en blanco. “El voto nulo sería, en unas circunstancias más propicias, muy válido. Es el caso del País Vasco, donde la ilegalización permite hacer una campaña coherente y unificada al servicio de la causa ilegalizada. De esta manera, el voto nulo unificado ya permite una campaña activa y directa a favor de la independencia. Pero éste no es nuestro caso, que se sitúa todavía en la apuesta “por el mal menor” directa o indirectamente”, razonaba Eva en un comunicado personal firmado al alimón con su hermana Blanca. Y su discurso iba más allá: “Desde una perspectiva de Países Catalanes, el voto en blanco puede ser una operación de higienización en el País Valenciano, donde la política ha llegado a un grado tan elevado de putrefacción que no se salva nadie”. “El mismo Borbón” 

El pasado 23 de junio, la historiadora pronunciaba una conferencia en el Fossar de les Moreres, el santuario barcelonés por excelencia de la izquierda independentista -y donde se abuchea a los moderados de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)-: “El régimen estatutario que después de años de lucha contra el franquismo tiene el pueblo catalán es una renovación de la Nueva Planta, hecha de engaños y falta de soberanía bajo el mismo Borbón. Por esta razón, invitamos al pueblo de Cataluña a luchar por su independencia en el marco de una auténtica democracia”. clamó.

Eva Serra había explicado antes lo que supuso el decreto de Nueva Planta para Cataluña: el aniquilamiento de los catalanes como pueblo y la anulación de todos sus derechos como colectivo social, político y mercantil. Para Eva Serra, “se ha hablado mucho de los 4 o 5.000 muertos del 11-S de Nueva York en el año 2001. Cuatro mil muertos en una ciudad de 11 millones de habitantes. Sólo el asedio de Barcelona significó más de 5.000 bajas en una ciudad de unas 30.000 personas, aunque, como en 1939, dos siglos después, la ciudad estaba llena de refugiados, muchos del País Valenciano. Por esta razón, Cataluña tiene un yacimiento arqueológico (un barrio entero) del siglo XVIII que se ha conservado como yacimiento arqueológico y testigo de aquella barbarie.

Ninguna ciudad europea conserva vestigios parecidos porque ninguna ciudad europea ha sido objeto de los asedios y represalias que ha padecido Barcelona. Y hemos tenido que luchar para que se conservase, ya que lo querían eliminar de la memoria histórica”. Ahora, los que ella acusa de permitir las “humillaciones repetidas” y el “fiasco del Estatuto”, la galardonan con el premio Justicia de Cataluña 2008. Habrá que esperar a ver si acepta la nominación o si, por el contrario, pone en práctica sus teorías y opta por dar la espalda a las instituciones y a recluirse de nuevo en el extraparlamentarismo radical.