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Imperial Plaza: el negocio más ruinoso está en Zaragoza y se deja casi 200 millones
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Imperial Plaza: el negocio más ruinoso está en Zaragoza y se deja casi 200 millones

El fracaso del Imperial Plaza prueba que la resaca del ladrillo sigue en la mayor parte de España, pero también cómo una planificación urbanística sin sentido puede arruinar cualquier proyecto inversor

Foto: Foto: Imperial Plaza.
Foto: Imperial Plaza.

El centro comercial Imperial Plaza en las afueras de Zaragoza ha salido a la venta, en la que puede ser la operación inmobiliaria más ruinosa del sector en España hasta el momento. El precio de salida se ha colocado en 35 millones, muy por debajo de los 230 millones que costó construirlo. Una minusvalía de 195 millones, ahí es nada. El fracaso del Imperial Plaza prueba que, a pesar de la recuperación económica, la resaca del ladrillo sigue en la mayor parte del mercado español; pero también, cómo una planificación urbanística sin sentido puede arruinar cualquier proyecto inversor.

El promotor de este centro comercial es la sociedad Procom Desarrollo Comercial de Zaragoza, controlada ahora por el banco holandés SNS. Según ha publicado el 'Heraldo de Aragón', se ha encargado a Deloitte la venta del activo. El plan para venderlo es convertirlo en un 'outlet' gigante, pero para ello hace falta nueva inversión, 23 millones más, lo que implicará todavía menos beneficios en la venta final.

Para calibrar la dimensión de la tragedia hay que tener en cuenta que Procom y Eroski compraron los terrenos al Ayuntamiento de Zaragoza en 2004 por 67 millones. Ahora, 14 años después, el centro acabado sale a la venta por la mitad de esa cifra. La ruina.

Imperial Plaza es un fracaso al final de una larga cadena de fracasos. Primero, el fracaso de Arco Sur, un nuevo barrio de viviendas en Zaragoza, la mitad de las cuales iba a ser VPO, que iba a suponer construir 21.000 pisos. Solo se hicieron 2.000, según fuentes del sector inmobiliario. Y sin Arco Sur, carecía de sentido el supercentro comercial para sus residentes, tal y como se planeó Imperial Plaza.

También naufragó la planificación comercial, que en el caso de Imperial Plaza le otorgó más de 132.000 m2 de superficie alquilable. El Ayuntamiento de Zaragoza liberalizó las superficies comerciales en 2005, un año después de que se adquiriese el suelo para Imperial Plaza. Pero esa liberalización también favoreció a otros y se construyó Puerto Venecia. El autorizar el centro comercial más grande de Europa en la quinta ciudad española por población no le pareció un despropósito a nadie, en especial al alcalde socialista Juan Alberto Belloch, quien gobernó la ciudad durante 12 años. Pero alguien lo iba a pagar muy caro: en concreto, los dueños de Imperial Plaza. Si Plaza era grande, Puerto Venecia se levantó con 206.000 m2.

Pero no solo fracasaron las políticas públicas. En 2008, los socios de entonces, SNS y Eroski, intentaron vender el centro. Pero la operación se gafó. Se escogió como comprador al Anglo Irish Bank y como financiador al banco alemán Hypo Real Estate. Las dos entidades financieras fueron de las más perjudicadas por la quiebra de Lehman Brothers. Así que la operación se frustró pese a que había estado acordada.

Fallo del Supremo

Por suerte, Eroski y Procom reclamaron en los juzgados y finalmente el Tribunal Supremo falló en 2014 que el compromiso de venta era válido y obligó a pagar al Banco de Irlanda -ya que en ese periodo, y fruto de la crisis, el Anglo Irish había sido nacionalizado- un total de 103 millones de euros. Ha sido la única que vez que Imperial Plaza ha servido para hacer algo de dinero.

A nadie en Zaragoza se le ocurrió que fuese absurdo que la quinta ciudad de España por población tuviese el mayor centro comercial de Europa: Puerto Venecia

Al final, Eroski también vendió a sus socios holandeses. Incluso en 2012, Eroski, en el colmo del declive, cerró su gran superficie en Imperial Plaza pese a haber sido uno de los promotores iniciales, en medio de una enorme fuga de inquilinos, que prefirieron marcharse a Puerto Venecia.

Goteo de cierres

A partir de la apertura de Puerto Venecia, las empresas que con gran entusiasmo se habían instalado en Imperial Plaza empezaron a cerrar. Zara fue de las primeras pero no la única. La marcha de Primark a Puerto Venecia resultó devastadora. Se fueron Sport Zone, Amichi, Women Secret, Massimo Dutti, Merkamueble, Nautalia, Sunglass Hut, Kaymo o Movistar, entre otros. La última fuga ha sido de FNAC, que, cómo no, ha optado por Puerto Venecia y ha dejado Imperial Plaza.

Nunca un gran centro comercial había decaído tan deprisa. De manera que Zaragoza se muestra capaz de lo peor pero también de lo mejor en cuestión de bienes raíces. En 2014 la operación récord del sector inmobiliario no fue ni en Madrid ni en Barcelona. Fue en la capital maña. El grupo británico Intu Properties PLC compró Puerto Venecia por 451 millones. Intu ya ha revendido el 50% a un fondo de pensiones canadiense.

Daños colaterales

La crisis de Imperial Plaza tendrá daños colaterales, más allá de su venta a pérdidas. El Ayuntamiento de Zaragoza está dando largas a Pikolín, una de las primeras industrias de la comunidad autónoma, en su proyecto de crear un gran 'outlet' en su antigua fábrica de colchones, según fuentes del sector inmobiliario. Si Imperial Plaza intenta renacer como gran centro de descuentos, no podrá hacerlo si de nuevo se encuentra con un proyecto idéntico en una ciudad de 664.000 habitantes.

El centro comercial Imperial Plaza en las afueras de Zaragoza ha salido a la venta, en la que puede ser la operación inmobiliaria más ruinosa del sector en España hasta el momento. El precio de salida se ha colocado en 35 millones, muy por debajo de los 230 millones que costó construirlo. Una minusvalía de 195 millones, ahí es nada. El fracaso del Imperial Plaza prueba que, a pesar de la recuperación económica, la resaca del ladrillo sigue en la mayor parte del mercado español; pero también, cómo una planificación urbanística sin sentido puede arruinar cualquier proyecto inversor.

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