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Blesa forzó un consejo 'a cara de perro' para aprobar la compra del Banco de Florida
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ACTA DE LA REUNIÓN CELEBRADA EL 14 DE ABRIL DE 2008

Blesa forzó un consejo 'a cara de perro' para aprobar la compra del Banco de Florida

El consejo de administración de Caja Madrid que aprobó la compra del City National Bank of Florida provocó una de las más concurridas e intensas reuniones

Foto: Blesa forzó un consejo 'a cara de perro' para aprobar la compra del Banco de Florida
Blesa forzó un consejo 'a cara de perro' para aprobar la compra del Banco de Florida

El consejo de administración de Caja Madrid que aprobó la compra del City National Bank of Florida provocó una de las más concurridas e intensas reuniones celebradas por la entidad de crédito fusionada en la actual Bankia. Miguel Blesa consiguió que la operación fuera aprobada por unanimidad, pero no sin que antes se abriera una fuerte discusión sobre la valoración del banco de Miami en la que participaron la casi totalidad de los consejeros que entonces se daban cita en el máximo órgano de decisión de la caja madrileña.

Las discusiones se iniciaron a instancias del vicepresidente Estanislao Rodríguez-Ponga, uno de los consejeros más cercanos a Esperanza Aguirre y miembro también de la comisión de inversiones de Caja Madrid. El antiguo secretario de Estado de Hacienda había mostrado su prevención ante un precio que consideraba elevado, por lo que anunció que se abstendría a la hora de votar el acuerdo. Las advertencias terminaron en falsa alarma porque la compra del Banco de Florida se aprobó por unanimidad, pero Rodríguez-Ponga provocó un debate muy intenso en el que Blesa consiguió también el respaldo mayoritario de sus consejeros.

La operación fue presentada por Rafael Sánchez-Lozano en calidad de director de Desarrollo Internacional e Inversiones Especiales. El que luego sería promovido como consejero-delegado de Iberia significó los detalles de una inversión cifrada en 927 millones de dólares (618 millones de euros) con destino a la compra del 83% de las acciones del banco estadounidense. Sánchez-Lozano destacó que se trataba de una de las entidades mejor capitalizadas de la zona, con unos resultados en 2007 muy por encima de sus competidores y que disponía de una plantilla de 421 empleados distribuidos en 19 oficinas.

El informe del entonces ejecutivo de Caja Madrid fue respaldado por el consejero José María Arteta como presidente rotatorio de la comisión de inversiones que se había celebrado el viernes previo, día 11 de abril. Arteta apoyó los análisis de valoración llevados a cabo por los servicios técnicos de la entidad madrileña subrayando que se habían inspeccionado los créditos concedidos por el banco de Miami en un porcentaje aproximado al 85% y “con resultados favorables”.

La opinión de Arteta fue refrendada por Alberto Recarte, consejero y también miembro de la comisión de inversiones. Los dos calificaron la presentación de Sánchez-Lozano “como muy completa e incluso abrumadora en datos”, lo que justificaba la metodología en el cálculo del precio ofrecido a los propietarios del banco de Miami. En este sentido, recordaron que es misma forma de actuar se había efectuado en otras operaciones de mayor inversión cuantitativa, como fueron las valoraciones para la salida a Bolsa de la inmobiliaria Realia, participada junto con FCC.

El consejero Juan José Azcona tomó entonces la palabra para destacar que la operación encajaba con el debate mantenido cuatro años antes en Miami sobre la conveniencia de ampliar negocios en esa zona geográfica. En consecuencia, ofreció su apoyo y señaló su “total conformidad” con el precio.

Un bien singular y una intervención “extemporánea” 

Luego habló José Antonio Moral Santín, quien calificó la operación como estratégica y dio su conformidad a la misma. Consideró, eso sí, que los bancos son “bienes singulares” que requieren “exigencias superiores voluntarias” en relación a una valoración de terceros que permitiera contrastar el precio. Esta opción fue rechazada abiertamente por Antonio Romero Lázaro, quien subrayó que la inversión se orientaba dentro de un sector perfectamente conocido por Caja Madrid. Otros consejeros como Francisco Baquero y José Manuel Fernández Norniella pusieron el dedo en la llaga, pero respaldaron las valoraciones y las explicaciones que defendían la conveniencia de la compra.

El acta del consejo, en poder de El Confidencial, relata la posición expresa de otros muchos consejeros como Pedro Bedia, Ignacio de Navasqués, Guillermo Marcos, Ramón Espinar, Ricardo Romero de Tejada o José María de la Riva. Con leves salvedades sobre la conveniencia de solicitar una segunda opinión, la opinión mayoritaria coincidió en reconocer el trabajo de los servicios técnicos, respaldar la valoración y aprobar, por lo tanto, la inversión.

Entre unas y otras intervenciones, Miguel Blesa tomó la palabra para reclamar como deseable la unanimidad en este tipo de acuerdos. El presidente de Caja Madrid consideró “extemporánea la intervención ahora de un banco de inversión”, señalando además que el Deutsche Bank había apoyado la valoración, aunque en aquel momento no se tenía un informe formal. La aparición en escena del banco germano venía dada por su participación como asesor de Caja Madrid en el diseño del holding de Cibeles, donde la entidad de crédito pretendía integrar las compañías filiales de servicios financieros, incluyendo el City Bank of Florida.

Blesa informó, además, de que Caja Madrid tenía la conformidad del Banco de España “con esta operación” y con la nueva Corporación financiera. Al final, el consejo acordó aprobar la propuesta de inversión por unanimidad. La reunión contó con la presencia de todos los administradores de la entidad a excepción de Gerardo Díaz-Ferrán, que delegó su voto en el presidente.

El consejo de administración de Caja Madrid que aprobó la compra del City National Bank of Florida provocó una de las más concurridas e intensas reuniones celebradas por la entidad de crédito fusionada en la actual Bankia. Miguel Blesa consiguió que la operación fuera aprobada por unanimidad, pero no sin que antes se abriera una fuerte discusión sobre la valoración del banco de Miami en la que participaron la casi totalidad de los consejeros que entonces se daban cita en el máximo órgano de decisión de la caja madrileña.

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