Blesa antepuso la compra del Banco de Florida a los derechos del fútbol que pedía Aguirre

La compra del City National Bank of Florida (CNBF) por parte de la antigua Caja Madrid en abril de 2008 fue el gran y definitivo encontronazo en las relaciones de poder entre la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el ahora imputado Miguel Blesa. El antiguo responsable de la entidad financiera se negó a seguir las ‘sugerencias’ de la jefa del Ejecutivo regional, que prefería que los recursos de Caja Madrid se destinaran a la compra de los derechos audiovisuales de los tres clubs madrileños que hace cinco años competían en la Primera División de la Liga Nacional de Fútbol: el Real Madrid, el Atlético de Madrid y el Getafe.

La comisión de inversiones de Caja Madrid formada por Alberto Recarte, Estanislao Rodríguez-Ponga y José María Arteta decidió aprobar la compra del banco de Miami después de que los servicios técnicos de la entidad informasen acerca de las due dilligences realizadas sin asistencia de asesor externo. De acuerdo con estos análisis, Caja Madrid concluía que habían sido examinados el 85% de los asientos contables, en su mayor parte inversiones crediticias respaldadas en buena parte con garantía hipotecaria. La morosidad del banco estadounidense era del 0,1% y los responsables de la caja entendieron que la operación se podía efectuar sin necesidad de recurrir a un consultor externo.

El objetivo estratégico de Caja Madrid consistía en diversificar la cartera de inversiones para hacer frente al riesgo financiero en España. La posibilidad de que una caja de ahorros pudiera adquirir un banco se había convertido en un desafío para la entidad madrileña, que vio la ocasión propicia cuando Miguel Ángel Fernández Ordóñez llegó al Banco de España en 2006. Su antecesor en el cargo, Jaime Caruana, se había negado en rotundo a admitir una política de expansión que excediera las limitaciones regionales de las cajas, pero la designación de Mafo rompió el cerrojo que tradicionalmente había impuesto el regulador de los mercados financieros.

Salvado el primer escollo, Blesa encaró una negociación a cara de perro con la Comunidad de Madrid como institución encargada de tutelar a la entidad de crédito regional. El Gobierno presidido por Esperanza Aguirre no manifestó ninguna oposición oficial contra la compra de la marca de Florida, considerada en Caja Madrid como una oportunidad inmejorable para establecer una cabeza de puente hacia el mercado de Latinoamérica. Sin embargo, la presidenta tenía otros planteamientos bastante más cercanos y concretos y trataba de convencer a toda costa a los directivos de la entidad de crédito para que Caja Madrid se comportase como garante financiero de Telemadrid con vistas a la adquisición de los derechos del fútbol televisado.

Un enfrentamiento larvado desde la OPA sobre Endesa 

La inversión que exigía la integración en un mismo paquete comercial de los tres clubs de la capital alcanzaba los 1.300 millones de euros, una operación demasiado onerosa en la política de desarrollo corporativo de la caja de ahorros, que realmente no tenía ningún interés en asumir un coste de tamaña naturaleza. El enfrentamiento con Esperanza Aguirre se recrudeció ante la disyuntiva que ofrecía la compra de un banco en Estados Unidos por un importe algo inferior a los 1.000 millones de euros. No había color para la elección o al menos eso debieron pensar los administradores de Caja Madrid, porque el consejo de administración presidido por Blesa decidió de manera unánime cerrar filas, aprobar la compra del City National Bank of Florida y, por ende, dejar en la estacada a la presidenta de la Comunidad de Madrid.

El enfrentamiento entre Esperanza Aguirre y Miguel Blesa estaba servido y, lo que es peor, venía llovido sobre mojado dada la desconfianza mutua larvada como consecuencia de la guerra de opas en Endesa. La Comunidad de Madrid había conseguido que la caja de ahorros se convirtiera en el caballero blanco de la eléctrica en su batalla contra Gas Natural. Pero cuando la multinacional italiana Enel apareció por el horizonte en pugna con la alemana E.ON, el presidente de Caja Madrid no tuvo por menos que echar números y hacerse los dedos huéspedes con una operación que suponía para su entidad plusvalías de 2.400 millones de euros.

Esperanza Aguirre se sintió obligada finalmente a claudicar ante la oferta conjunta de Enel y Acciona que, a la postre, supuso la toma de poder de la primera eléctrica española por el Estado italiano. Blesa consiguió doblar el pulso a su supuesta jefa de la Comunidad de Madrid y entró a partir de ese momento en una espiral de enfrentamientos políticos que se intensificaron a raíz de la compra del banco americano y la renuncia a la adquisición de los derechos del fútbol televisado. El presidente de Caja Madrid fue desde entonces de victoria en victoria hasta la derrota final, escenificada en enero de 2010 cuando Aguirre se tomó el desquite y le obligó a ceder el testigo de la entidad de crédito a Rodrigo Rato.