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ACS recurre a pagarés irlandeses ante la negativa de la banca a darle financiación
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EMITE 500 MILLONES POR EL CERROJAZO DEL CRÉDITO BANCARIO

ACS recurre a pagarés irlandeses ante la negativa de la banca a darle financiación

A las empresas españolas les cuesta cada vez más encontrar bancos que les financien sus operaciones más comunes. Dificultad que se convierte en extrema cuando se

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ACS recurre a pagarés irlandeses ante la negativa de la banca a darle financiación

A las empresas españolas les cuesta cada vez más encontrar bancos que les financien sus operaciones más comunes. Dificultad que se convierte en extrema cuando se trata de compañías sin calificación financiera o alto endeudamiento. Una de ellas es ACS, que ha tenido que recurrir a la emisión de pagarés en la Bolsa de Valores Irlanda para conseguir dinero fresco con el contrarrestar el cerrojazo del crédito en España.

La compañía presidida por Florentino Pérez registró el pasado 21 de marzo en la Irish Stock Exchange la formalización de un programa de Euro Commercial Paper (ECP) por un importe máximo de 500 millones de euros. A través de esta emisión, ACS podrá emitir pagarés con vencimiento entre 1 y 364 días, “posibilitando así la diversificación de las vías de financiación en el mercado de capitales”, asegura el grupo constructor, servicios e infraestructuras. 

Un tipo de renta fija normal en muchos bancos y empresas cotizadas, pero una auténtica novedad para ACS, que nunca en su historia reciente había recurrido a esta fórmula para financiar su balance. La compañía participada por el propio Florentino Pérez, los March, los Albertos y Miguel Fluxá había intentado en alguna ocasión hacer alguna emisión de bonos convertibles, pero su delicada situación de endeudamiento echó para atrás la operación por el alto tipo de interés que le reclamaban los inversores.

La venta de pagarés fue autorizada en la junta general de accionistas de 2009, aunque ACS nunca echó mano de esta alternativa. Sin embargo, el consejo de administración del pasado 8 de noviembre estudió esta opción y optó por ponerla en marcha ante los obstáculos para encontrar bancos que le presten dinero de forma recurrente. La sociedad ya sufrió un cortocircuito con sus entidades financieras tradicionales a principios y mediados de 2012 cuando le exigieron poner más garantías por su inversión en Iberdrola bajo amenaza de ejecución de la pignoración.  

Una de las más severas fue Bankia que, al pasar a ser gestionada por el Estado, dio orden a su nuevo equipo directivo de cerrar todas aquellas posiciones que supusieran un claro riesgo de impago. Santander, BBVA, ICO y Caixabank también tenían importantes líneas de crédito con ACS, así como varios bancos extranjeros, entre otros Société Générale.

Pese a que el holding acabó el año con un fondo de maniobra negativo de 2.483 millones, ACS cree que, “considerando asimismo la capacidad de generación de caja de las empresas del grupo, con el consiguiente reparto de dividendos a la Sociedad, los Administradores entienden que la misma podrá financiar adecuadamente sus operaciones en el ejercicio 2013”. Pero, por si acaso, “está contemplando otras medidas para reforzar su liquidez, entre las que se encuentra la venta de autocartera y el acudir al mercado de capitales”.

Provisiones en Iberdrola y pérdidas en Hochtief

Como es sabido, ACS tuvo que vender en un primer momento un 3,8% del capital de la eléctrica en abril, con pérdidas de más de 700 millones, y otro 8,3% en pleno verano (minusvalías totales de 1.900 millones) por la presión de la banca. Como resultado de todas estas transacciones, más la participación que aún mantiene sobre cerca del 5% de Iberdrola (1,20% solamente de forma directa), el grupo ha tenido que hacer provisiones de 2.496,6 millones de euros. Por su parte, las posiciones de derivados sobre acciones del grupo energético que aún conserva le dieron un beneficio de 115,25 millones. 

Todo lo contrario le ocurrió con Hochtief, su pilar alemán, de quien vendió 6,52 millones de acciones en 2012. Esa desinversión, compensado con la adquisición de 2,45 millones por 91,43 millones de euros, les supuso a ACS unas pérdidas antes de impuestos de 120,9 millones. Unos números rojos se deben a que la constructora tenía títulos adquiridos a más de 80 euros por acción, el doble de como cotizaban en la Bolsa de Francfort a cierre de año. Pese a este evidente deterioro de su inversión sobre el 50% de la compañía germana, la española ha descartado hacer ninguna provisión con el visto bueno del auditor, Deloitte, tal y como hiciera durante años con su ruinosa apuesta en Iberdrola.

Tampoco le fue muy bien a ACS la compra y venta de acciones propias, movimientos que en 2012 fueron constantes por el interés de la compañía de evitar una caída mayor de la cotización y por el uso posterior para repartir dividendos. El resultado final fue una pérdida por ese tipo de transacciones de 51 millones, unas minusvalías extrañas en una compañía que solía hacer gran negocio con la autocartera.  Estas pérdidas se han incrementado en el primer trimestre por la venta en enero de 20 millones de acciones propias a un precio (17,83 euros) muy inferior al recogido en el balance.

A las empresas españolas les cuesta cada vez más encontrar bancos que les financien sus operaciones más comunes. Dificultad que se convierte en extrema cuando se trata de compañías sin calificación financiera o alto endeudamiento. Una de ellas es ACS, que ha tenido que recurrir a la emisión de pagarés en la Bolsa de Valores Irlanda para conseguir dinero fresco con el contrarrestar el cerrojazo del crédito en España.