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La crisis del PSOE y la quiebra de la Generalitat convierten el debate de PGE en un paseo militar
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EL GOBIERNO APRUEBA SUS CUENTAS

La crisis del PSOE y la quiebra de la Generalitat convierten el debate de PGE en un paseo militar

El trámite del debate de Presupuestos se ha convertido en un paseo militar para el Gobierno. A la mayoría parlamentaria del PP recién 'reforzada' en Galicia

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La crisis del PSOE y la quiebra de la Generalitat convierten el debate de PGE en un paseo militar

El trámite del debate de Presupuestos se ha convertido en un paseo militar para el Gobierno. A la mayoría parlamentaria del PP recién 'reforzada' en Galicia se une el hecho de que el jefe de la oposición está sometido a reválida interna en el PSOE y que CiU critica lo justo a un Ejecutivo que le tiene que pagar hasta las facturas de las farmacias porque la Generalitat catalana está en la quiebra. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, despachó a los portavoces parlamentarios con más llamamientos a la responsabilidad y al diálogo que cifras y detalles sobre la magnitud de los recortes. Al final, el Gobierno ha sacado adelante sus cuentas para 2013 tras rechazar los once enmiendas a la totalidad de los grupos de la oposición.

"¿Quo vadis, señor Rubalcaba?", le soltó ayer Montoro al secretario general del PSOE después de oír un primer discurso del jefe de la oposición muy de cumplido, más propio de mitin político que de debate parlamentario sobre presupuestos. El ministro también había huido del tecnicismo económico para ensayar una defensa muy genérica del proyecto y prometer el fin de la recesión para el próximo ejercicio. Pero es que el portavoz socialista se había quedado en la negación de los datos oficiales y la arenga de que son unas cuentas increíbles, injustas o antisociales.

Montoro le sacó de entrada los fracasos electorales del PSOE del domingo anterior, lo que obligaba a Rubalcaba a esmerarse en quedar bien con los propios. Los más fieles le habían aplaudido desde el principio, viniera a cuento o no, incluso le interrumpieron cuando no debían. Muy forzado y hasta contraproducente. Después de que el ministro recordara el pasado el jefe de la oposición en los Gobiernos de Zapatero, cuando se disparaba el paro y el déficit, el jefe de la oposición se espabiló en la crítica, en línea catastrofista y sin perfilar alternativa alguna, pero más animoso.

El máximo dirigente del PSOE no estaba para discursos brillantes y para formular propuestas de reformas económicas (la materia tampoco es su fuerte), pero cumplió como hábil orador, que es lo que al menos le pedían sus hombres y mujeres de confianza. El Gobierno comprobó que el jefe de la oposición no estaba para aceptar ofertas de diálogo (Montoro le pidió que retirara su enmienda a la totalidad) y que prefería colocarse en las próximas semanas detrás de los sindicatos. Bastante tiene Rubalcaba con evitar que la crisis en el partido no se desate de forma inmediata y se le lleve por delante en el primer año de su mandato.

El otro punto de máximo interés del debate para el Ejecutivo era ver el tono de crítica del portavoz de CiU, Josep Antoni Duran. El actual presidente de la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso del Reino de España, que lo es por la decisión y los votos de la los diputados del PP, se ha apuntado a medias al reto independentista de Mas pero no da señales de romper del todo con un Gobierno del PP que sostiene financieramente a la Generalitat en quiebra.

Sin amenazas de secesión

Duran cumplió con la defensa de su enmienda al proyecto de Presupuestos, que tampoco se acaba de creer y que, sobre todo, no incluye las partidas de inversiones exclusivas que los nacionalistas catalanes reclaman a cuenta de su nuevo estatuto. Pero no amenazó con la secesión, ni sacó a relucir el referéndum de autodeterminación o la 'internacionalización del conflicto' como al estilo batasuno hace Mas en las últimas semanas.

Montoro le respondió con delicadeza, pero sin dejar de resaltar la contradicción del nacionalismo catalán metido a independentista pero incapaz de gestionar y pagar los servicios públicos que reciben los ciudadanos en Cataluña, con lo que obliga al 'Estado' a ocuparse de ello. Ayer mismo, Hacienda tuvo que hacerse cargo vía Fondo de Liquidez Autonómico de facturas pendientes de la Generalitat con las farmacias catalanas por valor de 90 millones de euros.

El ministro reclamó a CiU lealtad institucional, que no cree más problemas de inestabilidad política, que recuerde que estamos en momentos de "más unidad", de más políticas europeas y "no de lo contrario". También insistió el titular de Hacienda, en contra de la campaña de propaganda nacionalista en marcha, que el principal problema de Cataluña, como el del resto de España, no es la financiación autonómica, sino la crisis económica, el paro, el cierre de empresas y la falta de crédito. En ese punto, Montoro pidió apoyo y cooperación además de destacar los esfuerzos del Gobierno en sanear el sistema bancario, incluidas las cajas catalanas, para que fluya el crédito. "Eso es lo que necesita Cataluña, no otra cosa", remachó Montoro.

El trámite del debate de Presupuestos se ha convertido en un paseo militar para el Gobierno. A la mayoría parlamentaria del PP recién 'reforzada' en Galicia se une el hecho de que el jefe de la oposición está sometido a reválida interna en el PSOE y que CiU critica lo justo a un Ejecutivo que le tiene que pagar hasta las facturas de las farmacias porque la Generalitat catalana está en la quiebra. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, despachó a los portavoces parlamentarios con más llamamientos a la responsabilidad y al diálogo que cifras y detalles sobre la magnitud de los recortes. Al final, el Gobierno ha sacado adelante sus cuentas para 2013 tras rechazar los once enmiendas a la totalidad de los grupos de la oposición.