Nadal, cuando "aceptar o morir" es la única solución para convivir con las derrotas

Rafa Nadal ha vuelto a vivir los sinsabores de la derrota. El tenista español, que había mejorado ostensiblemente en los últimos partidos desde que comenzara la temporada de tierra batida en Europa, no consiguió mantener el nivel ofrecido en Montecarlo para caer eliminado en los octavos de final del Conde de Godó a manos a Fabio Fognini, un tenista que ya la derrotó en Río de Janeiro y que ha vuelto a sumir al español en las tinieblas.

Después de muchas dudas en el comienzo de temporada, la llegada de la tierra batida se había convertido en un soplo de aire fresco para un jugador que no está acostumbrado a los sinsabores de la derrota. Tras mejorar ostensiblemente su juego, la capacidad de sus piernas y especialmente de su cabeza, el español empezó a demostrar en Montecarlo que empezaba a recuperar sensaciones... pero Fognini ha destrozado sus expectativas.

En la arcilla monegasca, el español mostró una gran versión ante el todopoderoso Novak Djokovic y, pese a caer derrotado, lo hacía ante el número uno del mundo, ofreciendo una buena imagen en todo momento. Pero ante Fognini no fue una cuestión de calidad, sino simplemente que Nadal no se encontró consigo mismo, en especial en los momentos determinantes del partido. Y es que el español empieza a ser derrotista.

"Hay que aceptar la situación. Venía con buenas sensaciones de Montecarlo y es un golpe para mí. Acepto el reto, el día negativo y mirar hacia adelante. No queda más remedio que aceptar o morir. Acepto porque quiero darme opciones para el futuro. Acepto que no he estado como tenía que estar y acepto que tengo que trabajar", confesaba el español tras el partido. Nadal empieza a ser consciente de que la situación es complicada.

En sus declaraciones se lee claramente entre líneas que empieza a sentir una duda muy clara: o reconocer que las derrotas van a ser parte habitual de su juego desde ahora o, por el contrario, empezar a pensar en medidas mucho más drásticas como que su tenis ha empezado a morir. A sus 28 años, aún es un jugador con mucho recorrido, aunque quizá haya llegado el momento de valorar que el anterior Nadal ya es cosa del pasado.

"Sin mi drive, mi juego es vulgar"

Fognini, que ya ganara al español en Río, parece que le tiene cogida la medida a Nadal. Su potente saque y sus golpes profundos terminan por sacar de la pista al balear en el Conde de Godó, que además se vio penalizado por su derecha. "No puede ser que en situaciones normales no consiga pegar suficientemente duro el drive, entonces tengo un problema: cuando no penetro a mis rivales con el drive mi juego es vulgar".

Sea como fuere, lo cierto es que Nadal está empezando a convivir con la derrota en la presente temporada. Desde que comenzara el curso, ha perdido siete partidos ante seis rivales diferentes (Michael Berrer, Tomas Berdych, Milos Raonic, Fernando Verdasco, Novak Djokovic y Fognini, en dos ocasiones), una situación a la que no estaba demasiado acostumbrado pero que va a tener que aceptar para poder crecer en su juego.

Ya lo comentaba en El Confidencial Iziar Eraña, coordinadora del área de psicología de la RFET: "Antes resolvía situaciones y ahora puede que exista demasiada presión o le genere ansiedad. Precisamente se debe aprender a aceptar que nunca se gana siempre". Y en eso esta Nadal ahora mismo: en sus palabras se entiende que no le queda otro remedio que "aceptar o morir", una premisa con la que debe empezar a trabajar lo antes posible.