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Cuando el dedo de Mourinho señalaba a Casillas como "el mejor portero del mundo"
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EL TÉCNICO NO REGATEABA ELOGIOS A CASILLAS EN SUS INICIOS EN EL REAL MADRID

Cuando el dedo de Mourinho señalaba a Casillas como "el mejor portero del mundo"

José Mourinho va a pecho descubierto. Se acabaron las medias tintas. El adiós está muy cerca y el por ahora técnico del Real Madrid ya no

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Cuando el dedo de Mourinho señalaba a Casillas como "el mejor portero del mundo"

José Mourinho va a pecho descubierto. Se acabaron las medias tintas. El adiós está muy cerca y el por ahora técnico del Real Madrid ya no mide –si alguna vez lo hizo- sus ataques a Iker Casillas. El portero y capitán del equipo blanco parece haber sido la bestia negra del portugués, que no duda en escupir su inquina contra quien en su momento, no demasiado lejano, jaleó como “el mejor portero del mundo”. Nada queda de aquello, por lo visto y escuchado esta temporada.

Diego López es su última arma arrojadiza contra Casillas. Antes fue Adán, su juguete roto. Lo mismo da. Cualquier excusa es bienvenida por el técnico para dejar claro que el portero de la selección española no es santo de su devoción. Como si se quitara la careta, Mourinho explicó ayer abiertamente por qué no es Iker titular con su equipo: “Diego López me gusta más como portero que Iker Casillas. Juega bien con los pies, sale bien, domina el espacio aéreo… Mientras yo sea el entrenador del Real Madrid seguirá jugando”.

Nadie duda de las preferencias actuales de Mourinho para la portería del Real Madrid. Sin embargo, sus palabras de ayer y sobre todo las de hace unos días –“al final de la primera temporada no hice lo suficiente por traer a Diego López. Es una pena”- no parecen responder a la realidad. La hemeroteca es caprichosa y desmiente a Mourinho, que en su primera temporada en el Real Madrid no pudo más que rendirse ante el talento de Casillas.  

Una de las primeras decisiones del técnico portugués nada más aterrizar en el Bernabéu fue darle la titularidad en todas las competiciones a Iker Casillas. Se acabó eso de que la Copa la jugara un suplente como Adán. Antes de un partido ante un rival menor como el Real Murcia, Mourinho se despachaba así en sala de prensa: “El mejor portero del mundo tiene que jugar siempre”. Sus palabras no rezumaban ni una gota de ironía.

La devoción de Mourinho por Casillas en sus primeros pasos como técnico del Real Madrid no quedaba ahí. Tras la gala de entrega del Balón de Oro de 2010 en enero de 2011, el luso aseguraba que en algún momento se haría justicia y se premiaría a Iker: “Un día ganará un portero el Balón de Oro y ese será Casillas. Es el mejor”. La temporada se cerró con la victoria ante el Barcelona en la fina del Copa de Mestalla y Mourinho en público y en privado ponía en valor las decisivas intervenciones de su portero para poder levantar su primer título de blanco: “Respondió con dos grandes paradas, nos sostuvo”.

¿Cuándo se rompió el amor entre? Los elogios de Mourinho a Casillas tornaron en lanzas cuando el portero decidió salirse del camino que señalaba Mourinho en su guerra sucia con el Barcelona. El incidente del dedo en el ojo a Tito Vilanova en la Supercopa de 2011 y la refriega con la que acabó aquel partido que ganó el Barça 3-2, hicieron recapacitar al capitán madridista, que días después firmó las paces con los barcelonistas Xavi y Puyol en pos del no desestabilizar el buen ambiente que reinaba en la selección. La perspectiva de ganar una nueva Eurocopa –la ganaron- hacia obligatorio una acercamiento de posturas. También era necesario acabar con el macarrismo de los clásicos.

Ahí entendió Mourinho que había sido traicionado por Casillas. Desde entonces, se impuso su política de tierra quemada con respecto al portero, a quien acusó de ser el ‘topo’ que utilizaba la prensa para filtrar todo cuanto acontecía en el vestuario. Un papel de chivato que se encargaron el técnico y sus ayudantes –sobre todo Karanka- de difundir a todos cuanto quisieron escucharles. El momento cumbre del escrache a Casillas llegó con la suplencia del meta en La Rosaleda en beneficio de Adán, aquel que en su primera temporada no valía ni para la Copa. Lo que vino después, ya saben. Más suplencias, la lesión y el fichaje del gran esperado Diego López. Todo, por salirse del redil. Mourinho no perdona.       

José Mourinho va a pecho descubierto. Se acabaron las medias tintas. El adiós está muy cerca y el por ahora técnico del Real Madrid ya no mide –si alguna vez lo hizo- sus ataques a Iker Casillas. El portero y capitán del equipo blanco parece haber sido la bestia negra del portugués, que no duda en escupir su inquina contra quien en su momento, no demasiado lejano, jaleó como “el mejor portero del mundo”. Nada queda de aquello, por lo visto y escuchado esta temporada.

Iker Casillas José Mourinho