Javier Tebas, el próximo jefe del fútbol profesional en España

Javier Tebas no vive del fútbol. No le hace falta. A partir del 29 de abril su vida sí que estará dedicada plenamente a este deporte. Tebas sucederá en el cargo como presidente de la Liga de Fútbol Profesional a José Luis Astiazarán, que finaliza una etapa de ocho años al frente de la LFP con muchas más luces que sombras. La transición, plena de entendimiento, culminará a finales de mes con el traspaso de poderes y con el cambio en alguno de los puestos claves de la Liga. 

La llegada a la presidencia de Tebas ha causado más de una mala noche a algunos de los actuales dirigentes de algunos de los equipos que forman la LFP. Líder del llamado G30, no dio el paso hasta que sabía que Real Madrid y Barcelona apoyaban su proyecto, aunque sabía que otros como Atlético, Valencia o Sevilla era la última persona a la que querían ver en la presidencia de la Liga. Grupo, por cierto, que perfila a Clemente Villaverde como vicepresidente gracias a los diez votos con los que cuentan ya que el Mallorca ya se ha caído del grupo de revolucionarios y el Athletic está a un paso. 

No oculta que dentro del amplio apoyo que va a recibir, tendrá reuniones tensas y posibles pasos por el juzgado ante la toma de decisiones. No le tiembla el pulso. Tebas tiene una ventaja con respecto a la mayoría de esa masa de dirigentes que no es otra que la capacidad de trabajo, cualidad que le ha valido el respaldo de Miguel Cardenal, actual Secretario de Estado para el deporte. Su fuerte carácter y su convicción de no callar ante nada ni nadie le ha valido más de un enfrentamiento con la prensa y con otros compañeros de viaje, especialmente vía Twitter.

El primer objetivo de Tebas, dejará su participación en los concursos de Rayo, Valladolid y Xerez en cuanto se acerque el momento de su nombramiento, es recuperar los valores del fútbol. La frase que más ha salido de la boca del todavía vicepresidente de la LFP es la de terminar con el "todo vale para no descender, para entrar en Europa o para ganar un partido". Quiere y pretende que todos los equipos cumplan con las obligaciones y que ninguno se vea beneficiado por dar la espalda a la ley o por no cumplir lo que dicen los contratos. "El fútbol tiene que recuperar los valores", ha repetido en distintos foros. Pretende que los rumores que acompañan al Xerez-Hércules de este fin de semana desaparezcan del mapa de una manera definitiva y que no haya lugar a comentarios ante la amenaza sancionadora que refleja la ley. 

Su relación con Villar

Uno de los puntos negros a resolver es el de su relación con Ángel María Villar y con cuatro de sus directivos. Convencido y defensor de lo que representa la Federación, ya se han tendido puentes para que se produzca una reunión entre Tebas y Villar. Cardenal y Astiazarán están mediando para que se lleve a cabo ese encuentro que podría desbloquear el nuevo panorama que se presenta al fútbol español. El presidente federativo está dispuesto a olvidar diferencias y agrios enfrentamientos anteriores pero con la condición de que Tebas retire las cuatro demandas que tiene interpuestas contra cuatro de sus directivos. No sería el primer gesto de este tipo de Villar. Ya en su día tuvo uno parecido con Jaime Lissavetzky, enemigo íntimo del presidente. Si todo transcurre dentro del diálogo y ambos presidentes se sientan a hablar, Tebas podría ocupar un puesto en la sala de juntas de la Federación pero nunca de manera inmediata.

Javier Tebas tiene pensado trasladar la sede de la LFP a la Ciudad del Fútbol de las Rozas con el fin de ganar operatividad y para que los dos organismos estén en permanente contacto. No pretende que los árbitros pasen a ser competencia de la LFP pero sí que exista cierto control y conocimiento de la LFP sobre ellos. Otro asunto pendiente de resolver es su relación con la AFE, deteriorada a raíz de la huelga de 2012.