¿Es el Real Madrid el único equivocado en la carrera de Manuel Pellegrini?

La cifra que esta tarde alcanzará el entrenador del Málaga en el partido ante el Betis en La Rosaleda no está al alcance de cualquiera. Manuel Pellegrini cumple 300 partidos dirigiendo en Primera División, iguala a Johan Cruyff y se sitúa en el ‘Top 10’ de técnicos extranjeros con más encuentros en la máxima competición de nuestro fútbol. El chileno, que llegó hace ocho años al Villarreal procedente de River Plate, no ha dejado de entrenar en las nueve temporadas que lleva en España, a excepción de los dos meses que fueron de su destitución en el Real Madrid al fichaje por el Málaga en sustitución de Jesualdo Ferreira. Y eso dice mucho de las cualidades de este ingeniero de 59 años.

En 2004, Pellegrini aterrizaba en Villarreal para dirigir a un conjunto castellonense que comenzaba a asentarse en Primera División. Fernando Roig y José Luis Llaneza apostaban por un técnico desconocido en nuestro país, pero que venía de triunfar en Argentina con San Lorenzo y River, donde conquistó varios títulos. La apuesta parecía arriesgada, pero el tiempo demostró que la elección fue la más adecuada para engrandecer al conjunto castellonense y situarlo entre los más grandes, no sólo de España sino de Europa. La capacidad del chileno para sacarle el máximo rendimiento a sus plantillas quedó demostrada temporada tras temporada. En sus cinco campañas en El Madrigal, Pellegrini clasificó siempre al equipo para competiciones europeas, incluyendo en dos de ellas para la Liga de Campeones, un hito para el club villarrealense.

Si bien en su primera campaña el técnico fue capaz de clasificar al equipo para Champions, la segunda resultó aún mejor. Con Diego Forlán y Juan Román Riquelme como máximos exponentes de aquel equipo, al Villarreal se le escapó entre los dedos toda una final de la máxima competición continental. Todo el mundo recuerda el penalti marrado por Riquelme ante el Arsenal y que privó al Submarino Amarillo de pelearle el cetro europeo al Barça de Rijkaard. Muchos pensaron que ése sería un punto de inflexión en el club y que resultaría muy difícil superar cotas semejantes.

Pero Pellegrini estaba dispuesto a ello. Ganada la ‘batalla’ con Riquelme (el club le dio absoluta potestad para desprenderse de la máxima estrella) y con Diego Forlán ya en el Atlético de Madrid, hablamos de la temporada 2007-2008, el Villarreal logra otro hito en la historia de la entidad, el subcampeonato liguero por detrás del Real Madrid y la clasificación directa para la Champions. La siguiente sería la última campaña de Pellegrini al frente del equipo amarillo, al que dejó en quinta posición y en cuartos de final de la Europa League antes de dar el gran salto, su fichaje por el Real Madrid.

Poca paciencia en la Casa Blanca

Con el aval de Jorge Valdano, no así de Florentino Pérez, el entrenador chileno llegaba al Santiago Bernabéu. Recibía así el premio a cinco temporadas absolutamente brillantes en Villarreal. Sin embargo, Pellegrini se iba a encontrar demasiados obstáculos en la capital de España, desde la falta de confianza de su presidente hasta campañas mediáticas en su contra. El entonces entrenador madridista conquistó un subcampeonato liguero, con 96 puntos, por detrás del Barcelona de Guardiola, pero acabó condenado por una escandalosa eliminación en Copa ante un Segunda B, el Alcorcón, y otra en octavos de Champions frente al Olympique de Lyon. Los que mandaban y mandan en el Madrid no perdonaron al chileno estos dos tropiezos y acabaron mandándolo a la ‘guillotina’ a final de temporada.

Aún así, hay muchos aficionados que opinan que no se le dejó trabajar. Creen que hubo una excesiva presión institucional y mediática para que Pellegrini abandonara el club. Pero aquí surge la duda de qué hubiera pasado si a un entrenador como él, triunfante en todas las plazas menos en ésta, le hubieran ofrecido un proyecto a largo plazo. La duda siempre flotará en el ambiente del Bernabéu, pero el caso es que Manuel Pellegrini tuvo que hacer las maletas.

Tras unos meses de descanso, incluido el verano, el Málaga requirió de sus servicios. La destitución de Jesualdo Ferreira le otorgaba una nueva oportunidad. Conocida es la polémica que suscitó el actual entrenador blanco, José Mourinho, con esas declaraciones en las que aseguraba que “yo nunca entrenaría a un equipo como el Málaga”, palabras de las que el portugués se retractó tiempo después. El caso es que el ‘Ingeniero’ aceptaba un nuevo reto y un proyecto que parecía ilusionante con el jeque Al Thani al frente. Temporada y media después, el Málaga juega Champions por primera vez en su historia y es uno de los equipos más atractivos de nuestro fútbol.

Y así ha llegado Pellegrini a sus 300 partidos en Primera, con la duda de qué hubiera sido de él en un Real Madrid con otro presidente (o al menos uno que hubiera apostado por él) y con la veneración que le profesan en Villarreal y en Málaga. Un señor de los pies a la cabeza, que nunca perdió las formas, ni en los momentos de mayor carga mediática contra su persona, y que imprime a sus equipos unas señas de identidad basadas en el fútbol ofensivo y el buen trato de balón.