Rosell rompe en dos años el idilio del Barça con la Federación

El amor se ha terminado. En el fútbol tampoco existe el para siempre. La idílica relación del Barcelona con la Real Federación Española de Fútbol ha tocado a su fin. La llegada de Sandro Rosell ha terminado con todo. Nada es como antes. Atrás quedan los años de vino y rosas en los que el club azulgrana bajo el mando de Joan Gaspar y Laporta iba de la mano del presidente de la Federación Ángel María Villar. Una alianza que muchos han tildado de beneficiosa para los intereses del Barça, dando lugar a soflamas periodísticas que denunciaban supuestos tratos de favor tanto en los arbitrajes como en los despachos. Siempre con el Real Madrid como gran perjudicado de telón de fondo. Nada demostrado, por más que Alfons Godall, ex directivo con Laporta, admitiera recientemente que ese apoyo a Villar fuera ventajoso para el Barça. 

Claro que es innegable que Villar tenía ‘feeling’ con Gaspar y Laporta. Y viceversa. El presidente federativo no regatea elogios para hablar de Laporta: “Pocos dirigentes futbolísticos he conocido con una capacidad de liderazgo y trabajo como la de Joan". Halagos que Laporta devolvía con gusto: “He aprendido mucho de Ángel, es un ejemplo”.  Y que decir de Joan Gaspar, que compatibiliza su condición de dueño de la cadena hotelera Husa y cónsul honorífico de las Islas Seychelles en España con la vicepresidencia para Asuntos Internacionales e Institucionales de la Federación Española de Fútbol. 

La llegada de Sandro Rosell a la presidencia del conjunto catalán, sin embargo, ha supuesto la eliminación de la consigna que presidia las relaciones institucionales del club desde hace más de una década: conviene apoyar a Villar y tener una buena relación con la Federación, donde se cuecen los comités de árbitros, la competición y la Liga de fútbol. Nada más lejos de la realidad actual del Barça. Rosell, desde hace dos años, ha llevado a cabo su particular política de tierra quemada para terminar con todo lo que recordara a su otrora gran amigo y hoy enemigo irreconciliable Joan Laporta. Y terminar con la armonía con la Federación ha sido una de ellas. La más clara, posiblemente. 

El ‘caso Jordi Alba’, que estos días enfrenta al Barcelona con la Federación por la convocatoria del último fichaje azulgrana para los Juegos Olímpicos, no es más que un nuevo giro de tuerca a una relación que dista mucho de ser la idónea desde que Sandro Rosell se ganara la confianza de los socios en las urnas. De hecho, todo empezó con la negativa del nuevo presidente a acudir en persona a las reuniones de la Federación, algo que era norma de  la casas en los último diez años y que no ha sido bien recibido por parte de Ángel María Villar. Ni siquiera acuden a dichos encuentros miembros importantes de la directiva azulgrana, en un claro desprecio a los asuntos que en ellas se tratan. 

Un claro ejemplo de que algo no marchaba bien entre Villar y Rosell fue la negativa del presidente del Barça a acudir en persona a la reunión convocada por la Federación para solucionar el asunto de las sede de la final de Copa entre el Athletic y los azulgranas. Freixa fue el ‘enviado’ para defender los intereses del club ante Urrutia y Villar. Una actitud que no gustó nada en la casa del fútbol español.

Contra la anmistía

Como tampoco han entendido el empeño del Barcelona y Rosell por rebatir la decisión de Villar de amnistiar a José Mourinho y Tito Vilanova tras renovar su mandato. Las palabras del mandatario azulgrana anunciando que irían hasta las últimas para que esto no sucediera y Mou tuviera su sanción han sorprendido a Villar, que ya actuó del mismo modo en anteriores ocasiones donde el Barcelona fue claramente beneficiado. 

La ausencia de Thiago Alcántara de los Juegos también cuenta en el haber de este desencuentro manifiesto. Su descarte por problemas en la tibia parece ser la respuesta de la Federación a la presión ejercida por el Barcelona para que no forzara al jugador, recuperado recientemente de una lesión en la tibia derecha que se produjo en la final de Copa. El futbolista, claramente contrariado, se siente utilizado en todo este asunto. “Estoy recuperado y espero ayudar a la Selección”, había confesado Thiago estos días con la ilusión de estar en los Juego.

La falta de entendimiento entre Rosell y Villar ha llevado al famoso entorno azulgrana a relacionar los malos arbitrajes sufridos la pasada temporada con los problemas que arrastran ambos presidentes. El ex directivo Godall dio pista sobre ello: “No estar bien con la RFEF nos perjudica a nivel deportivo”. Tanto es así, que ya hay voces en Can Barça que piden a Sandro Rosell que rectifique su política y haga un gesto de acercamiento. La disputa por conseguir que Jordi Alba no vaya a los Juego Olímpicos no parece el mejor camino hacia el entendimiento, desde luego.