Guardiola abre la veda: sus jugadores tienen vía libre para hacer actos públicos

Una de las características del proceder de Pep Guardiola al frente del FC Barcelona es el estricto dominio que impone en algunos aspectos extradeportivos. Y uno de estos son las apariciones en público de sus jugadores, que durante toda esta temporada, como ya ha ocurrido anteriormente, han estado restringidas a las ruedas de prensa oficiales y poco más.

Pero el entrenador culé ha decidido levantar esta veda durante las próximas dos semanas, cuando el conjunto azulgrana sólo tiene los compromisos ligueros de cada fin de semana. El Barça ha enlazado la friolera de 14 partidos (entre Copa, Liga y Champions, y contando el de este domingo) desde que comenzó 2012, periodo en el que Guardiola ha extremado su control sobre la plantilla para evitar cualquier distracción.

Tras el duro choque ante el Valencia de este domingo, el Barcelona afrontará por primera vez en meses siete días consecutivos sin competición, hasta que vuelvan a jugar en el Vicente Calderón para cerrar la jornada de la semana que viene. Por ello, el técnico ha comunicado a sus jugadores que pueden dedicar los próximos días para realizar actos públicos, ya sean compromisos publicitarios o, incluso, alguna entrevista.

El 18 de marzo vuelve la 'locura'

Tras el partido ante el Atlético, la selección española tiene un duelo amistoso el miércoles 29 ante Venezuela, por lo que la siguiente semana también será propicia para este tipo de comparecencias. Después del duelo internacional, el Barça retomará la Liga contra el Sporting en casa el sábado 3 de marzo, cuatro días antes de recibir al Bayer Leverkusen en la vuelta de los octavos de la Liga de Campeones, que dejó encaminada con el 1-3 cosechado en Alemania.

Este periodo más relajado dará paso a al fase final de la temporada. Al acceder a cuartos de la máxima competición continental, el conjunto catalán tendría seguro por delante nueve partidos en cuatro semanas (siete de Liga y dos en Europa), a partir del 18 de marzo.Desde ese momento, lo normal será (atendiendo a las costumbres de Guardiola) que éste vuelva a convertir el vestario culé en un auténtico búnker, prácticamente inaccesible durante el resto del curso.