Cristiano Ronaldo se reinventa como jugador tras pasar por el diván de Zidane

Cristiano Ronaldo ha dado un giro a su vida deportiva. Los silbidos del Bernabéu le han obligado a cambiar, a rectificar, a dar un paso atrás en su fútbol y en su manera de comportarse con sus compañeros. Ajeno a los rumores que ayer aparecieron en la prensa inglesa y que hablaban de su posible regreso al Manchester United a partir del próximo 30 de junio, el portugués ha tenido que poner una nueva versión de ese jugador egoísta que solo levantaba la cabeza para mirar la portería contraria sin buscar amigo alguno en el camino. Y una de las claves de ese cambio han sido las largas charlas mantenidas con Zidane. El francés se ha propuesto lograr que Ronaldo disfrute del fútbol, de sus compañeros y, en especial, sepa entender al siempre complicado público del Bernabéu, el mismo que pitó al galo y que también ha puesto en solfa al portugués.

La censura recibida de parte de su propia afición le hizo recapacitar, pensar y buscar ayudas externas. Por primera vez, el delantero escuchó e hizo caso a los consejos que le llegaban desde la zona noble del Bernabéu. Zidane fue el primero en sentarse con CR7 y hablar de lo que debe hacer para recuperar la estima del público, la del vestuario y poder luchar de igual a igual con Messi en eso que tanto le gusta: los premios, el reconocimiento popular. Zizou le invitó a su particular diván, ese que saca a relucir en escasa ocasiones debido a su reservado carácter. El francés le hizo ver lo necesario que era abandonar esos gestos que tanto irritan a la grada del estadio madridista. Le pidió un giro hacia la humildad. Han sido tres charlas las que ambos han mantenido y por lo que se ve sobre el césped han surtido efecto. Para esto quería tener cerca Mourinho a Zidane.

 

"Si la afición le silba es porque ha hecho algo mal"

Di Stéfano también ha contribuido al cambio. "Si la afición le silba es porque ha hecho algo mal", comentó. Y es que el presidente de honor del Real Madrid fue duro pero su versión se aproximó a la realidad, algo que llamó la atención de CR7. Las palabras coincidieron con la derrota copera ante el Barcelona, el peor momento de Ronaldo como madridista, instante en el que dudaba de todo, en el que se quería volver invisible. Hasta Florentino Pérez le cedió el hombro y le hizo ver la necesidad de cambiar, de admitir la derrota, de entregar trabajo al resto del equipo.

No entiende la derrota. Tal es así que durante esos días no sale de casa. Se encierra. Su restaurante de referencia, Urrechu, le envía la comida a su vivienda de La Finca. No quiere ver ni dejarse ver. Y así algunas tiendas de ropa, que ante la duda le envían a casa todo el muestrario para que él se limite a elegir.

 

Muy bien en el Camp Nou

Mourinho también tuvo su aparte. No era la primera ocasión en la que pasaba por la consulta del entrenador, pero en esta ocasión sí que decidió escuchar al técnico. El entrenador le ofreció protección ante la Prensa, algo en lo que es un maestro, pero le exigió un cambio, más solidaridad en el terreno de juego. Mou le dijo que quería que tenía que ser ejemplo, que tenía que ser el primero en participar en todos los aspectos del juego, tanto cuando toca mirar a la portería contraria como a la propia. Y la respuesta no se ha hecho esperar. Ronaldo trabaja como el que más y lo curioso es que su respuesta en el aspecto ofensivo ha mejorado, dibujando buenas actuaciones en estadios que eran tabú para el portugués como el Camp Nou.

La rivalidad que mantiene con Messi le ha llevado a convivir con la obsesión, en especial en los momentos en los que Messi luce en lo más alto o en el instante en el que el Barcelona acapara título y elogios por igual. Esos instantes de crisis coincidieron con los triunfos de los antes señalados. Ahora, Zidane le ha hecho ver que el cambio es necesario para recuperar el cariño, al estima de todo el mundo, madridista o no. "Primero el equipo, después los éxitos personales", comentó el francés a CR7. Algo que practicó durante toda su carrera deportiva.