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La tormenta de Guardiola: de las críticas y su renovación al gafe de la Supercopa
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GANÓ EL WOLFSBURGO EN LA TANDA DE PENALTIS

La tormenta de Guardiola: de las críticas y su renovación al gafe de la Supercopa

No ha sido la mejor semana de Pep Guardiola. El entrenador del Bayern lleva varios días en la picota, más por asuntos extradeportivos que por fútbol puramente... y ha vuelto a perder la Supercopa

Foto: Pep Guardiola durante la Supercopa (Imago).
Pep Guardiola durante la Supercopa (Imago).

No ha sido la mejor semana de Pep Guardiola. El entrenador del Bayern lleva varios días en la picota, más por asuntos extradeportivos que por fútbol puramente. Mientras su renovación y la criticada españolización del conjunto bávaro ocupaba tiempo y espacio en los medios, el técnico catalán se dedicó a preparar el primer asalto de la temporada. Uno que no tiene el mismo peso que otros trofeos, pero que se ha convertido en su particular talón de Aquiles: la Supercopa de Alemania. El Bayern se adelantó al un Wolsfburgo que empató cuando faltaban dos minutos para escuchar el pitido final. La tanda de penaltis -con el fallo de Xabi Alonso- alargó el gafe de un Guardiola que no consigue ver los claros en su particular tormenta bávara.

El Wolfsburgo se llevó el título al imponerse en la tanda de penaltis (5-4, con el fallo de Xabi Alonso) después de un empate (1-1) en el tiempo reglamentario. El título se le sigue resistiendo a Pep que se ha quedado sin él ya en tres ocasiones aunque en ésta estuvo más cerca que nunca. El Bayern fue el mejor equipo durante un partido de gran intensidad en el que los dos equipos tuvieron muchas ocasiones de gol y apretaron el acelerador desde el comienzo. El Wolfsburgo empezó a sacudirse el dominio inicial del conjunto bávaro y la mejor ocasión del primer tiempo llegó cuando De Bruyne remató desviado a puerta vacía desde el borde del área tras deshacerse de Neuer. El gol del Bayern llegó a comienzos del segundo tiempo por medio de Robben. El Wolsburgo intentó reaccionar con llegadas y ocasiones hasta que Niklas Bendter firmó el empate batiendo a Neuer con un remate dentro del área pequeña.

A pesar de disputarse el primer trofeo de la temporada, esta semana, en Múnich, se ha hablado más de temas que nada tienen que ver con lo que sucede dentro del terreno de juego. Y en todos ellos, Guardiola ha estado en el centro de la diana. Su renovación es uno de los puntos más debatidos en Baviera: el contrato que firmó con el actual campeón de la Bundesliga entra en su recta final ya que la temporada 2015/2016 sería la última en la que se sentaría en el banquillo del Allianz Arena si no se amplía el vínculo. Ha sido el propio entrenador el que ha salido al paso de los rumores: “No he recibido ofertas de ningún otro club del mundo”. El problema es que no ha terminado de despejar las dudas: “Todavía no lo he decidido. Esta es la última vez que hablaré de este asunto”.

Lo cierto es que estas declaraciones llegaron después de que Bein Sports asegurase que los planes de Pep pasan por cumplir su contrato con el Bayern para después dirigir al Manchester City. Mientras el exentrenador del Barcelona intentaba tirar balones fuera, The Sun aportaba más datos al escenario dibujado por la cadena de pago: según el periódico inglés, Guardiola habría estado negociando con Ferran Soriano -director general del club 'citizen'- un contrato por el que se vincularía al equipo inglés durante cinco temporadas a cambio de un sueldo de 27 millones de euros al año. El técnico del Bayern aseguró que ya habrá “tiempo para hablar de la renovación” mientras aseguraba que no quería ser un problema para el club y recordaba que ha dado “lo mejor y seguiré dando lo mejor. Estoy agradecido de poder estar con este equipo”.

La falta de claridad de Guardiola contrastaba con el optimismo de Rummenigge que cree en las posibilidades de una renovación y para ello recordó que el entrenador catalán ya rechazó suculentas ofertas procedentes de la Premier para sentarse en el banquillo del Allianz Arena. A pesar de ello, no hay que pasar por alto que el presidente del Consejo Directivo del Bayern comentó que “si al final decidiera no renovar tampoco se acabaría el mundo para nosotros. No se me ocurre ningún motivo por el cual Pep tuviera que dejar el club”. Lo cierto es que el único entrenador que ha permanecido más de tres temporadas al frente del conjunto muniqués ha sido Ottmar Hitzfeld (1998-2004), el mismo que criticó la españolización del equipo. El segundo foco de interés estos días en Baviera.

El exentrenador lanzó una señal de alerta porque, en su opinión expresada en la revista Kicker, existe un riesgo real de que el español se convierta en el principal idioma de trabajo del Bayern: “El Bayern tiene que tener cuidado en no fichar demasiados jugadores extranjeros. Esa tendencia se observa ahora mientras que en el pasado una de las señas de identidad del Bayern era procurar tener siempre los mejores jugadores alemanes”. Es más, Hitzfeld pidió, desde el citado medio, que los responsables del vestuario luchen para que el alemán sea la primera lengua: “Los bávaros tienen que tener cuidado de que el alemán siga siendo el idioma principal y que no empiece a hablarse sólo en español”. Con Guardiola llegaron Thiago, Bernat, Xabi Alonso y ahora Vidal, pero Pep aseguró que “el Bayern es y seguirá haciendo los próximos cien años un equipo alemán, no se asusten”. Y recordó que seguirá haciendo todas las charlas técnicas en alemán sin olvidar que los españoles y el chileno tienen clases de alemán.

No ha sido la mejor semana de Pep Guardiola. El entrenador del Bayern lleva varios días en la picota, más por asuntos extradeportivos que por fútbol puramente. Mientras su renovación y la criticada españolización del conjunto bávaro ocupaba tiempo y espacio en los medios, el técnico catalán se dedicó a preparar el primer asalto de la temporada. Uno que no tiene el mismo peso que otros trofeos, pero que se ha convertido en su particular talón de Aquiles: la Supercopa de Alemania. El Bayern se adelantó al un Wolsfburgo que empató cuando faltaban dos minutos para escuchar el pitido final. La tanda de penaltis -con el fallo de Xabi Alonso- alargó el gafe de un Guardiola que no consigue ver los claros en su particular tormenta bávara.

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