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La dura realidad de Keylor Navas: criticado en Costa Rica, subestimado en el Madrid
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no ha empezado la temporada al mejor nivel

La dura realidad de Keylor Navas: criticado en Costa Rica, subestimado en el Madrid

Al buen guardameta le persiguen las sombras: en su Costa Rica natal le sobrevuelan las críticas y en el Real Madrid le subestiman

Foto: Keylor Navas, durante un partido con el Real Madrid (EFE)
Keylor Navas, durante un partido con el Real Madrid (EFE)

Keylor Navas (29) casi toda su vida entró en los sitios por la puerta de atrás. Tras ser campeón de todo en su país, Costa Rica, llegó a España fichado por el Albacete. Un año después lo fichó el Levante por menos de un millón de euros. Dos años después, el Real Madrid le echó el ojo al portero que más paradas realizó en la LaLiga Santander (160). Pagó por él 10 millones, calderilla para un dinosaurio del fútbol acostumbrado a cifras estratosféricas. Elegido mejor portero del Mundial de Brasil 2014 (encajó dos goles en cinco partidos), a Keylor Navas le persiguen las sombras: En Costa Rica le sobrevuelan las críticas y en el Real Madrid no le 'tocan' el sueldo.

“Keylor es un portero fantástico”, exclamó su entrenador, Joaquín Caparrós, la noche que su equipo, el Levante, venció al Sevilla en el casi inexpugnable Nervión y tras parar el gato costarricense un penalti a Rakitic. A la temporada siguiente, el Real Madrid, a instancias de Carlo Ancelotti, que doblegó las reticencias de la zona noble madridista, le echó el ojo y Keylor Navas puso sus guantes en dirección a Chamartín.

El felino de Costa Rica cumplía el sueño de su vida: “He fichado por el club más grande del mundo”, declaraba feliz el día de su presentación y ante la sonrisa protocolaria de Florentino Pérez, tan acostumbrado a los grandes fastos. El Real Madrid, pese a todo, hizo caso a Ancelotti, un crack de la diplomacia, que diseñó el plan perfecto en su afán de pacificar el caliente vestuario madridista. Keylor no haría ruido como suplente de Casillas y todos saldrían contentos.

El cancerbero tico, un fichaje barato, tiene un sueldo ajustado y de los más bajos del plantel, a una distancia sideral de la BBC (Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo). El contrato que le liga al club blanco finaliza en junio de 2020.

La palabra del padre

Tampoco molestó al de Costa Rica cuando casi sin quererlo fue parte del sainete que protagonizaron los burócratas del Real Madrid en el fallido fichaje de David de Gea, y eso que Keylor y su agente ya tenían los pasajes sacados con destino a Manchester. Al meta casi lo sacaron del avión con todo arreglado para jugar en Old Trafford. Realista y con la amarga experiencia del verano de 2015, nunca deshizo las maletas. Sabe que el fútbol desde la zona más alta es flor de un día, y su bajo perfil no cuadra demasiado con la mercadotecnia tan en boga del club de Concha Espina.

Keylor Navas, pese al cariño del vestuario, nunca ha sentido el calor deseado en el club. Pero jamás dijo una palabra más alta. Su padre, Freddy, sí, aunque desvió el tiro contra la prensa española, acusándola con dureza de “no querer a un portero centroamericano en el Real Madrid y prefieren a un español. Saben que (Keylor) es el mejor, pero por orgullo no lo aceptan”.

Los números de Navas el pasado año son incuestionables: 121 paradas en 45 partidos. Keylor dejó de jugar por culpa de una molesta lesión de tendón de Aquiles, de la que fue operado durante el último verano.

La sombra de Kiko

Precisamente esa lesión y su afán obsesivo por ser mejor portero, Keylor quiso cerrar para siempre esa pesadilla y se operó de tendinopatía aquílea crónica, que durante tres años lo aguijoneó de dolor. Por ello renunció a jugar la Copa América Centenario con Costa Rica y recibió un aluvión de críticas desde su país. El futbolista respondió con ironía: “Se me acabaron las vacaciones que me inventé para estar con mi familia. La lengua no tiene hueso y la gente puede hablar lo que quiera. Solo los que están a la par de uno saben lo que pasé en estos tres años de dolor. Yo sé cómo es mi país. Hay días que somos los más buenos y otros los más malos. Siempre creí en mí y siempre traté de luchar”.

Ya en óptimas condiciones físicas, con minutos acumulados, el cancerbero se muestra dispuesto a pelear su sitio en el equipo madridista a sabiendas de lo difícil que se lo ha puesto Kiko Casilla. Su estado ideal no es del todo redondo, como se demostró en los goles encajados ante Jamaica y, sobre todo, ante el Dortmund. “Soy humano, no soy un robot. Me pueden hacer goles también; mi idea, y para ello trabajo, es que no me los hagan nunca, pero me los pueden hacer”.

Keylor, cuyo precio de mercado está por encima de los 20 millones, sabe que le queda cuerda y agilidad para no perder la sonrisa. Es un grande que siempre entra por la puerta chica.

Keylor Navas (29) casi toda su vida entró en los sitios por la puerta de atrás. Tras ser campeón de todo en su país, Costa Rica, llegó a España fichado por el Albacete. Un año después lo fichó el Levante por menos de un millón de euros. Dos años después, el Real Madrid le echó el ojo al portero que más paradas realizó en la LaLiga Santander (160). Pagó por él 10 millones, calderilla para un dinosaurio del fútbol acostumbrado a cifras estratosféricas. Elegido mejor portero del Mundial de Brasil 2014 (encajó dos goles en cinco partidos), a Keylor Navas le persiguen las sombras: En Costa Rica le sobrevuelan las críticas y en el Real Madrid no le 'tocan' el sueldo.

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