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El presidente del Barcelona tiene al enemigo en casa y Freixa no es el único
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Bartomeu, una semana después de ganar el clásico

El presidente del Barcelona tiene al enemigo en casa y Freixa no es el único

Hace una semana el Barça ganó el Clásico y se distanció en cuatro puntos del Real Madrid, pero ello no ha significado ninguna tregua para Josep María Bartomeu, a quien se le acumulan los problemas

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Hace una semana que el FC Barcelona ganó al Real Madrid en el Camp Nou y se afianzó en el liderato de la Liga con cuatro puntos de diferencia. Una semana, sí. Y en estos siete días, no ha habido ni uno solo de tregua. En la constante montaña rusa en la que vive la entidad, las bajadas son cada vez más vertiginosas y la sensación de mareo más persistente.

Josep María Bartomeu ha visto cómo el fiscal de la Audiencia Nacional solicita dos años y tres meses de cárcel para él, cómo desde dentro de su propia Junta directiva expresan públicamente las dudas sobre la conveniencia de que se presente a las próximas elecciones (lo hizo Toni Freixa y es solo el principio), cómo se filtraba a la Cadena Ser su declaración ante el juez Ruz y se le linchaba por decir que ficharon a Neymar un año antes de que acabara su contrato en el Santos porque el difunto Tito Vilanova lo pidió y cómo el entrenador que él puso en el filial, Jordi Vinyals, tras destituir a Eusebio, alertó en rueda de Prensa que los valores de la Masía se están perdiendo. Todo, en una semana.

Bartomeu resiste ante los diferentes golpes con su perenne sonrisa que ya en ocasiones chirría, porque no se interpreta como una prueba de bonhomía, sino de disimule. No parece una reacción lógica no torcer ni siquiera el gesto ante la somanta de palos que le están cayendo, empeñado únicamente en seguir adelante, quejarse del trato de la justicia, del de los medios, hacer oídos sordos al ruido de su Junta y responder con la nadería de “apoyamos a nuestro entrenador” cuando el técnico que has elegido levanta la voz para decir que los jugadores del B son unos malcriados. Porque si lo son y se comportan como tales (ahí está la reacción de Halilovic como prueba) es porque desde el club lo han permitido. Echar a Eusebio fue el mensaje que se dio desde la Junta a los futbolistas y su sustituto ha diagnosticado la enfermedad: “Se ha permitido que los jugadores piensen que están por encima del club”.

Bartomeu, mientras, asiste a la tormenta con la agenda completita de actos, como si no nos diéramos cuenta de que en verano hay unas elecciones y, vaya, todo es una casualidad. El directivo Toni Freixa, qué coincidencia también, dejó caer en Rac1 después de más de un año callado: “Los socios del Barça, cuando un candidato está acusado y amenazado de ir a un juicio y de poder ingresar en prisión elegirán si este puede asumir la presidencia con el riesgo que eso implica”. El presidente del Barcelona tiene al enemigo en casa y Freixa no es el único. El vicepresidente Jordi Cardoner también apunta al sillón. Y lo sabe.

El PSG será el rival en cuartos de la Champions League. El Athletic de Bilbao, el de la final de la Copa del Rey. Hace una semana el Barça ganó al Real Madrid y es líder de la Liga con cuatro puntos de diferencia. Así se puede explicar que, pese al estruendo del chaparrón, Bartomeu siga haciendo como el que oye lloviznar.

Hace una semana que el FC Barcelona ganó al Real Madrid en el Camp Nou y se afianzó en el liderato de la Liga con cuatro puntos de diferencia. Una semana, sí. Y en estos siete días, no ha habido ni uno solo de tregua. En la constante montaña rusa en la que vive la entidad, las bajadas son cada vez más vertiginosas y la sensación de mareo más persistente.

Josep Maria Bartomeu
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