Valdés saca otra vez la mano y recuerda al Barça que su adiós será un problema

La autoría del pase a semifinales, con el permiso de Pedro, será asignada y con razón a Leo Messi y su mesiánica aparición. Lesionado y todo el argentino se levantó del banquillo y anduvo hasta que encontró el gol que, a la postre, clasificaría al Barça ante un PSG que tuvo en el gol de Pastore la esperanza de regresar a unas semifinales 18 años después. "Messi lo cambia todo", admitió rendido David Villa. Pedro tampoco quiso llamar la atención para él: "Ha sido Leo el que ha dado el vuelco al partido". Todos se rinden al genio de Leo. Y con razón. La apuesta a la desesperada de Vilanova de hacer jugar a Messi le salió cara al entrenador, sin duda, ya que el futbolista no se resintió de la lesión y ayudó a lograr el pase. Todo perfecto. Eso sí, su presencia en el partido de Liga ante el Zaragoza en La Romareda está casi descartada.

La eliminatoria, sin embargo, no cayó del lado azulgrana por obra y gracia de Messi. Mucho antes de que él entrara al campo, Víctor Valdés ya se había hecho cargo. El portero, como sucedió en el Parque de los Príncipes, mantuvo a raya al Paris Saint Germain con una nueva actuación que le acerca mucho a ser el mejor portero del mundo. Pocos a traviesan actualmente su estado de forma. Lo demostró con España en el decisivo triunfo ante Francia y lo ha corroborado con el Barcelona siendo pieza clave en la consecución del pase a semifinales.

Lavezzi, Moura y el propio Ibrahimovic pueden dar fe de los reflejos y destreza del portero del Barcelona en la noche de ayer. En especial el argentino, que vio para su desesperación cómo el portero catalán le sacaba dos mano a mano que con otro hubiese sido gol. Lucas Moura también soñará con Víctor. Dio igual cuánto afinara sus disparos, siempre encontraban la manopla de Valdés. Sólo Pastore fue capaz de batir al portero del Barcelona, que nada pudo hacer para frenar el gol parisino. Nadie es infalible.

El alto nivel que, una vez más, está exhibiendo Víctor Valdés es tan bueno para el Barcelona como duro para el Zubizarreta. La decisión del portero de no renovar cuando al año que viene expire su contrato es uno de los grandes quebraderos de cabeza del club. Sandro Rosell no ha querido dar por cerrado el asunto e intentará convencer al futbolistas de que continúe en su casa, que cuelgue los guantes vestido de azulgrana. Sin embargo, la realidad es otra. Valdés quiere probar en otras ligas (“Me encanta la Premier”, ha confesado) y no parece que haya marcha atrás. El problema, por lo tanto, se antoja gordo. En el mercado no hay en venta jugadores de su nivel. El agujero que dejará su ausencia será complicado de tapar. Veremos.