Los demonios de Ibrahimovic

Su volcánico carácter le llevó a chocar frontalmente con Pep Guardiola, al que bautizó como El Filósofo dados los problemas de comunicación que existían entre ellos. «Para mí es mejor que me digas que no soy lo suficientemente bueno, ya que entonces podremos buscar una solución. Pero en el Barcelona jamás escuche algo así y fue muy difícil porque trataba de conseguir respuestas», relata Zlatan Ibrahimovic en su autobiografía Io Ibra después de abandonar el Barcelona para poner rumbo a Milan.

“Ibrahimovic no tiene un carácter difícil, es su personalidad. Es como yo. Por su forma de ser cae bien a unos y a otros no. En el campo tenemos que luchar y pelear y no vamos a cambiar sólo por dar el gusto a algunas personas", asegura Dani Alves del que fuera su compañero.

El pasado verano Ibra volvió a hacer las maletas para recalar en París y convertirse en el segundo jugador mejor pagado del mundo, por detrás de Samuel Eto’o en las filas del Anzhi ruso. El PSG le paga anualmente 14 millones de euros y él responde con lo que mejor sabe hacer: marcar goles. Suma 25 tantos en 27 partidos (una media de 0,93 goles por partido) con el Paris Saint Germain que le han convertido en el pichichi de la Liga francesa, a los que hay que añadir siete asistencias de gol. Mientras, en la Liga de Campeones su cuenta anotadora se reduce a dos goles aunque ha aportado cinco asistencias de gol.

A punto ha estado de perderse el enfrentamiento de mañana contra el Barcelona, en la Champions, porque fue amonestado con dos partidos de sanción pero la UEFA le redujo el castigo a uno tras ser expulsado frente al Valencia, en los octavos de final. Un PSG sin Ibrahimovic es como un Barcelona sin Messi.

El delantero sueco tiene la oportunidad de expiar sus fantasmas y adormecer sus demonios si logra una victoria frente al Barcelona, al que no ha conseguido derrotar desde su salida del club azulgrana. Durante su periplo en el Milan, hasta en cuatro ocasiones se enfrentó al Barça. En la liguilla de la Champions, Ibra no pudo jugar por una lesión y el Milan empató (2-2) en el Camp Nou, el 13 de septiembre de 2011. En el partido de vuelta sí jugó y hasta marcó un gol, pero su equipo cayó derrotado (2-3). Esa misma temporada, el Barcelona y el Milan volvieron a verse las caras en los cuartos de final de la Liga de Campeones y el delantero sueco jugó los dos encuentros. La ida se saldó con un 0-0, mientras que en la vuelta el Barça se impuso (3-1) y eliminó al conjunto italiano.